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Tacita a tacita...

Gráfico ilustrativo del proceso del 'crowdfunding'.

Crowfunding es una de esas palabras que, de un tiempo a esta parte, aletean ante nuestros ojos incesantemente. Al principio algunos pudieron creer que era simplemente una forma de hacer de la necesidad virtud: a falta de dinero (público o privado) para realizar determinados proyectos ciertas cosas la única opción era pasar el cepillo en las redes sociales.

Pero, lo que quizá empezó siendo un recurso de emergencia pronto se reveló como un instrumento de financiación tan válido como otros. Resultado: el micromecenazgo se aposenta, y ya no es alternativa ocasional sino vía de futuro. También en el mundo editorial.

"El crowdfunding es un acto de solidaridad, y en este caso nosotros ofrecemos algo a cambio, como es un libro en el que aparecerá impreso el nombre de cada mecenas y que estará firmado personalmente por el autor, quien tiene el compromiso, junto con la editorial, de que cada mecenas reciba su recompensa", nos dice Pablo Checa, de Canariasebook.

Checa repite en varias respuestas el concepto "solidaridad", que otros editores marizan.

Andreu Beneit Viciano, de Llibres a mida, trabaja este subsector a través de la plataforma realizatulibro.com, un proyecto que nace como herramienta para sus propios proyectos pero que ha evolucionado abriéndose al mercado editorial poniéndola a disposición de pequeñas o medianas editoriales y a autores de toda España. Él precisa que sus campañas no están sustentadas en los donativos, son campañas de recompensas, algo que se acerca legalmente a una preventa, y por lo tanto, implica un comercio. "La idea de fondo es empoderar al público, hacerlo partícipe de los proyectos. En el caso de los libros son los lectores los que, con su participación, o no, deciden si el proyecto editorial que presentamos les parece atractivo, apetecible, etc. Y si apuestan por él, se convierten en parte importante del camino que recorre un manuscrito hasta convertirse en libro."

En la misma línea, Roberto Pérez, de Libros.com. "Quien compre el libro antes de tiempo tendrá ciertas ventajas. Los gastos de envío son gratuitos, el lector que apoya un libro en campaña tiene su nombre en las últimas páginas y, lo mejor, tiene acceso a recompensas que no se podrían conseguir de otro modo. ¿Te imaginas tener un manuscrito con las correcciones de la editorial? ¿El libro firmado y dedicado por el autor? ¿Las únicas pruebas de imprenta que existen? De esta manera es posible. Además, el proceso es una nueva experiencia tanto para el autor como para los lectores."

Un proceso de ida y vuelta, y nos pone un ejemplo. Recientemente, la editorial presentó dos propuestas de portada a los mecenas de un libro. A los editores les gustaba más una, pero los lectores y el autor se inclinaron por la otra... "Así que les hemos hecho caso. Los mecenas se sienten parte de la publicación, y los autores se sienten más arropados. Su libro tiene vida desde que nos mandan el manuscrito hasta que se vende el último ejemplar en una librería."

Por lo demás, Beneit Viciano quiere subrayar que no necesariamente los lectores corren con todos los gastos, en su estrategia también caben pequeños patrocinios e incluso su propia aportación. Por no hablar de que "una campaña de crowdfunding o micromecenazgo no se hace sola, demanda mucho trabajo".

Book in progress

El mecanismo, como se puede imaginar, es sencillo sobre el papel, pero a la hora de materializarlo presenta sus complicaciones.

En Libros.com (que, por cierto, se ha convertido en un favorito de los periodistas) reciben y filtran los manuscritos. Luego, los proyectos aceptados tienen que presentar una campaña para captar un mínimo de apoyos individuales. "No pedimos dinero, pedimos apoyos personales. Da igual si una persona apoya con 5 euros que con 100 euros, contabiliza como un único apoyo. Es decir, buscamos a gente interesada en un proyecto. Y a nosotros esto nos sirve de termómetro para medir el éxito de un libro".

El sistema es similar en todas las editoriales consultadas. Pablo Checa apunta que ellos también reciben respaldo de empresas, "que apoyan con la compra de 20-25 libros", y Andreu Beneit Viciano añade que "cada proyecto cuenta con 40 días para alcanzar el objetivo de financiación, que es el mínimo que necesitamos para garantizar que el proyecto es viable". Solo editan el libro si consiguen ese objetivo.

La dificultad, evidentemente, radica en conseguir involucrar a un número suficiente de personas. Por eso es capital asesorar al autor, como dice el editor de Llibres a mida, transmitirle un know how, acompañarle en la preparación de los contenidos, enseñarle cómo incrementar las posibilidades de éxito de la campaña.

De ahí también la importancia de ser escrupulosos en las gestiones económicas. "En España cualquiera no puede hacer una campaña de este estilo, el responsable debe estar en capacidad de declarar el ingreso económico reunido por el conjunto de mecenas. Si el autor no es una empresa o no es autónomo, entonces hacemos un contrato de edición (también de coedición) con él o ella. Si el autor es una empresa hacemos un acuerdo y un contrato de responsabilidades mutuas."

Pero, ¿por qué se lo tengo que pagar yo?

La pregunta es inevitable. Si alguien desea publicar un libro, y no encuentra (o no busca) una editorial tradicional que se haga cargo, ¿por qué no se lo paga él mismo?

"Porque hay gente que no pude permitirse la autoedición de su propio texto ―responde Checa ―. Y si lo puede hacer, después no encuentra la manera de recuperar la inversión. Con el crowdfunding no pierden dinero ni escritor ni editor."

"Porque nosotros damos vida al libro antes de que esté escrito ―completa Pérez―. El autor está en contacto con el lector en cada momento. Un libro no solo es el texto final, también es la idea inicial, el manuscrito, el proceso de edición, etc. Eso, nosotros lo mostramos, lo contamos en tiempo real. Es una nueva forma de ver la edición de un libro, más viva, más dinámica y más transparente."

¿Qué libro regalarías a…?

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Beneit Viciano sabe que las plataformas de autopublicación son interesantes... para quien pueda pagarlas. Para quien no, el riesgo se asume en otro momento y de manera diferente. "Publicar un libro, sea como sea, siempre comporta algún riesgo. Y el crowdfunding no significa que el riesgo desaparezca, sino que se desplace. Ciertamente no al lector, porque al lector-mecenas no se le cobra nada si la campaña de crowdfunding no es exitosa."

Ha llegado el momento de llamar al estrado al autor. En este caso, a Raúl Gil, que publicó Con tinta roja en Libros.com. Le preguntamos cómo fue la experiencia... "Hay tres momentos clave: la propia campaña, cuando compruebas el interés que genera el libro y que hay un importante número de gente que te aprecia; la fase de escritura, en la que los mecenas se interesan por cómo va todo y te preguntan si queda mucho para terminarlo; la publicación, y con ella el envío de los ejemplares a las casas de los mecenas, el feedback, las fotos con el libro en redes sociales, los correos llenos de agradecimientos y críticas, los mensajes de gente desconocida que te dan las gracias por escribir. He vivido muchas cosas emocionantes en mi vida, pero pocas como ese vínculo entre escritor y mecenas-lectores."

En cuanto al grado de satisfacción de los editores... "Podemos decir sin miedo que somos una editorial que gana dinero", señala Roberto Pérez. "En la industria del libro hay un pesimismo constante y nosotros, en vez de quejarnos, aprendemos de lo bueno y hemos cambiado lo malo. Llevamos tres años publicando libros y todavía queda mucho por mejorar y por hacer."

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