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Arte

El universo Koons, según Koons

Jeff Koons frente a su perrito Puppy.

Itxaso Elorduy | Bilbao

Jeff Koons llegó a la tierra de Puppy este lunes, 8 de junio, junto a Scott Rothkopf, comisario del Whitney Museum of American Art e ideólogo del momento Koons-Bilbao. Se trata de la fase final de un recorrido expositivo rodeado de expectación y polémica que presenta en el Museo Guggenheim, tras visitar Nueva York y París, la retrospectiva del artista vivo más cotizado del mundo. Tratemos de ver porqué…

La mascota de uno de los museos más emblemáticos del mundo

"Puppy pudo ser devorado por el edificio de titanio y, por el contrario, se volvió tan icónico como el propio Museo", destaca Lucía Aguirre, comisaria de la exposición. Y Koons se muestra orgulloso del poder de su mascota, cubierta de 38.000 flores que crecen desde el interior y que recibe a miles de visitantes anualmente. "Algunos de los cuales toman sus fotografías de boda junto al famoso perro multicolor”, presume el padre de la criatura. Koons desea que el público conozca la complejidad técnica de su obra, que sin duda la tiene, aunque acepta y juega con el acercamiento a la misma desde la lógica superficialidad del impacto visual inicial.

Elegancia bilbaína

El museo de la capital vizcaína marca, como señala su director, Juan Ignacio Vidarte, “la única presencia en el estado español de la muestra”, que ya ha pasado por el Whitney Museum de la Gran Manzana y el parisino Centre Pompidou. El Guggenheim“permitirá ver la retrospectiva como en ningún otro espacio”, debido a las dimensiones del titánico edificio, que ha concedido al artista neoyorkino mil metros cuadrados más que Nueva York o París, lo que ha facilitado visualizar su obra con una elegancia “que nunca habían logrado otras instalaciones”, según destaca Koons. Hay obras exclusivas para esta exposición como Amore, Balón de fútbol y Dirty-Jeff On Top, que presentan, en opinión de la comisaria, “referencias constantes al arte contemporáneo” junto a un indiscutible aire pop o sexualmente explícito, como una escultura inédita en la que Koons, a tamaño natural, está tumbado sobre la que fuera su mujer, Cicciolina.

Los fetiches de Koons

La retrospectiva, organizada cronológicamente, recoge motivos fetiche del autor y muestra una visión cohesionada de la obra de Koons. “Una trayectoria coherente pero sorpresiva”, admite Aguirre. “Cada vez que se produce una nueva serie, el artista sorprende al público y a la critica”. Esa sorpresa llega con la sublimación de objetos vulgares reproducidos a imagen y semejanza de su original, como es el caso de Michael Jackson y Bubbles, una escultura de porcelana realizada a partir de una fotografía personal que Koons solicitó al cantante pop y de la que adquirió sus derechos de imagen.

"Profundizar en el comportamiento humano"

La colección que presenta el Museo Guggenheim de Bilbao comprende 95 piezas realizadas desde 1978 hasta la actualidad. Se pueden ver obras claves como Balloon dog, un perro de apariencia hinchable y color magenta que pertenece a la serie Celebración, realizada en acero inoxidable. Esta serie muestra la alegría, la necesidad de disfrutar de los pequeños momentos, como un cumpleaños con su hijo Ludwig, del que se mantuvo forzosamente alejado durante años por la férrea custodia que impuso sobre él su exmujer, Ilona Staller.

La escultura Michael Jackson and Bubbles tiene, en opinión del artista, “la misión de profundizar en el comportamiento humano”. Esta obra la creó a partir de una imagen del cantante junto a su mascota, un mono que le acompañaba en muchas de sus apariciones y por el que sentía verdadera devoción. La figura de Jackson es un símbolo para Koons, una representación de cómo un artista puede conseguir el calor del público. Algo parecido a lo que él mismo ha alcanzado. Público que ama su fuerza visual, mientras que los críticos se muestran divididos ante la realidad de un producto que según afirma Enrique Portocarrero, “es un simple objeto preciosista, cotizado por las nubes y fabricado industrialmente con mucho esmero”. La complejidad técnica de sus célebres esculturas cae en cualquier caso por su propio y literal peso, más de 1.500 kilos en determinados casos. Juguetes para súper millonarios con un precio unitario de unos 15 millones de euros.

