El gran wyoming

“Somos un país con excesivo respeto al señorito”

El Gran Wyoming, en la presentación de 'No estamos locos'.

Silvia Hernando

Justo cuando se cumplían –ayer– seis años de la muerte del actor y director anarquista Fernando Fernán Gómez, el Ayuntamiento de Madrid, del PP, retiraba el letrero del teatro dedicado a su memoria, que en adelante añadirá la coletilla de Centro Cultural de la Villa. El gesto por sí solo no es necesariamente catastrófico, pero da la medida de la mala baba con la que se actúa desde las instituciones del poder, más aún si se tiene en cuenta el proyecto privatizador que el consistorio parece tener reservado para el centro.

Esa es la impresión, la de provocación, que actuaciones como esta le causan a El Gran Wyoming, que ha volcado su enojo por otro medio que el de su habitual canal, el programa de La Sexta El intermedio (por el que acaba de recibir el Premio Ondas), y más recientemente su columna es este diario, Nacido en los 50. El medio elegido ha sido un libro, No estamos locos (Planeta), que se plantea como objetivo “hacer un repaso irónico de dónde venimos desde el principio, desde la creación de la Tierra, aunque según se va aproximando a la actualidad va siendo poseído por la indignación”.

“Quería contar una realidad que yo he visto, que he vivido”, adelanta a infoLibre el presentador, que puso de largo el libro ante los medios el pasado martes en plena Plaza del Dos de Mayo, en Madrid. La actual situación de hundimiento generalizado y de pérdida de libertades, Wyoming la percibe como “muy diferente en todos los aspectos” a la dictadura en la que él vivió durante más de dos décadas. “Pero hay demasiados gestos que la recuerdan: hoy (por el jueves) estoy especialmente dolido porque coincidiendo con el aniversario de la muerte de Fernán Gómez, el Ayuntamiento de Madrid, en otra muestra de mal gusto, ha retirado las letras del teatro. Estos son los gestos que nos hacen recordar tiempos pasados, que vienen de personas que se resisten a cambiar los nombres de calles dedicadas a genocidas. Y hay muchos gestos, como la restricción del derecho a la manifestación, a la huelga, la ley del aborto… Están recortando derechos en el sentido de la libertad”.

Dado que “nadie cuenta” las verdades de la historia reciente de España, como “testigo” que él ha sido, quiere aportar su grano de arena. “No se enseña la Guerra Civil, ni la Transición, ni la dictadura. La razón por la que escribo este libro es porque esto son cosas que dice la gente en la calle, en los bares, pero cuando las dice una persona que es famosa cobran otro sentido”, señala Wyoming, que recuerda cómo, durante la Transición, él fue apaleado por el simple hecho de llevar el pelo largo. “Aquella etapa se consideró modélica porque el ejército no salió a la calle, pero en realidad había asesinatos de ciudadanos, como los obreros de Vitoria, o censura. Yo entonces era hippy, y te daban palos por pasar el rato, por chulería”.

El Ayuntamiento retira el rótulo del Teatro Fernán Gómez en el aniversario de la muerte del artista

El Ayuntamiento retira el rótulo del Teatro Fernán Gómez en el aniversario de la muerte del artista

Hijo de una familia que luchó en el bando nacional, Wyoming no ha seguido en la misma estela ideológica que sus mayores, cosa que sí han hecho personalidades con cargos de poder en la actualidad. “El padre de Margarita Mariscal de Gante, que fue ministra de Justicia con Aznar, fue miembro del Tribunal de Orden Público (que durante la última etapa del franquismo juzgaba los delitos políticos), y ella habla de las mismas cosas. O (Eduardo) Torres-Dulce, fiscal general de Estado, cuyo padre fue presidente de la misma institución. O Alberto Ruiz-Gallardón, del que su padre dijo que era más de derechas que él”, enumera el presentador, que remacha que “el problema no es de quién eres hijo, sino la connivencia con los padres”.

El resultado de esa falta de espíritu crítico y solidario es una polarización del pensamiento que, cree Wyoming, viene de muy atrás. “Las dos Españas de Machado siempre han existido. Yo no estoy en la España de Rajoy, ni de Ana Botella, ni de Rouco Varela. Ellos viven en el espíritu de aquella guerra, y no ven la diferencia entre República y dictadura. Ellos dicen que por qué no pueden exhibir banderas franquistas cuando se exhiben otras de la República, pero es que la República representa una democracia. Si no ven esa diferencia, es porque estamos en dos Españas distintas”.

Si existe o no una alternativa a los actuales gobernantes no es la cuestión que debería inquietarnos. “El problema es quién lo va a arreglar, y quien lo tiene que arreglar eres tú, poniendo en su sitio a cada uno a su vez”. Una manera de empezar sería echarse a la calle, “pero lo que pasa es que dos millones convocan por Internet y hay 300 en la protesta. El día en que salgan dos millones de personas y se colapse la ciudad, entonces estará resuelto todo”. Entretanto, ni obediencia ciega ni sumisión. “Somos un país con excesivo respeto al señorito: cuando alguien ve a un rico se humilla, y además muchas veces se confunde al alto cargo con el señorito”. 

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