Historia

“Hay una voluntad de que no se hable del Sáhara”

La Marcha Verde se aproxima a la frontera entre España y Marruecos. Sáhara Occidental. NO USAR.

"El capitán ha dado la orden de destrozar la base militar. Solo han quedado de pie las paredes. Se ha hecho una hoguera con todos los muebles que no servían. Todos los cristales y sanitarios han sido rotos. La tropa ha liberado las tensiones acumuladas durante tantos meses". Josep Cornellà, médico destinado al Sáhara Occidental durante la mili, escribía el 2 de diciembre de 1976 desde el fuerte de Daora, entonces parte de la provincia española. Su carta era una expresión de lo que nadie contaba entonces sobre el asunto del Sáhara: la desorganización política, las fricciones en un ejército en desacuerdo con las decisiones del Gobierno y las caóticas y aceleradas órdenes de retirada de un territorio que había estado bajo protectorado español durante un siglo. 

Ese es el relato que hace el historiador y profesor de la Universidad Rey Juan Carlos José Luis Rodríguez Jiménez en su nuevo libro, Agonía, traición, huida (Crítica), un análisis de las decisiones políticas y el contexto histórico que llevaron a España a abandonar el territorio en manos de Marruecos. Una actuación que sigue condicionando la vida de los 380.000 saharauis que viven en el Sáhara Occidental, según cálculos de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. Esas tres palabras dejan clara la tesis de Rodríguez: agonía, la de Franco y su régimen, ocupados en su propia supervivencia; traición, la de España al pueblo saharaui; huida, la apresurada salida del territorio de las fuerzas militares ante la llegada de los marroquíes.

Traición. Una palabra que usan los propios militares que constituyen el grueso de la investigación del historiador. Si su título aporta nuevos hilos a un episodio de la historia de España a medio tejer, es por sus fuentes, militares destacados entonces a un territorio considerado un exilio cada vez menos dorado. "Un país llega a un territorio argumentando que le pertenece históricamente, aunque sea mentira. ¿Y luego puede salir de él sin tener ningún tipo de responsabilidad? España huye del Sáhara incumpliendo su compromiso con el pueblo saharaui, pero también con la ONU", denuncia Rodríguez.

Aunque España abandonó el territorio en 1976 cediéndolo a Marruecos y Mauritania, Naciones Unidas ha recordado en numerosas ocasiones que en ningún momento cedió la soberanía del Sáhara español a ninguna de las dos potencias. La misión de la ONU para el referendo en el Sáhara Occidental sigue tratando (desde 1991) de organizar un referéndum entre el pueblo saharaui para que este pueda ejercer su Derecho de Autodeterminación. "España es titular de la soberanía del Sáhara atlántico", recuerda el historiador, "aunque pretenda hacerlo olvidar". 

Rodríguez diagnostica un silencio intencionado en torno a este período de la historia: "Hay una voluntad de que no se hable del Sáhara". Rodríguez ha encontrado serias barreras a la hora de acceder a parte de la documentación necesaria para la investigación. En el archivo de Presidencia respondierona sus peticiones con un sonoro no: "Solicitamos las actas de los consejos de ministros sobre este asunto, que no se nos permitió consultar por razones de seguridad nacional. ¿Pero todo? Lo de hace 60 años también? También". Y denuncia una disposición del pasado año que limita el acceso a los documentos relacionados con Sáhara, Gibraltar, Ceuta y Melilla. "No solo no se ha avanzado en este tema en décadas de democracia, sino que parece que hay una involución", protesta.

Otro elemento del manto de silencio, explica el historiador, es la necesidad de ocultar las fallidas maniobras del Gobierno franquista, heredadas por todos los Ejecutivos sucesivos y no enmendada por ninguno: "Se insistía en que el Sáhara era un problema para España, un problema que había que solucionar librándose de él. Y luego se ha defendido que la actuación de España fue intachable. Entonces, ¿por qué no se pueden consultar los archivos? También está, claro, la relación con Marruecos, a quien no interesa crispar".

La responsabilidad de España 40 años después

La Marcha Verde de Marruecos sobre el Sáhara, de la que ahora se cumplen 40 años, fue lo que terminó por romper la frágil voluntad de un Gobierno que se desmoronaba. "Lo que pasa actualmente en el Sáhara parece un chiste de Forges. Se están tomando medidas lógicas de seguridad en todo el territorio, pues la marcha que están montado los marroquíes (...) parece tomada de una película de indios, pero a lo grande. (...) Los saharauis están cagados de miedo, ya que si nosotros nos vamos, los marroquíes pueden provocar una auténtica masacre", explica en una carta a su familia uno de los entrevistados. Rodríguez describe, en un tono casi cómico, las maniobras y órdenes contradictorias del Gobierno y los altos mandos militares, con Franco al borde de la muerte. 

Es la enfermedad del dictador lo que decide, finalmente, el futuro del Sáhara, en la tesis del historiador. "El equilibrio entre las familias del régimen se había roto por el desplazamiento de los tecnócratas del Opus Dei, ni siquiera se contemplaba la participación de Franco en el conflicto, y el régimen se preparaba para el final del dictador", relata. Tras meses de negociaciones, los diplomáticos españoles reciben la orden de tirar la toalla. Las conversaciones con el rey marroquí Hassan II son meridianamente claras. Habla el ministro Solís: "Digo solemnemente a Vuestra Majestad que no queremos la independencia. Que lo que necesitamos es cubrir las formas y salvar nuestros compromisos y en que estemos de acuerdo para que el Sáhara sea para Marruecos".

El régimen defendió entonces que España "salía con honor" del problema, la única versión en medio del silencio impuesto a la prensa. Rodríguez no duda en contestar: "¿Es compatible el honor con la huida, cuando se deja a un pueblo indefenso ante las armas del invasor?". 

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