FICX 2016

Garrone es más que 'Gomorra'

El director Matteo Garrone en el Festival de Gijón.

Al director italiano Matteo Garrone (Roma, 1968) le persigue la sombra de Gomorra. Hace ya ocho años que esta adaptación del libro periodístico de Roberto Saviano le valió el Gran Premio del Festival de Cannes, arrasó en los David de Donatello y los Premios del Cine Europeo y fue nominada a los BAFTA y los Globos de Oro. Pero el cineasta no es un one-hit wonder, como uno de esos grupos de música que consigue colocar un tema en las listas de éxitos y desaparece para siempre. El Festival de Cine de Gijón —que celebra su 54ª edición del 19 al 26 de noviembre y al que este periódico viajó invitado por la organziación— quiere subrayarlo. Y para ello ha organizado una retrospectiva de su obra que reúne todas las películas estrenadas por el director desde que se lanzara al largometraje en 1996.

"Estoy feliz de que se hayan programado todas mis películas, verlas juntas me da cierto orgullo. Es un recorrido privilegiado", dice Garrone al final de una breve pero intensa mañana de entrevistas en el festival. Ahora puede volver a ver la reflexión sobre la frustración del migrante en Terra di mezzo(1996) y Ospiti (1998); el límite entre el documental y la ficción de Verano romano (2000); la búsqueda de la eterna juventud de El embalsamador (2002); la relación abusiva de Primer amor (2003), donde comienza percibirse su estilo; la llegada de Gomorra; la reflexión sobre la ambición y la fama de Reality(2012); y su última obra, El cuento de los cuentos (2015), una zambullida en la fantasía... y en la industria internacional.   

Ninguno de los títulos, tampoco los estrenados cuando Garrone ya había conseguido convertir Gomorra en un éxito mundial, ni siquiera El cuento de los cuentos, rodado en inglés con Salma Hayek y Vincent Cassel ha conseguido igualar en impacto al filme sobre la mafia. ¿Por qué Gomorra ha tenido una vida tan larga? "Venía de un libro que ya había tenido mucho éxito, y juntos crearon un fenómeno, se ayudaron mutuamente", apunta. Y también está el género el que comparte con El Padrino y Uno de los nuestros, que reconoce como "especialmente popular". Pero tampoco se quita mérito:"Creo que el filme ha hecho que el espectador vea esta realidad con otra luz, con un componente casi antropológico.  Y con un lenguaje que resulta hasta cierto punto novedoso".

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El creador de ese largometraje con olor a documental sobre la mafia no parece el mismo que ha dirigido El cuento de los cuentos, un trabajo absolutamente fantasioso basado en varias fábulas medievales. Pero para Garrone la distancia no está tan clara. "El cuento de los cuentos no va sobre el siglo XVII, va sobre hoy", decía en el estreno de la película el pasado año. Si se mira de cerca, en esta colección de relatos —Gomorra tenía la misma estructura— ecos de sus anteriores trabajos. En la historia de las dos hermanas ancianas, ávidas de juventud y sexo, se ve una obsesión compartida con El embalsamador. En la del rey que obliga a su hija a aceptar el marido de su elección está la opresión patriarcal presente también en Primer amor. En el cuento sobre la reina dispuesta a sacrificar cualquier cosa por dar a luz a un niño hay una reflexión sobre la violencia propia del proyecto en torno a la mafia. 

¿Por qué era necesario ese paso a la fantasía? Garrone tiene una objeción: "También en Reality [ganadora del Grand Prix de Cannes] había elementos de fantasía. Empieza con una carroza que llega a un castillo...". Es cierto. Luciano, el protagonista del filme, decide cambiar su destino presentándose a una audición de Gran Hermano. Y, cuando las cosas no salen como espera, opta por crear un universo paralelo en su cabeza. "La fantasía siempre ha estado presente en mi cine, a veces de manera más evidente y a veces de manera más sutil. El realismo y lo fantástico siempre va a estar en el centro de mi investigación y de los relatos que cuento. Incluida Gomorra".

En su día, Garrone definió su filme sobre la mafia —del que no le importa hablar largo y tendido, a diferencia de otros directores que tienen a renegar de sus grandes éxitos— como un "cuento de hadas oscuro". Reality fue, según sus propias palabras, una "película Pixar", caricaturesca e increíble. El cuento de los cuentos hablaba "con gran artificio" de "comportamientos humanos que ocurren de verdad". El director prepara ahora una versión de Pinocho —por la que no se le permitía preguntarle— que volverá a poner a prueba esa tensión entre fantasía y realismo. Si el proyecto sale adelante. El actor Toni Servillo ha anunciado que será Gepetto, pero hay que tocar madera: todas las versiones de Pinocho que han intentado ponerse en marcha hasta ahora han fracasado, y el título tiene ya fama de película maldita. 

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