Bruce LaBruce: “No es extraño que un chaval se enamore de un anciano”

Chaperos desalmados en el asfalto de Los Ángeles, zombis homosexuales, viciosos del sexo con minusválidos, terroristas que hacen felaciones... el enfant terrible del cine canadiense nada en la provocación de forma permanente. Y ahora Bruce LaBruce estrena Gerontophilia, una escandalosa historia de amor entre un chaval y un anciano.

No es ninguna casualidad que su penúltimo desafío haya llegado a las pantallas de su país el Día de los Enamorados (en España aún no hay fecha prevista), pues el autor de Hustler white quería pegarle una bofetada más al establishment con semejante relación atípica.

“Conozco a un joven que estuvo vinculado emocional y sexualmente en su día con Allen Ginsberg y William S. Burroughs, cuando ambos tenían 70 años. Siempre he encontrado fascinantes estas cosas. Son relaciones intergeneracionales muy interesantes porque se trata de un tabú cultural que existe en todas las razas, clases y géneros. Constituyen algo anticonvencional respecto a lo que convierte a alguien en deseable”, declara el propio Bruce LaBruce a infoLibre varias semanas después de su visita a España para presentar el largometraje, que pudo verse en la última edición del Festival de Cine Gay de Madrid, una cita a la que no suele faltar año tras año.

Y agrega: “Para mí, no resulta nada extraño que un chaval se enamore de un anciano. De quien uno se enamora realmente es de una persona, así que el resto de las consideraciones sobran. El protagonista de Gerontophilia, Lake, siente una atracción fetichista por los hombres de avanzada edad. Y eso es algo misterioso e indefinible. ¿Siente eso Lake por algo que le ocurrió durante su infancia? ¿O es que lleva su empatía por los ancianos a una dimensión sexual? Dejo abiertas las interpretaciones”.

LaBruce vivió muy sorprendido las protestas ultracatólicasprotestas ultracatólicas contra su exposición fotográfica Obscenidad, abierta en La Fresh Gallery de Madrid (regentada por Topacio Fresh, excorista transexual de Fangoria) a finales de 2011. Fiel a su estilo transgresor, retrataba los lazos entre el éxtasis religioso y el sexual a través de modelos como Alaska, Mario Vaquerizo, Pedro Marín o Rossy de Palma. “Reconozco que era una exposición provocadora, pero no tanto como otras mías, mucho más explícitas”, explica este heredero de John Waters y, por tanto, admirador de Almodóvar.

Mientras tanto, Bruce LaBruce ha llevado al reciente Festival de Berlín Pierrot Lunaire, la historia de una chica y su especial amistad con una compañera demasiado masculina. Incorregible este cineasta que inspira al emergente Xavier Dolan, artífice de la trilogía formada por Yo maté a mi madre, Los amores imaginarios y Laurence Anyways.