Cultura

Antonio Muñoz Molina, un artesano de la literatura

Antonio Muñoz Molina, un artesano de la literatura

Antonio Muñoz Molina insiste en que la literatura tiene un componente muy relevante de artesanía, "de un oficio que se aprende, algo que se elabora con palabras sobre un papel o la pantalla de un ordenador". Para uno de los escritores más premiados, traducidos y leídos de la literatura española contemporánea, este oficio no supone ningún capricho. “Cuando te dedicas a escribir, ese oficio representa tu vida entera”. Por ello no se trata de ninguna casualidad que Antonio Muñoz Molina, el oficio del escritor sea el título del documental que La 2 emite este viernes a las 21 horas dentro del espacio Imprescindibles.Imprescindibles Esta película ha podido ya verse en pantalla grande y en proyecciones públicas, a lo largo de esta semana, tanto en Úbeda, el pueblo natal del escritor; como en la Cineteca de Madrid. Podrá verse también en la web de rtve.es.

Rodado a lo largo de dos años, el documental repasa la biografía personal y la obra literaria de Muñoz Molina a través de vídeos, fotos e imágenes de archivo y, sobre todo, a partir de tres entrevistas que el escritor mantiene con su mujer, la también escritora Elvira Lindo; con su hijo, Antonio Muñoz Vico; y con uno de sus mejores amigos, el filólogo Pablo Valdivia. De este modo, van desfilando por esta película, de una hora de duración, la infancia del autor de La noche de los tiempos o Como la sombra que se va en los años sesenta; sus estudios universitarios y su trabajo de funcionario de Cultura en el Ayuntamiento de Granada; su traslado a Madrid ya en su madurez; o su vida actual a medio camino entre Nueva York y la capital española.

Desde que el poeta y académico Pere Gimferrer descubriera el talento de aquel joven escritor jienense, allá por los años ochenta, hasta hoy, Muñoz Molina ha recibido el premio Nacional de Narrativa en dos ocasiones (por El invierno en Lisboa y El jinete polaco), el Príncipe de Asturias o el Planeta, al tiempo que sus novelas o ensayos han sido traducidos a 25 idiomas y sus obras han sido leídas por cientos de miles de lectores.

En las entrevistas del documental, que está dirigida por Álvaro Giménez Sarmiento, el protagonista se muestra convencido de que "la literatura está hecha de memoria" y en ese sentido resultan especial emotivas las secuencias en las que aparece en actos públicos en Úbeda, donde nació en el invierno de 1956 en una buhardilla de la casa de sus padres. A pesar de no considerarse representativo de una generación cultural, Muñoz Molina tuvo un interés manifiesto en destacar lo importante que fue para él “crecer rodeado de un cariño incondicional y la lealtad mutua con mis paisanos a lo largo del tiempo”.

Como territorio imaginario el pueblo de Mágina evoca a la Úbeda real y está muy presente en varias de las novelas de Muñoz Molina, como El viento de la luna, donde recuerda la llegada del hombre a la Luna desde los ojos de un adolescente. Precisamente al comentar las claves de su proceso creativo, el autor jienense citó el pasado jueves, durante el coloquio de la Cineteca, al portugués Fernando Pessoa cuando afirmó que “todo comienzo de una narración es inesperado”. Hasta tal punto la inspiración está llena de misterio que Muñoz Molina relató que Richard Wagner compuso las 15 horas de El anillo del nibelungo a partir de un acorde que le vino a la cabeza al despertarse un día.El anillo del nibelungo “Ese acorde dio unidad a todo el proyecto”, remachó el escritor.

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Pero no sólo de literatura se habla en este documental de La 2, ya que las facetas privadas y públicas de uno de los escritores más reconocidos de España ocupan buena parte del metraje. Así podemos saber de su afición por correr o por montar en bici, de su gusto por las bibliotecas y las librerías o de su pasión por los viajes desde que tuviera la inquietud juvenil de ver mundo. Familia y amigos se hallan en el centro de la vida de Muñoz Molina, poco inclinado a los protocolos sociales, las fiestas o las obligaciones públicas. Ahora bien, ese deseo de refugio en su esfera privada no es incompatible con un profundo compromiso cívico. Profesor de Literatura en Nueva York, columnista habitual en el diario El País y autor también de una extensa obra ensayísticaEl País (con libros muy polémicos como el reciente Todo lo que era sólido), la política está muy presente en su vida, como en la de tantos otros compañeros de su generación.

“Nuestros cambios vitales, de la gente nacida en los años cincuenta”, señaló en el coloquio de la Cineteca, “coincidieron con cambios trascendentales en nuestro país como los últimos años del franquismo, la Transición y la recuperación de la democracia”. Confesó el escritor una rebeldía constante, desde que era joven, contra las unanimidades obligatorias. “Por citar un ejemplo, nunca soporté ni soporto la felicidad obligatoria de la Semana Santa en Andalucía que, además, en democracia fue celebrada como un patrimonio cultural. Pensé que tras la dictadura quedaría reducida a una fiesta religiosa”.

Apasionado defensor de la enseñanza y la sanidad públicas, del Estado del bienestar y de los derechos sociales, Antonio Muñoz Molina siempre se quejó de la ausencia de una cultura democrática en España. “No hemos sabido”, comenta, “hacer una pedagogía democrática en las últimas décadas y ese fallo representa una de nuestras mayores carencias como sociedad”. Respetado por la crítica y por los lectores (“cuantos más tenga, mejor, no nos vamos a engañar”), académico de la RAE desde los 39 años, traducido y estudiado en muchos países, a Muñoz Molina todavía le quedan sueños por cumplir. Así, cuando recuerda la ilusión que le produjo la publicación de su primera novela, Beatus Ille, el escritor contesta muy serio a la pregunta sobre su sueño actual: “Mi próximo libro, ese es ahora mi sueño”.

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