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Corea del Norte

Viaje al cohete de 'Rocket Man'

El presidente de Corea del Norte, Kim Jong-un ante el lanzamiento de un misil.

"Es una obsesión en los diarios, en las televisiones y en las discusiones. El ambiente marcial es omnipresente. Oyéndoles, la guerra terminó la semana pasada y puede volverá a empezar cualquier día".

Guy Delisle estuvo poco en Corea del Norte, tres meses, tiempo suficiente para retratar el régimen en un cómic, Pyongyang (Astiberri), que bajo su apariencia inofensiva es una demoledora denuncia de la paranoia que se vive al norte del paralelo 38.

"Muchos de los norcoreanos con los que pudimos hablar nos explicaron que ellos viven en un estado de alerta permanente, preparados para defenderse con armas de cualquier acto que ellos puedan considerar como una provocación" explica Beatriz Pitarch, autora de Cerrado 24 horas (Laertes). "Contaban orgullosos que su ejército estaba formado por 25 millones de soldados, es decir, todos los habitantes del país. Y sí que se transmitía esa sensación, de que todo el mundo está preparado para una guerra. Todos, desde niños. La posibilidad de una guerra a gran escala salía en las conversaciones todos los días. Por ejemplo, al ver las enormes carreteras desiertas de 12 carriles en un país donde apenas hay automóviles, les preguntábamos el porqué de semejante infraestructura y la respuesta era para poder sacar los tanques ante el primer ataque".

Todo lo que sabemos de esa dictadura que sabemos pavorosa tiene tintes grotescos. Quizá porque todas las autocracias lo son, grotescas, pero también porque el último reducto estalinista del mundo y sus gerifaltes se nos antojan más propios de historieta que de historia.

En la penúltima tira, Donald Trump (otro con aires de caricatura) amenazó con "destruir totalmente" el país de "Rocket Man", el hombre cohete, y un ministro obediente de Kim Jong-un respondió llamando a Trump "Perro ladrador" (entiéndase: poco mordedor). Al poco, el propio líder compareció amenazando con "domar con fuego al viejo chocho". Si no fuera por la gravedad del asunto, nos quedaríamos aguardando la aparición estelar de Pingüino o de Ernst Stavro Blofeld.

Los de Delisle y Pitarch con testimonios de viajeros que pasaron por Corea del Norte, vieron lo que les dejaron ver y atisbaron lo que su perspicacia y sus conocimientos previos les permitieron vislumbrar. El escritor portugués José Luís Peixoto también pertenece a esa categoría: se apuntó a "The Kim Il-sung 100th Birthday Ultimate Mega Tour" y la gira fue material para un libro, Dentro del secreto (Xordica) tan jocoso como escalofriante.

Generalmente, lo que sale de esos viajes son ensayos como apuntes, reveladores incluso si la experiencia apenas incluye contactos con los norcoreanos. Distinta fue la experiencia que Suki Kim nos trasladó en Sin ti no hay nosotros (Blakie Books). Nacida en Seúl, Suki Kim vivió desde los 13 años en Estados Unidos, donde inició una carrera literaria sin dejar por ello de pensar en lo que había dejado atrás… y al norte, que nos ha contado a través de reportajes periodísticos. Poco antes de la muerte en diciembre de 2011 de Kim Jong-il (padre del Kim actual), vivió una experiencia única como profesora de inglés de 270 estudiantes de la élite norcoreana. El calificativo "escalofriante", ya usado, se hace de nuevo necesario.

También es un viajero habitual Adam Johnson, quien de su experiencia de no ficción sacó una novela: El huérfano (Seix Barral). Para justificar la elección de registro literario, Johnson explicó que casi todo el material que había podido leer versaba sobre política nuclear, teoría económica o historia militar. Que cuanto más miraba para saber cómo podía ser vivir allí, menos cosas entendía, y más importante se le antojaba saber qué estaba pasando. "Escribí el libro como un trabajo imaginativo por mis propias razones. Pero sentí que necesitaba ir a ver el lugar para entenderlo". Su conclusión: las personas son reclutadas para integrarse en la narrativa patriótica que el régimen les ha grabado mediante la propaganda, y lo hacen renunciando a sus propios deseos.

Desde el corazón del monstruo

Por razones obvias, los testimonios escritos desde dentro del régimen no son abundantes, o no han trascendido.

