Libros

El libro político, entre la propaganda y la autoayuda

Algunas de las últimas novedades editoriales sobre política.

"Los libros políticos están de moda en estos días preelectorales. (...) La cercanía del sufragio provocó la proliferación de textos que intentan analizar el presente. 'Estar en medio de un conflicto indica que muchas personas, algunas con más capacidad que otras, quieran relatar lo que viven. A favor o en contra, cada uno con sus puntos de vista'."

El texto entrecomillado podría pasar como una reflexión escrita ayer, o anteayer, en cualquier medio español; sin embargo, el periodista que quiere saber y el editor que le cuenta, Daniel Fermín y Roger Michelena, charlaron en México y hace casi tres años. No obstante, aquí les tienen, de flamante actualidad en este periodo de aceleración histórica.

La acción y la memoria

Tradicionalmente, los candidatos en las campañas electorales de Estados Unidos, Gran Bretaña o Francia han considerado necesario definirse a través de un libro, porque incluso en tiempo de la Internet rampante, el editorial sigue siendo el medio que permite una explicación más prolija y sosegada.

España también ha tenido sus dosis de libros firmados por primeros espadas de la política, aunque las memorias made in Spain no nos han proporcionado grandes alegrías... ni revelado muchos secretos.

"Más allá de la controversia que provocan los expresidentes, y los políticos en general, cuando cogen la pluma, merece la pena profundizar en esos escritos para examinar cómo se ven y se inventan los personajes en la historia, y verificar, a través de las fuentes y pruebas que presentan, que lo que un personaje o un grupo dice no siempre es lo que hace —escribió el historiador Julián Casanova—. Y eso es especialmente cierto de los políticos, que escriben muy a menudo verdaderos panfletos históricos y libros de propaganda". 

Pregunto a Max Lacruz, editor de Funambulista que acaba de poner en circulación unas Memorias europeas de Francisco Sosa Wagner cuyo subtítulo-gancho es Mi traición a UPyD, si él cree de verdad que la gente lee libros para saber más de los políticos y sus intenciones. "Tu 'de verdad' ya induce la respuesta: no, estos libros de Memorias, si son buenos, son como mucho para entender por dentro cómo funciona la política, no para saber cómo son o qué quieren los políticos. Los otros, libros al uso de los políticos forman parte del marketing político, que suele ser una caca de la vaca considerable. Ahora bien el cotilleo es la principal actividad del ser humano. Es lo que define a la especie...". 

Lo peculiar de los últimos años es que, sin duda por las circunstancias socioeconómicas en las que vienen desarrollándose nuestras asaeteadas vidas, las mesas de novedades sucumben al aluvión de libros que intentan resumirnos lo que pasa, darnos las herramientas para afrontar la situación, y presentarnos a los (ya no tan) nuevos actores de la escena política. Es por ello que Michelena asegura que "el libro político actual puede considerarse autoayuda".

En infoLibre hemos hablado ya de cómo estamos leyendo el "problema catalán" (español, dirán otros), de quienes han venido proporcionándonos munición editorial para el día a día, de cómo ha pasado Podemos: de fenómeno político a fenómeno editorial...

No soy el tipo ominoso del anuncio de seguros de coche pero, por favor, permítanme que insista.

Ahora también hay en danza varios títulos sobre Ciudadanos, que responden sin duda a la ascensión fulgurante de la formación liderada por Albert Rivera en todo el territorio estatal. De hecho, él mismo firma un libro que parece más un programa electoral: El cambio sensato. 100 preguntas, 100 respuestas, que llegó a las librerías el pasado 14 de abril, un año después de su primera obra, titulada (no hay nada inocente) Juntos podemos.

¿Oportunismo?

José Lázaro, editor de Triacastela que acaba de recuperar y actualizar tres libros sobre el partido naranja no lo acaba de ver. "Recuperar estos libros es un intento oportuno de combatir los tópicos indocumentados que circulan sobre C's mediante un riguroso método lógico y genealógico. Es decir: estos libros aportan una gran cantidad de datos y documentos que permiten, primero, comprender realmente —y de forma detallada— lo que es en el fondo el proyecto Ciudadanos (aspecto lógico) y, segundo, comprender cómo nació, con que intenciones se planteó, cómo se puso en marcha y cómo ha evolucionado desde entonces esta iniciativa de un partido que quiere ser diferente a los demás (aspecto genealógico)."

"Sin duda que en cierto sentido lo es", admite José Fernández-Albertos, doctor en ciencias políticas por la Universidad de Harvard, investigador permanente en el Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC y autor del (pen)último libros sobre la formación de los círculos, Los votantes de Podemos (Libros de la Catarata). "Sin un cierto interés en la opinión pública por entender los procesos de cambio político que estamos observando, seguramente no me hubiese disciplinado tanto para escribirlo. No me parece mal escribir sobre cosas sobre las que hay interés. El problema es escribir por lo que hay interés sin tener nada que decir (esto no lo digo por ningún libro en concreto, que quede claro :))".

Max Lacruz, por su parte, no se anda con rodeos: "¿Ejercicio de oportunismo? Sin duda alguna. Qué otra cosa hace un editor sino ser oportunista, que es la manera fea de llamar a estar pegado a la realidad, a 'los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa', que diría Mairena."

Nada nuevo bajo el sol 

"Nuestros libros políticos suelen ser, de un tiempo a esta parte, biografías electoralistas o compilaciones de discursos vacuos", lamentó Álvaro Vargas Llosa, al tiempo que recordaba que "la política y las ideas, expuestas en libros influyentes, a veces deslumbrantes y a veces atroces, a veces refinados y a veces tribales en su apelación al instinto más primario, han ido casi siempre juntas."

En apoyo de su tesis, recordaba los dos ejemplos probablemente más obvios y extremos: en una esquina del ring, El manifiesto del Partido Comunista, de Marx y Engels; al otro, Mi lucha, el breviario nazi publicado por Hitler en 1925. "El primero, acaso mucho más que El capital, impulsó a la acción a millones de personas en pos de la emancipación proletaria que sería la culminación de la historia como producto del modo de producción capitalista. El segundo iba a ser un mero recuento del fallido putsch nazi de 1923 y acabó siendo el alegato de Hitler contra los judíos y los comunistas y a favor de la búsqueda de espacio vital para Alemania." Pero, todas las corrientes políticas se han alimentado de libros con vocación ideológica.

Podemos: de fenómeno político a fenómeno editorial

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Tras esta digresión y tras salvar las muchas y enormes diferencias, volvamos a la España de nuestros días, cuando los libros compiten con una miríada de medios de comunicación y se hace difícil ver la influencia de cada uno de ellos en el debate político de forma individualizada.

"La clave es tener algo que decir —señala Fernández-Albertos—. ¿Aporta algo novedoso el libro, más allá de intentar convencer al lector de las bondades o desgracias de un partido o candidato? Muchos libros (en particular los promocionados por políticos y/o escritos por ellos mismos creo que no lo hacen. Y aunque sin duda existe (si no, no los editarían), nunca entendí muy bien cuál es su mercado. No sé qué satisfacción extrae el legítimo seguidor de un político al leerle vaguedades y lugares comunes en favor del bien y en contra del mal. Hay demasiados así". 

Y ahora, a leer. A leer y (quizá) a votar.

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