Fotografía
Los parados, de cara a la pared
Al son de la crisis, las cifras de desempleados bailan. No así los parados. Sí, esas mujeres y esos hombres, jóvenes y mayores, gente con nombre y apellidos, con su historia. Aquellos de los que no se acuerdan ni políticos ni empresarios, ni banqueros ni voceros.
Con esas palabras, cinco fotógrafos han dado nombre a su recién formado colectivo y a su primer proyecto artístico, de trasfondo activista. Armados con sus cámaras, han creado carteles con las imágenes en blanco y negro de algunas de estas personas, con su identidad, profesión, tiempo transcurrido sin trabajar y un código bidi que redirige a su página de Linkedin o a su currículo online. El objetivo: empapelar Madrid, ciudad en la que residen, y a partir de ahí, donde se pueda. Aunque todo a su tiempo. Por ahora, llevan trabajando menos de tres semanas, y su radio de acción se ha concentrado en la zona centro de la capital, desde el barrio de Embajadores a Sol. Y la respuesta, según cuentan, está siendo “increíble”.
“Queríamos hacer algo juntos relacionado con la fotografía y el arte y también hacer algo social”, explica uno de los componentes del colectivo, que prefiere mantener el anonimato para dejar el protagonismo del lado de los desempleados. “Estuvimos pensando cuál es la lacra que más afecta a la sociedad, y es el paro, que es un tema que nos toca a todos”. Transmutados en datos y estadísticas que se calculan y se difunden ya casi maquinalmente, los millones de parados que habitan este país están perdiendo poco a poco todo rasgo de humanidad. “Por eso queríamos visibilizar a este colectivo en la calle”, dicen, “para poner nombre a una historia que está alrededor, que nos afecta a nosotros y a todo el mundo".
La de Miguel, por ejemplo, empezó hace un año y medio. A sus 25 años, no encuentra quién le contrate como técnico de sonido. “Él nos ha contado que [a raíz de colgar su cartel] ya le están llegando peticiones de amistad y muchas visitas en Linkedin”, cuentan desde el colectivo. “Y esa es la idea”. Junto a este joven parado, cubren las paredes de Madrid otras tres personas sin trabajo. Pero la idea es que cada vez se sumen más. “Queremos crear un espectro amplio, una representación del abanico de personas que están en paro, para que, según vaya creciendo el poder de convocatoria hacer un mosaico de caras, un gran mural”, explican. “La idea es que la calle se convierta en una galería urbana”.
La calle, además, no hace solo las veces de sala de exposiciones. Es también el estudio de fotografía y el lugar donde el colectivo les hace sus particulares “entrevistas”, vídeos en los que los desempleados narran sus experiencias, y que se irán colgando en las redes sociales del proyecto. “Son documentos sobre cómo han llegado estas personas al paro y sobre la degradación laboral”, relata uno de los componentes del grupo, que funciona repartiendo las tareas entre todos. “Por ejemplo, una chica nos contó que llevaba siete años contratada a través de una ETT y estaba haciendo el trabajo de alguien de plantilla. Son historias tristes de cómo está España”.
Concebidos en blanco y negro, en tamaño A1 y tomados con luz natural, los retratos quieren desplegar una “sencillez” estética que ayude a no desviar la atención de la cuestión que abordan, además de diferenciarse de la normalmente colorida publicidad que puebla las paredes. “Tenemos mucho cuidado de colocarlos en un sitio que sea visible y no ilegal, porque somos conscientes de que es la cara de una persona, incluso con sus datos”, aclaran. “Luego hacemos un seguimiento de cómo actúa la gente con el cartel y también en el hashtag en las redes sociales para ver cómo funciona el proyecto. Y por ahora, todo el mundo que se ha acercado ha sido muy positivo”. Al estar autofinanciado, el proyecto irá creciendo según las posibilidades o las posibles futuras iniciativas de recaudación de los fotógrafos. Porque de ganas de trabajar -ellos y los demás- van sobrados. “Cuantas más caras tengamos", concluyen, "más felices estaremos”.
