MUERE PACO DE LUCÍA

Flamenco y modernidad, fusión y ‘chill out’

Paco de Lucía.

Francisco Chacón

La fusión corría por las venas de Paco de Lucía como un líquido seminal. Flujo del alma en las cuerdas de su guitarra majestuosa. Transversalidad con punto de partida en el flamenco y de llegada en la heterodoxia de raíz. Sin prejuicios. Con vocación experimental, no sólo virtuosa.

El diálogo con el jazz le convirtió en un gran héroe del feeling multiestilístico, artífice de una proyección internacional que marca un antes y un después en la historia del flamenco. Sus grabaciones y conciertos junto al dios Camarón (con quien se dice que acabó mal en su lecho de muerte, después de unos fructíferos años de colaboración y amistad) le reservaron un lugar en el olimpo antes incluso de asombrar al mundo con sus interpelaciones musicales a John McLaughlin o Larry Coryell.

Los escenarios más deluxe fueron testigos de su inconmensurable arte: el Carnegie Hall neoyorquino, el Budokan de Tokio, el Olympia de París, el Coliseo de Lisboa... Itinerarios de ida y vuelta para este infatigable alquimista sonoro, presto en todo momento a difundir por los cinco continentes la autenticidad instrumental que mamó en su Algeciras natal.

Hasta la modernidad más cool se rindió a sus pies cuando a José Padilla se le ocurrió convertir una de sus emblemáticas piezas, Entre dos aguas, en piedra angular del chill out fraguado en el Café del Mar de Ibiza. La reinvención de este clásico se plegaba a la misma dimensión nueva adquirida por Stan Getz o Pat Metheny, pero también podía entroncar con las connotaciones ambient de Talvin Singh, Nightmares on Wax, Nitin Sawhney o Lamb.

Su elegante acercamiento a la música clásica equipara su adaptación del Concierto de Aranjuez a las genialidades de Miles Davis en Sketches of Spain.

El hombre que hizo vanguardia del flamenco

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Ahí están también sus estilizados duetos, como aquel que realizó en 1971 con Niño de Barbate para dar forma a De nuestra preparación o sus emotivos encuentros con su hermano Pepe de Lucía, padre de la cantante melódica Malú.

E imposible olvidar Monasterio de sal. Tampoco las actuaciones del Paco de Lucía Sextet, como quedó reflejado en aquel sólido álbum en directo llamado Live in America.

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