“Ni el flamenco ni el jazz ni la música popular serán iguales sin él”

La conmoción no cesa. Quienes conocieron a Paco de Lucía en la distancia corta huyen del tópico maximalismo post-mortem para situarlo en su justa dimensión: la dualidad entre un músico excepcional y un hombre sencillo, que nunca olvidó su origen humilde en las calles de Algeciras.

Lejos de entronizarle como a un demiurgo, se le venera como a un artista estratosférico que se metió en líos por soltar un buen día, poco después de morir Franco, “la izquierda piensa, la derecha ejecuta”. Lo espetó en referencia a su guitarra, pero el símil político estaba servido. Resultado: los ultraderechistas de Cristo Rey le propinaron una paliza por semejante atrevimiento dialéctico.

Lo rememora para infoLibre Juan José Téllez, autor de Retrato de familia con guitarra (1994) y Paco de Lucía, en vivo (2003), dos libros biográficos que representan la mejor aproximación a su figura. Ni el flamenco ni el jazz ni la música popular serán iguales sin él”, declara mientras se prepara para puntualizar: “Su genio alcanza la misma dimensión que los de Mozart, Wagner, Falla, Picasso, Miles Davis o John Lennon”.

De su perfil personal, destaca Téllez “su absoluta sensatez, su profunda honestidad, su compromiso ciegamente humano, su coherencia. Y concluye: “Venía de abajo, y eso lo tenía presente en todo momento”.

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“Nunca dejó de ser tímido. Sus mejores amigos seguían siendo le misma gente sencilla de siempre”, recuerda el escritor, una de las voces más autorizadas para contextualizar la vida y obra del fallecido instrumentista.”Se puede decir que la guitarra le robó su infancia porque su padre le puso a trabajar desde muy niño, en cuanto se dio cuenta de que tenía un don especial para tocarla”, prosigue.

Por su parte, el gran experto en flamenco Alfredo Grimaldos se retrotrae al día en que se encontró con Paco de Lucía en el aeropuerto de Barajas, con el cadáver de Camarón todavía fresco. “Aquello le destrozó; estaba realmente destruido”, describe antes de aseverar con rotundidad: “Era una de las mentes más lúcidas del mundo del flamenco. Nunca dudaba en acercarse a otras músicas, como cuando trató de buscar la armonía en la música brasileña”, señala el ensayista.

“Cuando actuaba junto a Chick Corea o John McLaughlin, eran ellos quienes se quedaban boquiabiertos con él, y no al contrario”, explica Grimaldos, con muchas horas de vuelo en el planeta flamenco.