Entrevista

Sebastián Arabia: “La justicia universal no forma parte de nuestra cultura democrática”

Sebastián Arabia: “La justicia universal no forma parte de nuestra cultura democrática”

Carmen Valenzuela

“Vamos hacia la muerte de la justicia universal”. Es la conclusión a la que ha llegado el director de cine Sebastián Arabia durante la preparación del rodaje de su tercer documental, Artículo23 #justiciauniversalArtículo23 #justiciauniversal. En la cinta, prestigiosos juristas especializados en derechos humanos y cargos políticos analizarán los casos abiertos de la Audiencia Nacional, cuya investigación paralizó el Congreso de los Diputados en 2009, limitando su jurisdicción internacional en los delitos de genocidio y de lesa humanidad. Una nueva reforma que prepara el Gobierno de Mariano Rajoy para dar carpetazo a la causa abierta contra China por el genocidio tibetano.

Con dos largometrajes en su haber y diversos cortos, a sus 33 años Sebastián Arabia se perfila como uno de los documentalistas españoles más comprometido con los acontecimientos jurídicos, políticos y sociales que marcan la historia de España. Después de sus películas La Tinta Negra y los crímenes del franquismo (2011) y Un largo invierno (2010), Arabia regresa para desgranar los motivos que han llevado a limitar desde el año 2009 el alcance de la jurisdicción internacional para investigar los casos de genocidio y delitos de lesa humanidad.

La decisión del Gobierno de acotarla para “evitar un conflicto diplomático” con China por la causa del genocidio del Tibet, dará fuerza a Artículo23 #justiciauniversal. “¿Es más importante la política económica de China que los genocidios en los que puede estar incurriendo su Gobierno?, ¿Debemos seguir con la justicia universal asumiendo todas sus consecuencias? ¿Estarían los españoles dispuestos a afrontarlas?” Son las preguntas que deja sin respuesta Sebastián Arabia, quien con su película se propone abrir un debate aparentemente inexistente en España sobre la justicia universal, justo enun país como el nuestro, que está plagado de víctimas, y que ha pedido asistencia internacional” para investigar los crímenes del franquismo, se lamenta.

Para el cineasta, los esfuerzos del Gobierno español por no molestar al gigante asiático demuestran que la justicia universal funciona. “Sé que mucha gente dice que no sirve para nada, pero si el propio Gobierno chino pone el grito en el cielo, debo entender que hay un valor en ella”. Artículo23 #justiciauniversal pretende servir para generar al menos un debate público sobre si merece la pena investigar los crímenes cometidos en el extranjero, algo que, según su director, “no forma parte de nuestros valores democráticos”.

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Cabe preguntar si la ausencia de un debate público en España en torno a la justicia universal, así como la decisión de recortarla, están de alguna manera condicionadas por el modo en que se están resolviendo los crímenes cometidos por la dictadura franquista. Un asunto que Arabia ya abordó en su documental Tinta negra, donde profundizó en los hechos que llevaron a la imputación del juez Baltasar Garzón y a paralizar su investigación sobre los crímenes de la dictadura. Para el cineasta, la coherencia juega un papel esencial en este asunto, “porque se aplica laLey de Amnistía de 1977 a los crímenes del franquismo, sin ni siquiera querer llamarlo genocidio, cuando al mismo tiempo se quiere investigar todo lo habido y por haber que ocurre en el extranjero”.

Atento a la actualidad política española e internacional, como autor se niega a descuidar la sintonía con el público y el ciudadano medio, un mal que para él aqueja a algunos de los cineastas españoles de su generación. "Muchas veces los que hacemos cine vivimos en una burbuja, cuando en nuestro trabajo la desconexión con la ciudadanía es imperdonable. Ni siquiera existe conciencia de que es necesario revalorizar la cultura como una industria". Un pecado que, para él, parte de una concepción errónea de la cultura. "Aquí, como dijo Montoro, la cultura es solo entretenimiento. No tengo nada en contra, porque a mí Torrente no me molesta, me parece una idiotez criticarlo. Pero a quien diga que el cine español no es competitivo le pediría que se mirase el Top 10 de la taquilla, donde encontrará muchas producciones nacionales. Lo que ocurre es que este Gobierno no tiene ningún interés en preocuparse del cine como industria, cuando debería ser una preocupación de Estado"

Sebastián Arabia lo tiene claro: “Necesitamos un cine comercial y competitivo, tenemos que comprender que cuando a este cine le va bien, al cine independiente también le va bien”.

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