Música

Harry Connick Jr. da rienda suelta a su lado más pop

Harry Connick Jr., en una imagen de promoción.

Francisco Chacón

Harry Connick Jr. amplía sus horizontes para no quedar encasillado como el nuevo Sinatra. Su dominio del swing y de la elegancia resulta innegable, pero después de 40 años de carrera trata de abrir otras puertas.

Su nuevo álbum, That would be meThat would be me, se tiñe de pop estándar muy a la americana y, por supuesto, con clase. Nada que ver con aquel experimento similar, aunque fallido, que lanzó al aire dos décadas atrás bajo el nombre de She.

Connick se nos presenta con una imagen más desaliñada, barba incluida, tal vez porque llevaba ya demasiados años saliendo al escenario vestido con impecables trajes y corbata o pajarita.

Cierto que ésa es la imagen arquetípica de los croonerscrooners, pero cada se hace más evidente que esa estética se le queda corta. De hecho, acaba de dar rienda suelta a una nueva faceta: presentador de un late night show en la cadena Foxlate night show. Así que, a partir de ahora, se convierte en una especie de sucesor del mismísimo David Letterman.

That would be me incluye un renovado romanticismo, no necesariamente deudor de la prestancia de Nat King Cole sino más bien cercano en este caso a James Taylor o Stevie Wonder.

Lo que está claro es que Mr. Harry ha dado nuevos bríos a toda una generación de cronistas de los sentimientos, donde se encuadran Michael Bublé, Jamie Cullum, Peter Cincotti, Anthony Strong, Till Brönner o Mario Biondi.

La mayor parte de ellos ha optado por ensanchar sus miras y buscar la confluencia con otros géneros, más allá del jazz vocaljazz . En este sentido, el británico Strong permanece como uno de los más fieles continuadores de la saga.

El caballero Connick Jr. lleva en las venas semejante cariz, pues procede de Nueva Orleans y sus padres regentaban una tienda de discos, origen de su pasión por la música. Sus escarceos en el Barrio Francés de la capital del jazz dieron paso al salto a Manhattan y a Hollywood, donde ha protagonizado varias películas.

Broadway le reclama con asiduidad, pero su ciudad natal siempre viaja con él en su corazón. Nada extraño entonces que su preocupación después del huracán Katrina se tradujese en dos preciosos discos: Oh, my NOLA y Chanson du Vieux Carré. Su piano y su voz al servicio de un enclave tan especial.

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