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Obituario

Wallander, un antihéroe

El escritor sueco Henning Mankell.

Henning Mankell inventó el investigador hereditario: tras escribir una decena de novelas detectivescas protagonizadas por el inspector Kurt Wallander, convirtió en intérprete principal de la serie a Linda Wallander, también policía e hija de Kurt. El viejo inspector pasó a ser un secundario en la continuación de la serie, truncada por el fallecimiento hoy en Gotemburgo del escritor sueco.

Esta vuelta de tuerca convirtió aún más a Mankell en parte de las vidas de sus millones de lectores en todo el planeta. Las novelas de Mankell fueron muy importantes para volver a popularizar el género policiaco en lo que llevamos de siglo XXI y, permítanme decirlo, para incorporar al mismo a muchísimas mujeres. Misántropo, bebedor, insomne, gruñón, el personaje del inspector de Policía Kurt Wallander encanta a las lectoras. Lo encuentran frágil y tierno, un antihéroe adorable que no usa los puños y al que le gusta la ópera.

Aun abordando rachas complicadas de asesinatos, las tramas de Mankell no son tan sanguinarias y truculentas como las del noruego Joe Nesbo, que ha heredado un buen porcentaje de la adicción al género, y en particular a su vertiente escandinava, generada en los últimos lustros por el recién fallecido. Tampoco son tan manifiestamente críticas con el sistema capitalista contemporáneo como las de su compatriota Stiegg Larsson.

Mankell cumplía los requisitos de la novela detectivesca clásica: un policía con un gran olfato como protagonista y unos escenarios donde no todo el mundo es lo que dice ser. Por ejemplo, unos ciudadanos de apariencia inofensiva pueden ocultar a unos monstruos racistas. Pero, insisto, quizá la principal razón de su éxito era, y seguirá siendo, el detalle puesto en la humanización del protagonista.

Muere el escritor Henning Mankell

Muere el escritor sueco Henning Mankell

Sus lectores sabían que a Mankell le quedaba poco tiempo de vida: él mismo había anunciado en enero de 2014 que padecía un cáncer irreversible. Y también habían ido enterándose de que el escritor, que comenzó en el mundo del teatro, pasaba muchos meses al año en Mozambique. Su compromiso solidario con África era intenso y lo materializaba con lo que más le gustaba hacer: la dramaturgia. Él y su esposa, Eva Bergman, hija del cineasta sueco, fomentaban allí grupos teatrales.

En noviembre de 2006 Mankell ganó el Premio Pepe Carvalho. El jurado consideró que el autor sueco compartía la idea de Manuel Vázquez Montalbán de “utilizar la novela negra para abordar críticamente los retos de la sociedad actual”. En efecto, ya antes de ceder el testigo del protagonismo detectivesco a su hija Linda, el inspector Kurt Wallander llevaba muchas novelas pensando en jubilarse. Estresado, siempre al borde del infarto, sentía que no pertenecía a la sociedad individualista, consumista y competitiva de estos tiempos. Aún más, se sentía arrollado por esa sociedad.

Y sin embargo, hasta el final, Kurt Wallander seguía luchando contra el crimen con sus grandes armas: una excelente perspicacia y, sobre todo, valor y perseverancia. ¿Eran estos los atributos que permitieron a Mankell superar el suicidio de su madre cuando él tenía veinte años de edad? Probablemente.

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