Arte inmaterial para narrar el tiempo y sus trompicones

Si visita el Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M) en Móstoles y se encuentra con las salas vacías, no se vuelva a casa pensando que se ha equivocado de sitio. Entre primero en los baños. Y recuerde. Paséese por el vestíbulo. Quizá reciba una llamada inesperada. O tome el ascensor. Y sienta pasar el tiempo. Cuatrocientos setenta y tres millones trescientos cincuenta y tres mil ochocientos noventa segundoCuatrocientos setenta y tres millones trescientos cincuenta y tres mil ochocientos noventa segundos, más concretamente. Quince años, los que la pareja de artistas performativos Los Torreznos, nombre bajo el que se camuflan Rafael Lamata y Jaime Vallaure, llevan trabajando juntos.

Para su primera exposición individual, que ha comisariado Ferran Barenblit, también director del centro cultural madrileño, y que se mantendrá hasta el 18 de mayo, los artistas han tenido que exprimirse las cabezas más de lo que suelen hacer. Al verse limitados por las paredes de un edificio, tenían que solucionar un pequeño problema de materialidad: dado que su proceso creativo emana del gesto y la palabra, no tenían objetos que mostrar. Y claro, ellos tampoco se iban a quedar a vivir en las salas del museo durante semanas. 

 

Lo que han dejado para el espectador es su impronta, su huella en forma de sonido, a veces grabado, otras en directo, así como un programa de acciones y algunas intervenciones sobre papel. “Lo que presentamos en el CA2M es diferente a nuestras obras anteriores porque tiene que resolver el problema de una exposición de performance que es algo fundamentalmente presencial, y a la vez es continuidad porque intentamos resolverlo con nuestros criterios de trabajo: sencillez, intensidad, accesibilidad...”, explican los artistas a infoLibre, para añadir que el motor de la muestra, como en el resto de sus trabajos, son “temas genéricos y a los que se puede acceder de muchas formas, como el tiempo, el dinero, la cultura, el cielo, el desierto...”.

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“Espere. Espere. Espere. Espere. Espeeeeere. Espere. Espere…”. Así le recibirá el mensaje de bienvenida del teléfono del CA2M. Llame. Llame. Llame. Llame y compruebe. Con acciones como esta, o con la voz que se escucha en los servicios, que enumera multitud de recuerdos cotidianos pronunciados a toda velocidad, Los Torreznos hablan y hacen de algún modo tangible la cuestión del fluir de la vida, con sus trompicones, una idea claramente representada en su intervención en el ascensor, una grabación que repite constantemente los minutos de las horas del día.  Para estar de alguna manera presentes, además, los dos artistas llaman todos los días al museo, donde piden al recepcionista que les pase con alguno de los visitantes, generando así interacciones en vivo y sin guion. 

Para materializar la inmaterialidad, los artistas se valen precisamente de ese ingrediente mágico: el público, sin el que sus obras perderían su conexión la realidad. “La mayoría de nuestros trabajos son para espectadores. Esto significa que lo que hacemos necesariamente se completa y se desarrolla a través de ellos. Nuestros trabajos cobran sentido, cobran vida a través de esa respuesta”. ¿Por qué, entonces, ir a verles dentro de un museo y no sobre un escenario? “Lo ideal sería que vinieran a vernos a ambos lados”, dicen ellos. “El museo es un espacio de reflexión, de contemplación, aunque aquí lo que se contemple es el vacío”.

Dentro de su programa de acciones paralelas, esas con las que se apostan cara a cara con el público, participaron el pasado 21 de febrero en la feria Arco, donde llevaron a cabo la acción titulada El desplazamiento. El 9 de abril representarán La cultura -una de sus piezas más conocidas- en el CA2M,  y el 18 de mayo, a modo de clausura de la muestra, será el turno de La Economía. Y el Ateneo o el Teatro del Barrio de Madrid también les acogerán próximamente, hoy 27 de febrero y el próximo 20 de marzo, respectivamente. Compuestas de humor, ironía, improvisación y espontaneidad, sus obras se definen- -ellos las definen- a través de su “intensidad”: “una cierta energía que te hace transitar por las acciones, a veces cumpliendo lo previsto, y a veces saliéndote de la raya”.