"Las instituciones públicas, relacionadas con la acción de Gobierno, no son espacios gubernamentales, sino
un patrimonio colectivo". Lo advertía
Luis García Montero en el discurso de su toma de posesión como
director del Instituto Cervantes, el miércoles a mediodía. La sala de la sede madrileña de la institución estaba llena a rebosar, en parte por el séquito de representantes políticos que suelen acompañar a estos actos, pero también por amigos y creadores del poeta. Pero era una advertencia también hacia sí mismo. "Esta mañana siento la voz de don Quijote", decía el también catedrático de Literatura en su discurso, "
advirtiéndome sobre la responsabilidad que asumo".
Escuchaban sus palabras los ministros de
Asuntos Exteriores y Cooperación (de quien depende formalmente la institución), de
Educación (se imparten clases de español en los 87 centros que tiene repartidos en 44 países) y de
Cultura (las sedes tienen bibliotecas y se organizan en ellas distintas actividades), así como
Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno y ministra de Igualdad, y
Dolores Delgado, ministra de Justicia. Y también artistas cercanos al escritor granadino, como la novelista
Almudena Grandes (su pareja desde los noventa), los músicos
Joaquín Sabina y
Miguel Ríos, cineastas como
Fernando León de Aranoa, actores como
Núria Espert, Pilar Bardem y su hijo
Carlos Bardem o periodistas como
Jesús Maraña, director editorial de
infoLibre, o
Sol Gallego-Díaz, directora de
El País, además de editores de sellos como Visor o Planeta y autores como
Benjamín Prado, colaborador de este periódico.
García Montero decía afrontar la tarea, inaugurada a finales de julio en la reunión anual de los directores del Cervantes,
con "exigencia" e "ilusión". El nuevo director hacia referencia a su edad —cumplirá 60 años en diciembre— y a los "tantos momentos diferentes de la historia de España" ya vividos para agradecer "la oportunidad" de compartir "oficio" y "vocación cívica" en lo que considera "un tiempo nuevo para la democracia española". La vicepresidenta Carmen Calvo no dudaba en elogiar
la "solvencia" y el "prestigio" del poeta, que sustituye por voluntad del Gobierno de Pedro Sánchez a Juan Manuel Bonet Planes, en la dirección desde febrero de 2017.
En su discurso, el también columnista de
infoLibre citaba a la escritora italiana
Elsa Morante, al poeta republicano
Antonio Machado y a
Ángel González, maestro de la generación del 50 a quien García Montero estuvo muy unido, para describir su hoja de ruta. De la primera rescataba el arte como "apuesta contra la desintegración ética de la sociedad". Del segundo, tomaba "el mayor reto": "el esfuerzo por ser buenos, en el buen sentido de la palabra
bueno". Esto, frente a "los que trabajan por crear un tiempo propicio al odio", advertía, parafraseando al tercero.
García Montero hacía referencia en su discurso a una de las preocupaciones expresadas desde el anuncio de su nombramiento, el pasado 19 de julio. Era "el respeto al bien común de la entidad y a la
independencia de sus profesionales es un tesón prioritario". Tras su reunión con los directores de los centros entre el 23 y el 26 de julio en Orihuela (Alicante), García Montero
apuntaba que su prioridad sería la de
"tratar dignamente" a los empleados del Cervantes. "Los trabajadores me han señalado los problemas normales de estar en el exterior, vivir tan lejos con la familia genera problemas humanos y esa es mi preocupación", decía hace unos días en
una entrevista en RNE, en alusión a conflictos laborales abiertos, como el de los sueldos de los trabajadores de Brasil, congelados pero sometidos a la inflación acumulada del país. "Los hombres y mujeres del Cervantes han asumido en estos años no solo las tareas de un empleo", decía en su discurso, "sino los
desvelos de una vocación". Y nombraba al escritor y periodista francés Albert Camus para afirmar que "el tiempo del ocio y el tiempo del espíritu son inseparables de la
dignidad laboral".
