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Cine

Satanismo, humor y ‘stop-motion’ ‘made in Spain’

Damián, el niño 'Pos Eso'.

Está la bailaora de raza y renombre internacional, la Trini; el torero de moda, el Gregorio, una intensa y meteórica historia de amor, una boda de las que marcan época y un hijo esperado, el pequeño Damián, que resulta estar poseído. Hay gloria y fama, managers interesados, prensa del corazón y metedores profesionales de cizaña como Belén Esteban, Karmele Martxante y Jesús MariñasBelén Esteban, a quienes acompaña desde el otro lado la siempre ávida de carnaza audiencia. Hay religión y espiritualidad (parte de ella de la mano del mítico Carlos Jesús), romance, humor y gags, terror, satanismo y goreCarlos Jesús. También, homenajes varios en forma de referencias cinematográficas y mordaces críticas sociales. Moldeados todos estos estos elementos en forma de muñecos animados con la técnica del stop-motion, componen la película Pos Eso, el primer largo firmado por el hasta ahora cortometrajista Sam, que se estrena este jueves 30 de abril en cines.

“El proceso es como crear un mundo desde cero”, explica el cineasta sobre la técnica que han utilizado, el claymation, en la que a partir de figuritas de plastilina se van encadenando sucesivas imágenes fijas para crear la ilusión de movimiento. “Intentamos que sea un mundo realista, pero adaptado a unos personajes de 30 centímetros de altura, para los que hay que crear todos los decorados, vestuarios, atrezo… todo desde cero, ya que esto no se puede comprar ni alquilar”. Con 6.000 piezas de atrezo en la película, cada uno de los personajes se construyó en un tiempo de entre seis y nueve semanas, fruto de la colaboración de diferentes profesionales. De ahí que Pos Eso haya tardado exactamente “cuatro años y dos meses” en rodarse, un periodo que el director ha dedicado “exclusivamente a la película, incluidos algunos sábados y domingos”. “Es un trabajo que es una vocación y una pasión”, reconoce, “porque desde luego rentable no sale”.

Un fotograma de la película, con los protagonistas.

En estos años, la cinta ha visto incluso desaparecer a dos de los actores que dan voz a los protagonistas del filme: Álex Angulo, fallecido en accidente de tráfico, y la veterana Mariví Bilbao. Junto a ellos, en ausencia, completan el elenco Anabel Alonso, Santiago Segura, Josema Yuste y Concha Goyanes, quienes con sus diálogos contribuyen al fin último de la película, que no es otro que “hacer que la gente pase un buen rato”. La escena de la grotesca decapitación de Belén Esteban —que seguro traerá cola— y otros pasajes memorablemente gore de la película, que quieren aportar una capa de crítica social, lo hacen sin saña ni ganas de moralina o, como dice Sam, “de manera no muy despiadada”. “Aunque sí hay una crítica”, puntualiza, “a la gente que se permite el lujo de decirnos lo que tenemos que hacer: esas personas que salen en televisión sin formación y sin la más remota idea de nada”. “Eso es algo que me indigna y que me preocupa”, agrega el director, “porque Gran Hermano le hace un flaco favor a las generaciones venideras”.

Una imagen de Carlos Jesús en plastilina

Desde hace más de un lustro se viene hablando de una “edad dorada” de la animación española, gracias al éxito de filmes como Arrugas, Chico y Rita, Justin y la espada de valor y, sobre todo, Las aventuras de Tadeo Jones. Para Sam, el apelativo resulta en cierta medida exagerado, porque a pesar de la “explosión de creatividad y de gente valiente que ha apoyado proyectos inusuales”, lo cierto es que sigue siendo “muy complicado hacer películas de animación en España”. “Los proyectos más comerciales han podido hacer uso de adelantos técnicos que poco tienen que envidiar a las películas de Hollywood, y eso con un presupuesto mucho menor”, opina a modo de contrapunto, “y además ha habido otros arriesgados y valientes con temáticas poco habituales más allá de la comedia, que es a lo que se suele asociar la animación, que en países como Japón tiene un público amplísimo, no solamente infantil”.

El 'making of' de 'Pos Eso'. 

Procedente del mundo de las series y los anuncios, Sam se fue introduciendo poco a poco en el circuito de exhibición de cortos, del que “ignoraba que hubiera festivales casi en cada pueblo”. Tras cosechar más de 75 premios internacionales con su primer proyecto, Vicenta, poco a poco fue haciendo “cortos cada vez más ambiciosos”. “Así te vas profesionalizando como realizador, hasta que te plantean hacer un largo y dices que sí”. Y así ha dado forma a Pos Eso, de la que también se siente orgulloso por tratrase de “una película sobre satanismo en España”. “Estaba cansado de que todas las películas que me gustan transcurran en Nueva York, en Los Ángeles o en Londres”, protesta, “yo sería feliz si los marcianitos decidieran invadir el planeta empezando por Valencia y Barcelona”.

El 'making of' de 'Pos Eso'.

El que casi casi va a invadir el planeta es él, que ya ha llevado su Pos Eso a decenas de certámenes por todo el mundo, el próximo el de Annecy. Aunque hay toreros, flamencas y hasta Belén Esteban, el cineasta asegura que la cinta se ha comprendido muy bien allá por donde ha pasado, desde Lisboa a Teherán. “Lamentablemente, estos seres están por todos los países”, apunta. “Quizá no se tan sangrante como en España, pero fuera lo entienden perfectamente”. La cultura española, “de la que no me río, sino que la estoy promocionando”, se entremezcla así con guiños a clásicos del cine como La profecía, El exorcista o Poltergeist. “Me gusta hacer referencia a películas que me han gustado”, señala el director. “Además, como con la animación no ves a actores, sino representaciones, estas ayudan al espectador a saber siempre dónde está”.

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