"En el MIT (el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts) se mostraron asombrados porque Koons va más adelantado que los propios investigadores", apunta Lucía Aguirre. Junto a ellos, las series de objetos ordinarios, como las aspiradoras elevadas al grado superlativo, al perfeccionismo absoluto y de nuevo visualmente agradables, forman parte del universo koonsiano. Y los hermosos tulipanes que viven en el exterior del Museo Guggenheim: una escultura realizada en acero inoxidable, sin costuras, con aspecto de gran juguete hinchable, acabado en espejo y pintado con laca de color translúcido.

Sublimación de lo banal

A lo largo de su carrera ha desarrollado nuevos acercamientos al endiosamiento de objetos banales, testado las fronteras entre el arte avanzado y la cultura de masas, explorado los límites de la fabricación industrial y transformado la relación hacia los artistas considerados de culto, combinando el estatus de celebrity y el mercado global.celebrity Quizás este ha sido el éxito de Mr. Koons, la capacidad para unificar con estilo la cultura de masas y la exquisitez artística.

Libertad de creación

Koons es un ser libre, interesado por la idea de la cueva de Platón y la manera de salir de ella, de trascender. La idea de los dos mundos, el sensible o de los sentidos y el inteligible, sólo alcanzable mediante el uso de la razón. Afirma tener “sentido de responsabilidad personal" y gozar de confianza en sí mismo y en su arte, "lo más importante, más allá del dinero que genera”. “Mi trabajo tiene que ver con la autoaceptación. Los niños están más abiertos a las sensaciones, a aceptar las cosas tal como son. Cuando te haces mayor comienzas a juzgar, a crear jerarquías. Yo creo que hay que eliminar todo lo que impide desarrollar la libertad de la que dispones y el arte sirve para eso”.

Jeff Koons se casó con Cicciolina porque sintió que era “el ser más libre que había visto jamás”, y la serie Made in heaven, presente en la muestra de Bilbao, es el testimonio de la fugaz unión entre estos dos seres aparentemente contradictorios. Recién entrado en unos bien organizados sesenta años, Koons siente pasión por lo auténtico, la naturaleza y la familia. Es padre de ocho hijos, siete de los cuales nacieron en su segundo matrimonio. Libre para generar lo que le de la gana, el padre de Puppy ha alcanzado un estatus artístico que le permite múltiples licencias creativas.

Un gran equipo trabaja a sus órdenes

En un soleado estudio, junto al río Hudson, 150 personas trabajan para el artista, mientras el autor coordina la laboriosa realización de sus objetos. Realizados en metal, sin costuras, con efecto espejo, sus grandes juguetes-escultura precisan de dos a tres años de elaboración. Calificado de kitsch, hortera en castizo, Jeff Koons es un genio de la imagen con vocación artística ya mostrada durante la infancia, a la vez que un avezado capitalista. Trabajó en Wall Street, donde hizo importantes contactos y tiene grandes amigos en el mundo del arte, como su galerista, Larry Gagosian. Grandes coleccionistas internacionales poseen koons, lo que ha propiciado una creciente cotización de su producción.

Referentes

Picasso, Dalí… De Picasso posee obra, que cuelga de las paredes de su casa. De él admira “su capacidad artística, su vitalidad y continua metamorfosis creativa”. “Me encanta su trabajo de los últimos años, la expresión de la libertad absoluta. Es mi referencia”. Obra que desea que aprecien sus hijos “para que no crean que solo su padre es artista”. Antes, Dalí fue su ídolo de juventud, con el que contactó cuando estudiaba arte en Chicago a los dieciocho años. “Él estaba en el hotel St. Regis de Nueva York y me dijo que me recibiría. Fue tan generoso… Me invitó a la galería donde exponía y ahí tuve claro que yo quería formar parte de ese tipo de arte. Me hizo confiar en mí mismo, como joven creador. Le estaré siempre agradecido”. La colección de Bilbao presenta la obra Langosta, inspirada en él. “Un tremendo ser humano, un tremendo artista”.

Inspiración universal

El mundo del arte, o más bien el de los artistas, no se caracteriza precisamente por el orden y la estructura, sino más bien por la improvisación y la inspiración espontánea. Sin embargo Jeff Koons tiene estructurada su vida al milímetro. “Debemos seguir nuestros intereses, enfocarnos hacia ellos”. “Encuentro la inspiración en todas partes. Los seres humanos estamos conectados unos con otros y, a su vez, estamos unidos al universo. Así tiene que ser, no puede ser de otra manera”. Amén, Mr. Koons.

*Créditos de las fotografías: ERIKA EDE

 

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