Otra de sus primeras reivindicaciones en el cargo ha sido la del
plurilingüismo del Estado español, uno de los temas que abordó desde las primeras conversaciones con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. "Espero hacer realidad una cosa que siempre he vivido, que es el diálogo entre las distintas lenguas del Estado", apuntaba
en conversación con
infoLibre tras su nombramiento. Este punto estaba presente también en su discurso, en el que prometía, además de "promover universalmente la enseñanza y el uso del español", "promocionar y difundir las culturas de las nacionalidades y regiones que integran la nación española".
El nuevo director se atrevía también a soñar con una expansión de la red del Cervantes: "Una diplomacia cultural de energía panhispánica, con el idioma como puente entre España, Europa y Latinoamérica, me invitan, señor don Quijote, a
soñar con la apertura de un Centro Cervantes en Washington, de otro en
Miami, o de nuestra extensión por el África subsahariana y por Asia". "No es una promesa, es un sueño", añadía inmediatamente, saltándose su propio guion y conocedor de que han sido varias las ocasiones, en mandatos pasados, en las que
el anuncio de una nueva sede se quedaba solo en eso.
Pero el poeta hacía referencia también a sus propias palabras, días atrás, en
una entrevista para El País: "Lo más poético que existe para los proyectos culturales son los números, el dinero". "Metafísico estás', le dijo Babieca a Rocinante, y Rocinante contestó: 'Es que no como", se lanzaba en la toma de posesión, parafraseando el prólogo cervantino al
Quijote y arrancando las risas de los asistentes. (No continuaba, porque el poema sigue: "—Quejaos del escudero. —No es bastante:/ ¿Cómo me he de quejar en mi dolencia/ si el amo y escudero o mayordomo/ son tan rocines como Rocinante?"). "Confieso que voy a ser uno más de todos los cargos públicos que, después de años de recortes, se pondrá en cola y
pedirá al Estado un poco de oxígeno", continuaba. Ya lo ha hecho: en declaraciones a EFE el pasado 25 de julio, el escritor
pedía "un pellizquito" más de presupuesto. Actualmente, el Cervantes cuenta con 124 millones de euros para funcionar, y recibe más de la mitad de su propia autofinanciacion, a través de actividades, clases y diplomas.
El que fuera candidato de Izquierda Unida a la presidencia de la Comunidad de Madrid en 2015, y militante primero del Partido Comunista y luego de IU, se detenía un instante: "Yo no me avergüenzo de mi compromiso político". Entre los invitados se encontraban el ex coordinador federal de IU,
Cayo Lara;
Jaime Cedrún, secretario general de CCOO Madrid;
Empar Pablo, secretaria de Comunicación de CCOO; el histórico sindicalista de UGT
Nicolás Redondo y su sucesor
Cándido Méndez. Y hacía alusión el escritor a las palabras de Machado a través de su Juan de Mairena —unas palabras que
le acompañan desde hace años—: "Vosotros debéis hacer política, aunque otra cosa os digan los que pretenden hacerla sin vosotros, y, naturalmente, contra vosotros". Pero reivindicaba, a la vez, la oposición "al sectarismo y la manipulación".
Hubo tiempo también para la lírica. Raro sería que no lo hubiera encontrado el Premio Nacional de Poesía (1995) y Premio Nacional de la Crítica (2003). Al final del acto, García Montero volvía a su libro
Vista cansada, publicado hace ya una década, para
leer el poema "Un idioma", una reflexión sobre el papel de la lengua castellana como instrumento de conquista que se convirtió en instrumento de entendimiento. Así termina: "Más constantes que el odio y la avaricia,/ más fuertes que el rencor y las prisiones,/ más heroicas que el sueño de un ejército,/ más flexibles que el mar,/ han sido las palabras".
y por favor que de algo de comer a Rocinante.
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