Cultura

Forges, el dibujante que siempre está al loro

Viñeta de Forges publicada en 1986.

Hay mucha gente que desayuna con el chiste diario de Forges, mientras se toma un café con leche en una taza diseñada por Forges y mira de reojo una historieta de Forges colgada de la puerta del frigorífico. No es una exageración forgiana, sino la pura realidad. Sin duda alguna, Antonio Fraguas (Madrid, 1942), de nombre artístico Forges, es uno de los humoristas gráficos más queridos, admirados y populares de España. Desde que publicara su primer dibujo en el diario Pueblo en 1964, hace ahora medio siglo, sus personajes, tiernos y ácidos a la vez, y esas expresiones tan originales, que han llegado a inventar palabras, han desfilado por las páginas de los principales periódicos del país (Informaciones, Hermano Lobo, Por Favor, Diario 16, El Mundo y El País, entre otros).

El enorme talento de este madrileño, hijo de gallego y de catalana, ha traspasado además las generaciones de forma que sus chistes son capaces de suscitar hoy la sonrisa o la carcajada de abuelos, padres o nietos. El dibujante acaba de publicar El libro (de los 50 años) de Forges, en la editorial Espasa, una antología de sus mejores chistes publicados en la prensa y que repasa una obra tan universal que ha logrado superar el desgaste del tiempo. En palabras del propio Forges, el secreto para que su humor no envejezca pasa por “estar siempre al loro”, es decir, atento a las expresiones de la calle, a las preocupaciones de la gente, a los desmanes del poder.

“Estar al loro”, ha comentado el dibujante en un coloquio con un grupo de periodistas, “podría ser el truco para mantenerse al día. Siempre he pasado mucho tiempo con mis hijos y con mis nietos y eso también me ha permitido actualizar mi lenguaje y mi visión del mundo. Escucho mucho la radio, que sigue siendo el medio más directo para enterarse de las cosas y tengo un interés cotilla por todo lo que pasa, como el resto de periodistas, pintamonas y literatos”.

Persona amable y generosa, siempre ocurrente y de buen humor, Antonio Fraguas no sólo goza del favor del gran público, sino que es un dibujante gráfico muy respetado en una profesión tan cainita como el periodismo. Quizá una de las claves de ese respeto obedezca también a que Forges se incluye entre aquellos que piensan que “el humor debe situarse enfrente del poder”. Esta actitud la ha adoptado y la adopta desde los ya remotos tiempos de la dictadura franquista hasta un aciago presente dominado por la avaricia infinita de los bancos y la corrupción de muchos políticos y cargos públicos. Se trata de una visión del mundo que también lleva al dibujante a recordar las injusticias cuando ya han desaparecido de las primeras páginas como con su famoso “Pero no te olvides de Haití”.

El artista señala rotundo que “en El Quijote está concentrado todo el humor universal” y, de hecho, algunos colegas y críticos han comparado su ingenio y su sensatez con la filosofía de Sancho Panza, un símbolo de ese pueblo llano que protagoniza los chistes de Forges. “Creo”, afirma con una sonrisa en los labios, “que hay que poner el dedo en la llaga, pero con guante”. Su inagotable humor ha alcanzado los 84.000 chistes gráficos, de ellos unos 18.000 publicados en la prensalos 84.000 chistes gráficos y Antonio Fraguas lleva muy bien las cuentas porque una de sus hijas es documentalista y le ha ayudado a seleccionar los mejores dibujos para incluir en este libro de medio siglo que acaba de llegar a las librerías.

Muere Forges, adiós a un genio del humor

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En cualquier caso, el dibujante comenzó a guardar los originales desde que aparecieron las fotocopiadoras, allá por los años setenta, y reconocer ser ordenado y disciplinado. “Me levanto temprano”, explica, “y antes del mediodía suelo enviar mi chiste diario a El País donde publico mis dibujos desde hace casi 20 años. Intento leer mucho y estar al día, pero en definitiva la gente y la calle representan las mejores fuentes de inspiración”. En un camino de ida y vuelta entre el artista y sus seguidores, esa gente ha inspirado personajes como los Blasillos, Mariano, Mari Puri, los funcionarios o los náufragos, al tiempo que sus lectores han incorporado a su idioma cotidiano multitud de palabras desde bocata, insoporteibol o tocata hasta muslamen o maciza pasando por gensanta, esnafrarse o cuñadingbocata, insoporteibol tocata muslamen gensantaesnafrarsecuñading y tantas otras que figuran en un divertido diccionario forgiano-español al final del libro.

Sencillo a pesar de su fama, Forges confiesa que los humoristas gráficos no encabezan revoluciones, sino que se limitan a divertirse y a intentar trasladar una visión de crítica social sobre la realidad. Moderno a pesar de sus 72 años, declara que se ha adaptado a las nuevas tecnologías; lúcido al defender una reinvención del periodismo; y desprendido al anunciar que su obra irá a parar a la Biblioteca Nacional, Antonio Fraguas forma parte de la vida cotidiana de millones de españoles que esperan con impaciencia sus chistes para esbozar una sonrisa en medio de tanta desolación. De momento, lo mejor de su obra se halla en este libro formideibol, donde critica al cazo´s team y a los gurtélidos con un ¡stupendo! humor.

 

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