Cultura

La enésima (y múltiple) resurrección de Frankenstein

Ilustración de Elena Odriozola para 'Frankenstein o el moderno Prometeo'.

Los sueños pueden dar lugar a las más elevadas creaciones, pero también las pesadillas. Buena cuenta de ello podría dar Mary Shelley, autora a los 19 años de uno de los grandes mitos de la modernidad, el hombre-monstruo Frankenstein. Una visita en 1816 junto a su marido, Percy Bysshe,  desembocó en una propuesta de juego por parte del poeta inglés: inventar cada uno una historia de terror.

Imaginado el personaje, una mala noche contribuyó a completar la idea de Shelley, la de un ser creado por la ciencia -concretada en el personaje de Víctor Frankenstein, de quien el anónimo engendro toma el apelativo- que, cual Prometeo (de ahí el subtítulo de la obra, Frankenstein o el moderno Prometeo), es capaz de robar el fuego de los dioses, la esencia de la vida.

Admirada y posiblemente alarmada por los avances científicos que en aquella época comenzaban a revolver el conocimiento que hasta entonces se tenía del mundo, Shelley abrió con su libro una profunda reflexión sobre las consecuencias y las ramificaciones del desarrollo científico. Aquel debate sigue vivamente vigente hoy, en estos tiempos en los que en su día fantasiosas ideas como la clonación parecen ya recuerdos de un pasado superado (al menos en lo que respecta a la vida animal).

La cuestión, que desde entonces ha supuesto uno de los pilares de la literatura de ciencia ficción, magistralmente encarnada en obras posteriores como la pieza cumbre de Aldous Huxley, Un mundo feliz, no es sin embargo la única lectura que puede extraerse del texto. En una época donde el embarazo suponía un trance de alto riesgo tanto para la vida de la madre como para la del futuro bebé, esta coyuntura se sumaba al miedo de engendrar una criatura dotada de libre albedrío, capaz de hacer el bien o el mal. Habiendo sufrido un aborto natural ella misma, muchos piensan que Shelley imaginó a su hijo literario desde esa perspectiva. 

Dos libros ilustrados

Esa interpretación de Frankenstein como alegoría del embarazo es la que ha prevalecido en las ilustraciones de la edición del libro de Shelley que recientemente ha publicado la editorial Nórdica. Realizados por Elena Odriozola, los dibujos, concebidos a modo de teatro de papel, plantean una narración visual paralela a la literaria. En ellase abunda en la idea de una mujer encinta cuyo hijo nacerá con la posibilidad de elegir entre el cuidado o la destrucción, incluso la de aquellos que le dieron la vida.

La editorial Sexto Piso, por su parte, ha editado la obra con las ilustraciones realizadas en 1934 por Lynd Ward, a las que se suma un prólogo de Joyce Carol Oates. Mientras que los delicados dibujos en blanco y negro enfatizan el carácter gótico, misterioso y romántico de la obra, el texto de la novelista y cuentista estadounidense abunda en la transformación del personaje de Frankenstein en material de base del imaginario colectivo contemporáneo, es decir, en su elevación a la categoría de mito. 

"La doble importancia de Frankenstein, como mito cultural y como obra de ficción en prosa –como metáfora eterna y como novela de 1818–, la convierte en una historia difícil de leer sin más", dice Oates, para más adelante añadir: "Al fin y al cabo, ¿cuántos personajes de ficción han dado el gran salto desde la literatura hasta la mitología? ¿Cuántas creaciones de puro lenguaje han evolucionado desde el ritmo de la voz idiosincrásica de su autor hasta lo que se podría llamar una conciencia cultural colectiva? Don Quijote, Drácula, Sherlock Holmes, Alicia (en el país de las Maravillas), algunos personajes de los cuentos de Hans Christian Andersen… y, por supuesto, el monstruo de Frankenstein".  

Cine y televisión

El listado de películas que han abordado las vicisitudes del hombre-monstruo se cuentan por decenas. Desde la primera versión cinematográfica, firmada por J. Searley Dawley en 1910 (y que produjo el mismísimo Thomas Edison), Frankenstein ha dado para crear dramas, comedias, cortos y largometrajes, homenajes, versiones, parodias, secuelas, series...

Véanse, por tomar unos ejemplos, títulos como Frankenstein y La novia de Frankenstein, La novia de Frankenstein de 1931 y 1935, ambas de James Whale; El cerebro de Frankenstein El cerebro de Frankenstein(1967, Terence Fisher, que creó en total siete películas en torno al personaje); El jovencito Frankenstein, realizada en 1975 por el cómico Mel Brooks; Buenas noches, señor monstruo, de 1982, con la que Antonio Mercero puso frente a frente al grupo infantil Regaliz con Frankenstein, Drácula y el Hombre Lobo; o La familia Addams, serie que tiene como mayordomo a un tipo inspirado en Frankenstein.

Una escena de 'El jovencito Frankenstein', con el personaje de Igor. 

Próximamente, se van a añadir tres nuevos títulos a la larga lista de deudores de la imaginación de Shelley, dos películas y una serie. Siguiendo la estela de ficciones como American Horror Story, que amalgama en sus historias los más variados personajes y leyendas de terror de la literatura y la cultura popular, la apuesta televisiva, de título Penny Dreadful, se estrenará el próximo mayo en el canal estadounidense Showtime. El proyecto, que ha recurrido al español Juan Antonio Bayona para dirigir los dos primeros capítulos, reunirá a Frankenstein -a quien da vida el actor Harry Treadaway- con otras celebridades del género, desde Jack el Destripador al Dorian Gray de Oscar Wilde.

Clásicos, a la par que ilustrados

Clásicos, a la par que ilustrados

De las dos películas, la primera en llegar a las salas será Yo, Frankenstein, de estreno en España el 28 de febrero. Protagonizada por Aaron Eckhart y dirigida por Stuart Beattie, la cinta se fundamenta, más que en el libro de Shelley, en la novela gráfica homónima de Kevin Grevioux. En un futuro distópico y de trasfondo gótico, el monstruo de Frankenstein –llamado Adam, como el primer hombre-, se verá atrapado en el fuego cruzado entre dos clanes de seres inmortales.

Un fotograma de 'Yo, Frankenstein'

Desprovisto de su marca de la casa, una prominente chepa, el personaje del fiel ayudante del doctor Frankenstein, Igor, volverá al cine de la mano del británico Daniel Radcliffe en la segunda obra para la gran pantalla de la que damos cuenta, que recibirá el título de Frankenstein. Aunque no aparece en ningún momento en la novela de Shelley, Igor es uno de los más conocidos –y muchas veces hilarantes- asistentes de la ficción. En esta nueva recreación, el joven Radcliffe lo interpretará con larga melena y sin joroba, y su maestro en el filme -que se estrenará en 2015- será el escocés James McCavoy.

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