Propiedad intelectual

No hay nada más lindo que la familia unida por los derechos de autor

No hay nada más lindo que la familia unida por los derechos de autor

Eva Orúe

Sí, el título es un poco largo. Y probablemente inadecuado, porque de lo que vamos a hablar es de familias desunidas. O no. Me explico. (O tampoco).

Están locos estos Uderzo

Esta semana supimos que Albert Uderzo, uno de los dos creadores de Astérix (el otro era René Goscinny), ha denunciado a su hija Sylvie y al marido de ésta, Bernard de Choisy, por “violencia psicológica”. "A mis casi 87 años no podía imaginarme que un día estaría en esta situación. Es muy doloroso —ha declarado a la televisión BFMTV—. Espero que se centre, porque es ella la que ha perdido la cabeza".

Imaginar no podría, pero tampoco puede decirse sorprendido, la batalla viene de lejos. En 2011 fue Sylvie quien presentó una denuncia para defender a sus progenitores: "Mis padres han sido víctimas de estafas que han saqueado y roto una familia", declaró a Le Parisien. Y ya entonces las desavenencias tenían pedigrí, todo había empezado en 2007, cuando hija y marido fueron despedidos de la editorial que publicaba los cómics de Astérix.

Viudas e hijastros

Un conflicto en vida no es raro, pero tampoco es lo más habitual: normalmente se desatan cuando el creador fallece. Y, siendo ellos mayoritariamente varones, casi siempre hay implicada una viuda… sobre todo, cuando ellas son 40 años más jóvenes.

En el ámbito español hay dos casos paradigmáticos de desavenencias de este tipo: los de Marina Castaño y María Asunción Mateo, viudas de Cela y Alberti respectivamente, y madrastras de Camilo José Cela Conde y Aitana Alberti, frutos ambos de los primeros matrimonios (con Rosario Conde y María Teresa León, por decirlo todo de una vez).

Marina, a la sazón madre de una niña, conoció a Camilo en 1985. Ella tenía 27 años y él casi 70. “Yo le enseñé a decir te quiero. No lo había dicho nunca. No se había enamorado nunca”, llegó a declarar. Tres años después, Camilo José seniorsenior abandonó Mallorca y a Rosario Conde, con la que, según Castaño, mantenía una relación meramente "administrativa". Vivieron juntos 12 años.

También se alejó de su hijo, Camilo José junior, quien llegado el momento reclamó dos terceras partes de la herencia. En 2011, un juzgado le dio la razón y cuantificó sus “derechos legitimarios” en 5,2 millones de euros.

Rafael y María Asunción (que tenía dos hijos de una unión anterior) se descubrieron en 1982 “en un homenaje a Machado. ¡No podía ser un encuentro más literario! —recordó ella, ya viuda—. Yo no tenía 40 y él ya había cumplido los 80”. Se desposaron ocho años después.

A la muerte del poeta, en 1999, ella asumió la dirección de la Fundación Rafael Alberti, cargo que, según Aitana Alberti León, le había sido ofrecido, precisamente en 1990, por la Diputación de Cádiz con el beneplácito de su padre.

No fue ése el único objeto de deseo. Las dos mujeres se enfrentaron por el testamento, que favorecía claramente a la viuda y que la hija tildó de “expolio”. El legado de la discordia rondaba, según algunas estimaciones, los 3.000 millones de pesetas (unos 18 millones de euros). A día de hoy, Aitana sigue sin recibir nada.

Curiosamente, en 2003 una exposición repasó la relación entre ambos autores, y sus polémicas herederas aprovecharon para desear un "hermanamiento" de sus fundaciones.

Casi viudas y padres (y hermanos)

Hay una enlutada que no lo tuvo tan fácil. Eva Gabrielsson amaba a Stieg Larsson, pero el autor de la saga Millenium y su pareja no habían firmado un papel que los vinculara legalmente, por lo que á su muerte, en 2004, la obra pasó a manos del padre y el hermano, con los que el escritor no mantenía contacto desde hace años.

Para tratar de enmendar el despojo de que fue objeto, ella inició acciones legales y unos seguidores pusieron en marcha un blog, supporteva.com, cuyo objetivo era reparar el daño ocasionado. “Si estás molesto –se nos proponía— dona 2,50 € por libro o película que hayas disfrutado.” La campaña empezó el 22 de abril de 2009 y se cerró el 10 de enero de 2011, tras recaudar 150.000 coronas noruegas (unos 17.800 euros) gracias a donaciones procedentes del mundo entero.

Hermanos y primos

Caso peculiar es también el creado a la muerte del uruguayo Mario Benedetti, cuyo testamento concedía a su hermano Raúl una renta vitalicia, pero consagraba como “única y universal heredera” a la Fundación Mario Benedetti y legaba un monto de dinero a su primo, Óscar Domínguez Benedetti. “Para mí, esto se lo hicieron firmar”, aseguró Raúl, decepcionado.

Segundos maridos de segundas esposas

Ni que decir tiene que todas las literaturas tienen sus peleas familiares, y que la geometría de estas relaciones es muy variable. Pero quiero terminar este recorrido, necesariamente fragmentario, volviendo al ámbito francófono y comiquero en el que lo empezamos.

Hace no mucho supimos que la editorial Casterman y la sociedad Moulinsart, gestores de los derechos sobre la obra de Hergé, publicarán en 2052 nuevas aventuras de Tintín para evitar que el personaje pase a ser de dominio público al cumplirse los 70 años de la muerte de Georges Rémi, en 1983.

Fue su viuda, Fanny Vlamynck, que había trabajado de coloreadora con él desde 1956 y con la que se casó en 1977, quien heredó todos los derechos de autor. En 1993, Fanny matrimonió de nuevo, esta vez con el británico Nick Rodwell, tintinólogo de postín: en 1980 había abierto la primera boutique Tintín en Londres, y gracias a esas nupcias (y al desinterés de Fanny, más interesada por la filosofía budista) obtuvo plenos poderes sobre la fabulosa herencia. Y relegando así a Alain Baran, quien fuera bailarín en la compañía de Maurice Béjart antes de entrar a trabajar como secretario de Hergé quien (afirman algunos) le quería como a un hijo.

El enredo fue de tales proporciones que mereció un libro, Tintin et les héritiers: Chronique de l'après-Hergé (2000), de Hugues Dayez, y fue definido por algún crítico como “un Dallas belga”.

Probablemente lo es. Porque, en definitiva, estas sagas literarias han acabado siendo todas complejos thrillers económicos donde el lugar del petróleo lo ocupan las letras y los dibujos. Sólo que el papel de JR no siempre lo desempeña el que parece.

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