Historia

Ángel Viñas: “Los últimos años del franquismo no fueron una dictablanda”

Ángel Viñas: “Los últimos años del franquismo no fueron una dictablanda”

Ángel Viñas (Madrid, 1941) está empeñado en demostrar que el franquismo no fue un régimen autoritario, como sostienen sectores de la derecha española actual, sino una dictadura en toda regla donde la voluntad del general Francisco Franco se elevaba a categoría de ley. De hecho, el dictador sólo era responsable ante Dios y ante la Historia como estaba marcado en las pesetas: “Caudillo de España por la gracia de Dios”. Historiador, diplomático y economista, Ángel Viñas es uno de los mayores expertos sobre la República, la guerra civil y el franquismo y autor de obras imprescindibles sobre ese agitado periodo.

“Pues claro que era una dictadura de manual, de componente claramente fascista”, señala Viñas en una conversación en un café de Madrid. “Baste decir”, añade, “que no estaban reconocidas las libertades básicas de una democracia, ni existía una separación efectiva de poderes y donde las leyes, los decretos y las normas parten siempre de Franco, como fuente primera y última de legitimidad. Ese rasgo se llamaba Führerprinzip en el nazismo y aquí podría calificarse de Francoprinzip como lo define mi colega Ismael Saz, uno de los grandes estudiosos de esta época”.

A juicio de Viñas, las características básicas del franquismo se prolongan entre 1939 y 1975 y el autor de La otra cara del Caudillo (Crítica) La otra cara del Caudilloobserva que, con algunos matices, se trata de una etapa histórica única y no parcelable. “Además”, explica, “los últimos años del franquismo no fueron una dictablanda en absoluto. Buena prueba de lo que afirmo fueron los cinco fusilamientos de miembros del FRAP y de ETA en los estertores del régimen, ahora se cumplen 40 años de aquellas ejecuciones. Así pues, la represión siguió siendo muy dura hasta el final”.

Destaca Viñas en su libro la capacidad camaleónica de Franco que fue capaz de transitar por el apoyo al nazismo durante los primeros años cuarenta para esgrimir más tarde su neutralidad y convertirse al final en un aliado fiel de Estados Unidos. “Fue una constante de su régimen y sólo tras los acuerdos militares con los estadounidenses, en los años cincuenta, se sintió totalmente seguro”.

El ensayo de Viñas, que acaba de aparecer en las librerías, lleva un significativo subtítulo (Mitos y realidades en la biografía de Franco) Mitos y realidades en la biografía de Francoque indica que arremete contra aquellos historiadores o pseudohistoriadores (el estadounidense Stanley Payne y el español Jesús Palacios de modo especial) que han manipulado o tergiversado, desde opciones de la derecha, la verdad sobre la dictadura. “Me ha interesado mucho desmontar de manera particular cuatro mitos muy extendidos. En primer lugar, la necesidad de la sublevación militar de 1936 contra la República; en segundo término, la predestinación de Franco a la victoria; en tercer apartado, el supuesto mérito en mantener la neutralidad en la Segunda Guerra Mundial; y, por último, el milagro económico”.

Ese desmontaje de falsedades y lugares comunes fue el objetivo de Viñas al escribir el libro, un trabajo que le ha ocupado un par de años, más allá de publicar una biografía con todas las convenciones de este género. “Se han escrito ya biografías muy buenas sobre Franco, comenzando por la publicada por Paul Preston hace unos años. Yo no hubiera aportado nada nuevo ni revelador”.

"Franco no aprieta el gatillo, pero es quien planea el asesinato de Balmes"

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Pero, a partir del enfoque desmitificador del libro, Viñas revela que Franco utilizó la guerra civil también como un negocio particular y al terminar la contienda contaba con una fortuna estimada en unos 32 millones de pesetas (unos 388.000 euros). “Con las 2.500 pesetas mensuales de su salario de general”, aclara el historiador, “resultaba imposible acumular una fortuna de esas dimensiones. Está claro que las donaciones durante la guerra al bando de los sublevados fueron aprovechadas por Franco para aumentar su patrimonio. Por otra parte, la contabilidad de la jefatura del Estado durante todo el franquismo no se ha conservado, no hay un solo papel en este capítulo. Es alucinante, pero cierto”.

Preocupado por la destrucción de documentos y por las trabas a la labor de los investigadores históricos, Viñas admite que no ha estudiado la relación entre la riqueza de Franco y los fondos de Patrimonio del Estado. “Subsisten”, opina, “muchas lagunas en la investigación sobre el periodo franquista, algo que dice poco en favor de la sociedad española y de su interés por el pasado reciente”.

Al hilo de estas reflexiones, este historiador, que ocupó altos cargos en organismos internacionales y que en la actualidad reside en Bruselas, lanza sus dardos contra el Partido Popular. “Los gobiernos del PP de esta legislatura”, comenta, “han frenado la desclasificación de documentos militares, no han invertido ni un duro en las tareas que prevé la ley de Memoria Histórica y han secado, en definitiva, toda la tarea en este campo”. Ángel Viñas resume su punto de vista con una frase lapidaria: “Es muy fuerte que la derecha española, el PP, no haya reconocido todavía el carácter ilegítimo de la sublevación contra la República”.

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