 

Quizá el más extraordinario es La acusación (Libros del Asteroide).  Su autor se esconde bajo un pseudónimo, Bandi, "luciérnaga", y de él apenas sabemos nada. Si nos ha sido dada la oportunidad de leer sus escritos es porque pudo sacarlos del país con la intervención de un familiar, gracias al cual los cuentos (reales y feroces) se publicaron en Seúl el año 2014. Lo cual es, en sí, algo extraordinario: desde la fractura de la península coreana, nadie había conseguido sacar de ahí un escrito crítico con el régimen. Bandi se describe como "un autómata, un humano sometido al yugo" y sus editores aseguran no tener dudas acerca de su existencia y la veracidad de su relato.

Lo cual es importante. Hace unos años, el periodista estadounidense Blaine Harden publicó Evasión del campo 14 (Kailas), el testimonio de Shin Dong-Hyuk quien pasaba por ser el único norcoreano nacido en un campo de concentración que había conseguido escapar. Sin embargo, partes (solo partes) de su historia resultaron ser falsas… "Cada uno de nosotros tiene historias o cosas que nos gustaría ocultar. Todos hemos hecho cosas en el pasado que no queremos que salgan nunca a la luz. Yo también siempre he querido ocultar y esconder parte de mi pasado", admitió Shin.

"Fue muy deprimente porque sabía que Corea del Norte tendría un día de fiesta, usando el escándalo de Shin", declaró posteriormente Barbara Demick. "Estoy segura de que a Shin le han pasado cosas terribles, y estoy segura de que fueron perpetradas por el régimen norcoreano, pero nadie puede decir ahora exactamente qué porque Shin ha revisado su historia muchas veces. Ha perdido toda credibilidad y, en el camino, ha dañado gravemente los esfuerzos para mejorar los derechos humanos en Corea del Norte".

Demick, periodista, es autora de Querido líder (Turner), y para ella comprobar la veracidad de lo que sus protagonistas le contaban se convirtió en una obsesión que la obligó a volver una y otra vez sobre sus testimonios. Lo que quería llegar a entender era qué sucede con la gente cuando vive en una sociedad totalitaria, "¿siguen siendo gente como nosotros, o se hunden?".

Y la vida sigue

Contado todo lo cual, hay otras aproximaciones menos combativas.

La de James Church, pseudónimo bajo el que se esconde quien dice ser dice un exagente de inteligencia especializado en Asia. Church nos cuenta Corea en novelas policíacas protagonizadas por el inspector O, la primera de las cuales fue Un cadáver en el Koryo (Factoría de las Ideas).

(Paréntesis. Koryo es, leo en Delisle, el único lugar de Pyongyang en el que se pueden comer helados.)

"Lo creas o no, nunca escribí estos libros para enseñar", explicó. "Sin embargo, para evitar que la gente y el escenario se convirtiesen en caricaturas (un barrizal que muchos autores que escriben sobre Corea del Norte no han logrado evitar, me temo), me di cuenta de que incluso una historia de detectives tenía que estar enraizada en la realidad. Para hacerlo, iba a ser necesario ayudar al lector a separarse de la imagen bidimensional de Corea del Norte que han creado los medios".

¿De qué viven los poetas?

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También nos brinda una perspectiva diferente un libro de pronta aparición: Made in North Korea: Graphics from Everyday Life (Phaidon), que se anuncia como la muestra "más completa de recuerdos gráficos norcoreanos publicada hasta la fecha", un libro extravagante que nos permite mirar (admirar es otra cosa) el diseño hasta ahora desconocido de la República Popular Democrática de Corea a través de la colección personal de Nicholas Bonner, que lleva más de veinte años visitando el país y es el máximo experto en su turismo y su cultura gráfica.

Porque Corea del Norte se puede explicar de muchas maneras. Lo cual no implica que lleguemos a entenderla. Entrevistado en 2007 tras publicar Diarios de Corea (Debate), un libro fruto de viaje realizado gracias a la Asociación de Amistad con Corea, Bruno Galindo aseguro que el país no suponía una amenaza, y menos para el mundo. "Corea del Norte tiene un problema con Estados Unidos, no con el mundo", declaró.

Atentos, pues, a Perro Ladrador y al Hombre Cohete, a sabiendas, eso sí, de que, como el Marte de la canción de Elton John, Corea del Norte no es el tipo de lugar en el que criarías a tus hijos. De hecho, es fría como el hielo.

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