Teatro

Molière tiene acento cubano

Un momento de la representación de 'El burgués gentilhombre' en Almagro.

El ascenso por la escalera social es tan arduo como cínico. Un padre de origen humilde, tras años de duro trabajo aderezado con un poco de suerte, permite a su hijo tener una vida de burgués. Y este, amanerado ya y aposentado en la poltrona su nueva condición, quiere subir otro peldaño. Codearse con la flor y nata, esos a los que mira y admira en las alturas, sus ídolos y referentes (in)morales.

La historia es a la vez tan actual como antigua. Tanto como que ya fue escrita en el siglo XVII por la pluma del genial y prolífico dramaturgo francés Molière. Encarnado en el triste pellejo de Monsieur Jourdain, un pobre hombre rico de pocas luces y muchas ínfulas, aquel trepa se materializó en la conocida obra El burgués gentilhombre.

Apropiadamente para estas fechas estivales, la función llega renovada y cargada de una buena dosis de ritmos caribeños, que aporta la compañía de teatro Mephisto. Visitados ya los festivales de clásicos de Cáceres, Almagro, Alcalá y Olmedo, la función llega ahora al patio del Centro Cultural Galileo de Madrid, donde se representará entre el 4 y el 31 de agosto, de lunes a sábado a las 21.30.

Adaptada por Luiba Cid e interpretada por un elenco de ocho actores enteramente masculino, la propuesta despliega más de una peculiaridad. Así nos las presentaron:

Mercado de Chamberí, en el centro de Madrid. 11 de la mañana. Los puestos se mueven al ritmo propio de un día de verano. Con tranquilidad. Hasta que esta queda bruscamente interrumpida por una aparición totalmente fuera de lugar: un hombre bajito, con la cara pintada de blanco y un vistoso chaqué azul eléctrico comienza a pasearse entre las pilas de fruta y los pollos de corral.

Pronto se le unen más personajes, todos igualmente ataviados con coloridas vestimentas y rostros níveos. Empiezan a conversar entre las miradas atentas de los tenderos, que se arrancan a sacar los móviles y a tirar el flash. Declaman el texto de Molière, pero sus acentos son entre cubanos y españoles. Son todos hombres, a pesar de que alguno de ellos lleva puestas pomposas faldas de vuelo. El hombrecillo quiere tener una audiencia con el rey, pero eso sí, con el “nuevo”. Y fíjense, ya le ha recibido incluso la consorte, de nombre Letizia.

“Hacemos guiños a cuestiones actuales”, explica Cid, encargada tanto de la dirección como de la adaptación del texto, que asegura es una de “las comedias más divertidas de Molière”. “La obra habla de nuevos ricos, y eso es algo que sigue estando vigente en la sociedad actual”. Que no haya mujeres sobre el escenario responde en cambio a la idea contraria: recuperar la tradición del siglo de oro, donde solo los hombres podían interpretar papeles femeninos. “Y así, llevamos a los personajes de Molière al género de la farsa, lo que también aporta ritmo y contemporaneidad”.

Ritmo también habrá desde lo musical, ya que se escucharán canciones grabadas y otras interpretadas en directo. Y un vestuario moderno y ecléctico, diseñado especialmente para la ocasión, redondeará esta propuesta veraniega. “Los actores son españoles y cubanos, por lo que los personajes están construidos a través de su cultura”, agrega la directora, “y así, los elementos de los ritmos caribeños se integran a la versión clásica”.

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