Libros

Leer ¿es mejor que curar?

Portada de 'La dieta Dunkan'.

Hace unas semanas, el doctor Pierre Dukan visitó nuestro país para presentar su nuevo libro. En las entrevistas que concedió, muchos sacaron a colación denuncias antiguas que él rebate con entusiasmo: "¡No pongo arsénico en mi dieta! Pero esto ha sido una especie de leyenda que a fuerza de repetirla la gente se la ha creído sin saber lo que había detrás", aseguró en una de esas conversaciones periodísticas. "Han intentado hacerme caer, pero no lo han conseguido".

Más allá de la polémica, hay que reconocerle a Dukan su resistencia frente a la adversidad. Y su condición de pionero, porque fue de los primeros que entendió que los libros eran un buen método para transmitir hábitos de vida. Algo que, a estas alturas de historia editorial, ha alcanzado grandes proporciones.

Basta con darse un garbeo, incluso uno distraído, por las librerías para percibir la magnitud del fenómeno. "El auge de los libros de salud, bienestar y alimentación tiene que ver con una sociedad cada vez más preocupada por cuidarse", sostiene Ángeles Aguilera, editora en Planeta No Ficción. "La gente se ha dado cuenta de que la mejor manera de cuidar la salud es previniendo la enfermedad, de ahí que nos cuidemos, que intentemos comer bien, que intentemos no llegar a enfermar con hábitos saludables", continúa Gonzalo Albert, editor de Aguilar. "Anhelamos vivir con la mayor calidad posible, y eso implica no sólo el cuidado del cuerpo, también de la mente y de todo lo que pueda significar una mejora", concluye José Ignacio Para, de Ediciones Obelisco.

Los tres lo han percibido y obran en consecuencia: buscan terrenos favorables, proponen temas a autores o recogen las propuestas que les llegan, generan contenidos atractivos para los lectores que aspiran a mejorar. Y publican, publican sin parar.

Pero, ¿es para tanto?

Digamos, antes de continuar, que las cifras oficiales matizan este entusiasmo. Hemos recurrido a las que difunde la Federación de Gremios de Editores y nos hemos dado cuenta de que los dos subgéneros en los que se pueden encuadrar este tipo de libros no han experimentado una gran progresión.

En 2016, el subgénero denominado "Estilo de vida, deporte y ocio" sumó 3.169 títulos nuevos (el 3,9% del total de los libros editados en nuestro país) y el llamado "Salud y desarrollo personal" añadió 2.122 títulos (lo que supone un 2,6%), porcentajes inferiores o iguales a los anotados en 2015 (4,1% y 2,6% respectivamente).

Eso si hablamos de títulos, que es de lo que podemos hablar con cierta propiedad porque comparar la facturación es prácticamente imposible, ya que el Informe de Comercio Interior del Libro tiene una organización de subgéneros diferente.

En definitiva: los "libros saludables" no tienen tanta presencia como parece. A pesar de lo cual, ocupan un lugar relevante en las librerías.

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¿Y eso por qué?

"Cada vez hay más casos de cáncer, diabetes y obesidad y cada vez son más jóvenes los afectados –dice la Dra. Odile Fernández–. Estas enfermedades tienen una estrecha relación con nuestra alimentación y nuestros estilos de vida, según indican los diferentes estudios. La población empieza a ser consciente de la relación existente entre la alimentación y la enfermedad y buscan información que pueda ayudarle tanto en prevención como durante el tratamiento de dichas enfermedades".

La Dra. Fernández es autora de un blog y un libro titulados ambos Mis recetas anticáncer, basados en su experiencia personal, que explica aquí. Superó un cáncer que tenía muy mal pronóstico, y lo hizo gracias a la medicina tradicional y a su apuesta por una alimentación correcta.

Le interesa subrayar que como médico formada en la enseñanza oficial, y que ha recibido tratamiento de quimio durante su enfermedad, no sería coherente con su formación y experiencia si le dijese a alguien que abandonase un tratamiento. "Lo que sí puedo aconsejarle es cómo puede mejorar su calidad de vida e intentar aumentar la efectividad del tratamiento oficial basándome en estudios científicos, en mi experiencia personal y en la experiencia de hospitales que aplican la oncología integrativa para atender a las personas con cáncer".

