Feria del libro

A la literatura... ¿le sienta bien la Feria?

Almudena Grandes, firmando su obra en la Feria del Libro.

A falta de confirmación oficial, que llegará en los próximos días, la Feria del Libro de Madrid 2014 parece haber satisfecho las expectativas de los feriantes. Aunque el sábado de este último fin de semana, sábado de calor, cansancio y, tal vez, resaca futbolera, el Paseo de Coches de El Retiro parecía menos ambientado que en los dos precedentes, casi todos los titulares de caseta con los que hemos podido hablar nos dicen que, en general, están satisfechos: les ha ido mejor que el año pasado. Lo cual tampoco es decir mucho. En fin.

De lo que aquí queríamos hablar, sin embargo, no es de los resultados económicos. Ni siquiera de la abundancia de figuras televisivas. Ni de la sobreabundancia de autores desconocidos, algunos autopublicados, que catan la experiencia con tanta ilusión como escaso éxito de público... y aquí es cuando se agradece que el nuestro sea un país donde la familia sigue teniendo un gran peso específico. En fin (y van dos).

No. Aquí queremos hablar de literatura. Concretamente, de si una Feria del Libro, ésta o cualquiera otra, es un lugar propicio para la literatura.

Un gigantesco plató

"El año pasado, en nuestra primera comparecencia, lo comenté en tono jocoso: a veces tengo la sensación de estar no en la Feria del Libro de Madrid sino en el plató de Telecinco —dice Alfonso Castán, editor de Contraseña—. Pero al ser una Feria tan grande, todos los lectores pueden encontrar aquello que les interesa."

Castán viene desde Huesca, y comparte caseta con otra editorial aragonesa, Xordica. "Hay muchos encantadores de serpientes, se vende mucho humo, pero es como en la vida, la literatura es un reflejo de la vida", comenta Chusé Raúl Usón.

Ambos entienden la Feria como un escaparate, y (por su condición de periféricos), como una oportunidad de compartir experiencias con compañeros de profesión y lectores en general. Al cabo, como dice Pablo Mazo, de Salto de Página, "la Feria es el lugar para tratar con los lectores por antonomasia, es un sitio donde se reúnen editores, autores y lectores y te cuentan anécdotas, te dan sus impresiones, yo no tengo ocasión, salvo en la Feria, de hablar con gente que conoce bien el catálogo, que afina mucho".

Afirma Mazo que los libros de cocina, pilates o jardinería no son competencia para una editorial literaria como la suya, "¡el fútbol es nuestra competencia!", exclama entre bromas y veras. Y respecto al ritual de las firmas, elogia a los autores conocidos, que en la caseta tienen que "interactuar y sin ser demasiado agresivos charlar con la gente y presentar su libro", y a los jóvenes o desconocidos, que "en cuanto ven el más mínimo gesto de interés, se lanzan: 'yo soy el autor, te cuento de qué va la novela'. Son muy buenos vendedores —remata—, mejores que yo".

Aquí no firma nadie

Y es que todo el mundo se mata por una buena firma de ejemplares... bueno, todo el mundo no: en la caseta de Trama Editorial se han pasado la Feria presumiendo de que ahí no firmaba nadie, y pidiendo a Mario Vaquerizo que les dejara algo.

"Las firmas en la Feria son un espectáculo, divertido, curioso, atractivo para determinado público, pero creo que podría estar mucho mejor organizado —se explica el editor Manuel Ortuño—. No tiene sentido que siempre firmen los mismos, que se repartan como si esto fuese una feria de vanidades, habría que intentar ordenarlo y articularlo un poco."

Opina además Ortuño que todo eso nada tiene que ver con la literatura, "aquí el lugar para la literatura es muy escaso, incluso con aquellos autores importantes e interesantes, el planteamiento es muchísimo más festivo, más frágil, más frívolo en el mejor sentido de la palabra".

No muy lejos, al otro lado del Paseo de Coches, dos escritoras bien literarias, Marta Sanz y Mercedes Cebrián comparten caseta y, a la espera de un lector, conversación. Les preguntamos.

"Creo —se anima Marta— que el texto y el contexto son indisolubles, por lo tanto de alguna manera lo que ocurre en la Feria afecta a la literatura y la literatura a su vez debería afectar a la Feria. Para mí es importante en el sentido de que me hace muy humilde, me doy cuenta de la auténtica magnitud de las cosas, y por otra parte se rompen mis expectativas como escritora del perfil que yo espero de mi lector. Eso es muy bueno para luego sentarte, ponerte a escribir y repensar tus textos."

Mercedes recalca que "es Feria del Libro, no de la literatura, la literatura es solo una parte, un porcentaje de la Feria del Libro. Es una Feria del Texto. Y claro, hay textos sobre cómo entrenar bien o cómo perder kilos en 10 minutos y cosas así. Es casi como la Feria de la Cultura escrita y a mí eso me alegra, porque no hay mucha oportunidad, y cada vez menos, de entrar en contacto con los escritos. Parece que la idea de 'oh, pero vienen lectores y van a ver a no sé quien que escribe sobre cocina' puede ofendernos o decepcionarnos a los que escribimos literatura, ficción... Bueno, por lo menos es cultura escrita."

Otra Feria es posible... quizá

Todos los años, a la hora del balance, se habla y mucho del modelo de Feria que queremos y podemos tener. Y no pocas veces se anuncian revoluciones que nunca cuajan, por falta de ganas o, simplemente, porque el modelo madrileño satisface a muchos. No a todos, desde luego.

La 76 Feria del Libro de Madrid acoge más mujeres que hombres y logra 8,8 millones de euros en ventas

La 76 Feria del Libro de Madrid acoge más mujeres que hombres y logra 8,8 millones de euros en ventas

"Podría ser de otra manera si fuéramos capaces entre todos de organizar otro tipo de actividades e iniciativas donde se hablase de literatura, de libros, donde se pudiese dialogar con los autores en otros momentos, en otros espacios, a otras horas, a menos de 45 grados al sol... Yo creo —insiste Ortuño— que sí se podría montar otro tipo de organización y actividades que permitiese a la gente estar más cercana al autor y a su literatura. No simplemente el espectáculo de me llevo la firma a casa, que está muy bien, y ya leeré el libro allí." A este respecto recuerda que ésa es una experiencia que se da en muchísimos países, no sólo en América Latina que se pone siempre de ejemplo, sino también en Ferias y salones del libro europeos "donde hay una relación más cercana, más viva, más intelectual con los autores".

Le preguntamos si los responsables de esas carencias son los libreros, dueños y organizadores del evento. "No creo que esta sea la causa", responde.

Entonces, por ir terminando, a la literatura... ¿le sienta bien la Feria? Dejemos la última palabra a Mercedes Cebrián: "La literatura no es la reina de la feria del Libro, y yo me pregunto: ¿me debería enfadar, me debería entristecer? Pues no, por alguna razón no me entristece. Me gusta mucho simplemente que la lengua esté viva, que haya interés por las palabras, y las palabras son más que literatura."

Más sobre este tema
stats