La Compañía de Teatro Clásico inicia temporada con una sola producción propia

En el recién estrenado Teatro de la Comedia, sobre un escenario aún desnudo, la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) celebraba el miércoles nueva sede y temporada al mismo tiempo. Aunque el elenco todavía ensaya en el Teatro Pavón —edificio que ocupa desde el cierre de la histórica sala en 2002, cuando se clausuró para realizar obras estructurales, y que se mostró por primera vez en julio—, la institución exhibía con orgullo su recuperada joya, que se mostró por primera vez en julio. El alcalde de Zalamea será el primer estreno de la temporada el próximo 16 de octubre... y el único que la CNTC produzca en solitario dentro del eje principal de la programación, a diferencia de las dos piezas propias de la pasada temporada. 

¿El motivo? "El presupuesto", indican fuentes de la Compañía —el proyecto teatral público más importante junto al Centro Dramático Nacional— que no han querido hacer pública la cifra exacta. La misma Helena Pimenta, directora de la CNTC, ha aclarado en otras ocasiones que cuenta ahora con la mitad de los recursos de los que disponía su antecesor Eduardo Vasco en 2008/2009, cumbre de la inversión en cultura. En aquella temporada, fueron tres las obras producidas únicamente por la institución, que componían el grueso de su propuesta.

La política de resistencia de Pimenta en estos años (basta cruzar dos frases con ella en cualquier estreno para oírlo) se ha centrado en primar "la calidad", poniendo como prioridad huir de "la precariedad" del sector. Su solución ha pasado por hacer una "economía doméstica", en palabras de la directora. En la práctica, sustituir las producciones propias por coproducciones junto a otras empresas para reducir gastos sin que afecte al resultado final. Este curso, la CNTC da un paso más en ese plan. De las seis obras que conforman la primera línea de programación, tres serán gestadas junto a compañías privadas (el año pasado fue una menos) y dos son completamente ajenas a la institución pública.

Con este modelo y la escasez de recursos, sin embargo, la compañía (que este año cumple 30) tiene el objetivo de alcanzar los 90.000 espectadores en Madrid en 2016, frente a los 66.000 que se prevén acoger antes de que llegue enero. Afortunadamente, sus socios son particularmente ilustres este curso. Tres de las compañías más celebradas del panorama estrenarán en el Teatro de la Comedia: Ron Lalá, Kamikaze y el Teatro de la Abadía.  

De Cervantes a Shakespeare

Ron Lalá estrecha su relación con Pimenta repitiendo la misma fórmula de colaboración que En un lugar del Quijote, que desde diciembre de 2013 les ha tenido ocupados en una larga gira. Repiten, también, autor, tomando de nuevo textos de Cervantes recopilados bajo el título de Cervantina (del 14 de enero al 6 de febrero). Álvaro Tato, uno de sus integrantes, ha elaborado además la versión del texto de El alcalde de Zalamea. "Cuando era niño, robé un pétalo de la escenografía del Misántropo de Molière que entonces dirigía Marsillach [1996]. Me dije que un día sería artista y devolvería el pétalo", contaba el actor mostrando en su mano un pedazo de flor rojo oscuro.

Hamlet es la obra elegida por Miguel del Arco (director al frente de Kamikaze) para estrenarse con la CNTC. "Es el primer Shakespeare que se hace en la Compañía, y no lo voy a hacer yo, que no me hubiera importado", se lamentaba Pimenta en la presentación. Del Arco no podía responder: se encontraba en Cantabria, terminando de rodar su próxima película, Las Furias. Con esta obra (del 18 de febrero al 20 de marzo) protagonizada por Israel Elejalde y Carmen Machi se completa la (discreta) celebración de los 400 años de la muerte del autor inglés y de Cervantes. 

El tercer proyecto llega de la mano de José Luis Gómez, responsable de La Abadía, que dirigirá Celestina, una versión del texto de Fernando de Rojas adaptada a la escena. Gómez recordaba que, en origen, la obra estaba pensada para ser leída en voz alta por un intérprete, y citaba en vídeo uno de los pasajes de la pieza: "Todo lo puede el dinero, no hay lugar tan alto que un asno cargado de oro no lo suba". Era Pimenta la que aclaraba uno de los puntos fuertes de la obra: será el propio director el que encarne al personaje principal, junto a un reparto aún por decidir. 

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La Compañía Nacional de Teatro Clásico dedica una parte importante de su fuerza a su proyecto formativo La Joven, iniciado por Eduardo Vasco tras unos primeros pasos de Marsillach en la formación de actores. La próxima promoción de esta suerte de escuela (que aún realiza sus últimas audiciones) pondrá en pie La villana de Getafe, de Lope de Vega (del 20 de mayo al 12 de junio). Eso lo hará parte de esta troupe de jóvenes, porque otra recorrerá 12 institutos de distintas ciudades españolas con un programa pedagógico que organizará lecturas de textos de Calderón de la Barca, Lope de Vega y Tirso de Molina bajo el título de Préstame tus palabras. 

Pero si de algo parecía orgullosa Helena Pimenta era de sus productivos contactos con Europa. Continúa el proyecto de escenificaciones de fragmentos de obras en el Instituto Cervantes (este curso en Bremen, Frankfurt, Varsovia, Sofía, Belgrado y Atenas) y se firma una especie de hermanamiento con el teatro Nacional de Burdeos, uno de los centros públicos franceses más importantes. Ellos traerán un montaje de Lorenzaccio, de Alfred de Musset, y la CNTC llevará La vida es sueño, estrenada en 2012. En España, El alcalde de Zalamea tiene cerradas ocho fechas fuera de Madrid, y La villana de Getafe, tres. 

La tarea es ambiciosa, y más aún en el seno de un Gobierno que se ha negado a abrir el grifo al sector en los últimos presupuestos, ni a reducir el IVA cultural. La presentación de iniciaba con una interpretación de Media vita in morte sumus por parte del Joven Coro de la Comunidad de Madrid. Pimenta aprovechaba para hacer una declaración de intenciones y una descripción de la situación: "Este canto se solía entonar antes de la batalla, y se le atribuían influencias mágicas de buenos augurios. Esperemos que así sea".