La cultura tomó este domingo las calles de Madrid como
protesta por los continuos recortes y privatizaciones que sufre el sector. Un acto que ha unido a miles de ciudadanos, consumidores habituales de cultura, que se acercaron curiosos al Paseo de Recoletos para compartir con los artistas
la demanda de una reducción del IVA o la defensa de los espacios culturales públicos. Los organizadores de la movilización se quejan, sobre todo, de la pérdida constante del patrimonio histórico y cultural, que pertenece a todos los ciudadanos, y de la nula participación que tienen los sectores culturales en la elaboración de las leyes que les tocan, como la Ley de Mecenazgo o la Lay de Propiedad Intelectual.
Las actividades se fueron sucediendo para recibir a todos los públicos: los niños dibujaron, jugaron a ser arqueólogos y reporteros de televisión; los padres y madres rieron con los humoristas, bailaron al ritmo del reggae o de la charanga, hasta los abuelos levantaron las manos para seguir las letras de rap de grupos como Pachamama. Ana Isabel Moyano, arqueóloga, enseñó a los niños a hacer mosaicos con recortes de papel.
“El patrimonio arqueológico es también una forma de atraer el turismo”, asegura Ana Isabel.
“Si en lugar de tener que dejar parados los yacimientos porque no hay dinero para tocarlos pudiéramos seguir adelante, sería un recurso más de los muchos que tenemos en España para que las cosas vayan mejor", argyumenta.
A su alrededor actuaban los cantantes,
cuyas letras son una queja a la situación que sufre la música. Guitarristas, percusionistas y técnicos de sonido. Al otro lado, los bibliotecarios demandaban una mayor atención a sus centros: “Queremos que
las bibliotecas sigan siendo espacios de encuentro de la cultura y un factor de cohesión social”, pedía Carlos Peña, escritor y bibliotecario, que afirma que la gestión de estas dependencias cada vez es más caótica por los recortes.
José María Echauri, profesor, afirma que
“la cultura no puede ser un bien de lujo”. Defiende que debe haber una mayor apuesta por una cultura de base en escuelas y barrios. “Creo que las medidas que se están tomando en cultura van en el mismo sentido que todas las demás: crear una sociedad dualizada con una brecha que se puede ir agrandando con el tiempo entre una parte de la sociedad que conserve cierto bienestar y otra cada vez más excluida”, lamenta el profesor.
Muchos de los asistentes a la protesta,
llevaron a sus hijos para que disfrutaran de las actividades pero también
para inculcarles lo que es la cultura, “para que la vivan”, decía Agustín Huertas, electromecánico, quellevó a sus dos hijas a la concentración.
“Europa también es Quevedo, Góngora, Lope de Vega, Cervantes, Valle-Inclán, Baroja y no solo complicadas y farragosas estadísticas”, clamaban desde una asociación musical. “Nos tienen que dejar que sigamos haciendo cultura para seguir siendo lo que somos”.
También hubo lugar para otras reclamaciones sociales: actores disfrazados de “fuerzas de represión”
llevaron como esclavos a inmigrantes que, en fila y atados a una cuerda, eran ninguneados y maltratados ante los gritos de algunos compañeros que les defendían: “¡Papeles para todos o todos sin papeles!”
Tras dos horas y media de actividades a pleno sol,
los manifestantes se trasladaron a la Plaza de la Independencia. Allí el presentador del concierto, Juan y Medio, agradeció la masiva asistencia y dio la bienvenida al Coro y la Orquesta de Ciudad Real que acompañaba a dos cantantes con la canción
Somos música. Con los pelos de punta, cuatro músicos de distintas edades, entre ellos
Miguel Ríos, leyeron el manifiesto de la
Plataforma en Defensa de la Cultura para exigir una rectificación de las políticas del Gobierno. “Ha sido una manifestación emocionantísima” afirmó el cantante de rock. “Somos un gremio muy agallinado y deberíamos haber salido a la calle hace mucho tiempo. El ministro de Cultura debería irse a su casa y posiblemente sin paga”.
Al final, cientos de ciudadanos se sumaron a la orquesta como coro popular para poner música y voz a la lucha
porque la cultura llegue a todos y sea, como siempre ha sido, un bien de todos los ciudadanos.
Pero lo más chistoso ha sido lo de un alto cargo de la Comunidad de Madrid, que ha dicho algo así, como que los manifestantes le estaban estropeando un estupendo domingo soleado a los taxistas y a los turistas. Alguien debería decirle que los que tienen el record Guinness de estropearle la vida a los ciudadanos, son ellos.
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Totalmente de acuerdo... Casi siempre, quienes gobiernan con mayoría absoluta son tan cínicos e impresentables que son capaces de decir las mayores barbaridades para intentar llevar razón. Además si esos personajes no estuvieran promoviendo la alienación de la población, ésta no necesitaría manifestarse para reclamar de viva voz lo que se les está quitando (anticonstitucionalmente, sin duda) en ámbitos esenciales para el ser humano: sanidad, educación, cultura, servicios sociales, derechos fundamentales (manifestación, opinión, etc.). Salud y "res publica".
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