La suya es una muestra más, si bien extrema por la naturaleza de la enfermedad, de que como apunta Ángela Quintas, coaching nutricional, "la alimentación juega un papel importante en nuestra vida y somos más conscientes de ello". El problema es, aquí como en todas partes, separar el grano de la paja.

De quién te puedes fiar

Si algo hace sospechar de la auténtica naturaleza de alguno de estos libros que prometen una vida más sana, una alimentación equilibrada, es la presencia habitual en sus portadas de famosos a los que no tenemos por expertos en la materia que abordan, muchos de los cuales tienen poco más que compartir que su experiencia personal. Algo que tampoco es nuevo.

"Las tendencias de salud a veces las conocemos por ellos –asegura Gonzalo Albert–. Suelen estar al día en muchas de ellas e incluso algunos son auténticos expertos. Muchas generaciones han hecho deporte con los vídeos de Jane Fonda, y creo que no ha hecho mal al mundo, al contrario".

Del tirón de esos personajes populares cabe poca duda, pero eso no significa que los lectores se dejen dar gato por liebre. "El nivel del lector es más elevado, por lo que es un lector crítico y que sabe discriminar qué es lo que le puede ser más adecuado", asegura José Ignacio Para. Es decir, debemos confiar en la inteligencia de un lector que es cada vez más exigente. En efecto, dice Ángeles Aguilera, "de algunos títulos se puede agotar la primera edición gracias a la promoción y al marketing editorial, pero si no son buenos, si los lectores no los hacen suyos, se paran. Los que acaban triunfando son los que finalmente el lector recomienda".

Pero, incluso aceptando que el lector sea un lince, no parece justo ni sensato descargar sobre sus hombros toda la responsabilidad. Por eso, Quintas insiste en que "cuando una persona compra un libro debe saber quién lo ha escrito, qué formación tiene y cuál es su trayectoria profesional". Una información que se le tiene que brindar en los paratextos del libro.

Porque aquí, y el reproche es de la Dra. Fernández, "sobre medicina escribe y opina cualquiera sin tener formación. He visto libros que tratan de temas médicos escritos por bioquímicos que en su vida han pasado consulta médica ni tienen experiencia con enfermos y hablan categóricamente basándose solo en su opinión personal", lamenta. Y nos recomienda que cuando tengamos entre las manos un libro de divulgación miremos antes que nada las referencias bibliográficas a estudios científicos, "si no las tiene, pierdo el interés en su lectura".

En definitiva, Quintas y Fernández nos piden que nos comportemos con los libros como haríamos en la vida real. Curiosamente, a veces sucede que los enfermos tienen más fe en médicos a los que no conocen, pero que escriben libros o salen por la tele o se asoman a la radio…

La novela, para el que trabaja

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Son ámbitos que conviene separar. "Cuando te encuentras en un medio de comunicación siempre tienes que generalizar, no puedes dar consejos específicos porque cada persona es un mundo –dice Quintas–. Cuando estamos en la consulta es muy diferente: ahí podemos evaluar cómo se encuentra a nivel nutricional cada persona, vemos sus analíticas, analizamos qué ejercicio está realizando etc.; y podemos dar consejos muy personalizados. Nunca sabes quién está leyendo tu libro o te está escuchando por la radio, por esa razón siempre tienes que hablar de casos generales sin tener en cuenta por ejemplo patologías que pueden padecer determinadas personas".

Fernández, sin embargo, cree que los libros llenan un hueco. "Observo que son muchos los enfermos que piden información y consejos a sus médicos sobre pautas concretas de alimentación y no obtienen respuesta, más allá del come variado y saludable o come lo que quieras". Pero, ¿qué es variado y saludable?, se pregunta el enfermo. Y entonces "busca en internet o en otras fuentes la información que no encuentran en la consulta médica".

 

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