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Antonio de la Torre: "Hay que liberar a los oprimidos, pero también a los opresores"

Bárbara Lennie y Antonio de la Torre en una escena de 'El Reino'.

Karmentxu Marín

Se mete en los papeles tan a fondo que para hacer de José Mujica, al que él llama el Pepe, en La noche de 12 años, de Álvaro Brechner, viajó en cuatro ocasiones a Uruguay. En su versión del político corrupto de El reino se entrevistó con varias personas relacionadas con el sector. El guion de la película, de Rodrigo Sorogoyen, pasó por las manos de Cristina Cifuentes.

Dos películas, una en cartel y la otra a punto de estrenar. En una es un político corrupto; en la segunda, José Mujica, el expresidente uruguayo, extupamaro, torturado por la dictadura militar, encarcelado y en aislamiento durante 12 años. ¿De quién se siente más cerca?

Me gustaría sentirme más cerca de Mujica, pero en conciencia igual estoy más cerca del político corrupto.

Vaya.

Tengo una teoría: todos hemos tenido un autoengañómetro que, si existiera, sería una maquinita que mediría la diferencia entre quienes creemos que somos y quienes somos en realidad. Entre cero, quien eres, y 10, quien te crees que eres, pienso que pocos aprobaríamos. Y no sé si yo tampoco.

Entonces verá a su personaje de El reino cada vez que se mira al espejo.El reino

Sobre todo yo diría que este Manuel López Vidal [el personaje] es uno de los nuestros. Mujica reflexiona mucho sobre la importancia de tener cultura para vivir de otra manera. Él ponía el ejemplo de Fukushima. Cuando pasó lo de la radiación, los jubilados japoneses se ofrecieron para limpiar los restos radiactivos. Y me decía: “Mira qué mentalidad, ellos pensando que ya les había llegado el momento”. Eso es una construcción cultural. Y yo no sé si España o la sociedad occidental tienen esa capacidad. Es lo que decía el Pepe: “¿El hombre es socialista y el capitalismo fue una construcción cultural o es al revés?”

Si fue capaz de engordar 33 kilos para su papel en Gordos, de Sánchez Arévalo, qué no se habrá llevado a Suiza para poder hacer bien de político chorizo.Gordos

Jajaja, según esa teoría, imagínese cuando hice Caníbal, con Martín Cuenca... Creo que no se puede contar lo que no se conoce. Y para acercarte a la cabeza o al alma de alguien tienes que entender cómo funciona. Me vi con gente de la política y con personas inculpadas en procesos por presunta corrupción, y traté de entender cómo piensan.

Y para hacer de Mujica adelgazó 16 kilos. Tendrá loco a su endocrino.

Es verdad, sí. También es cierto que lo requería el personaje. Pero mi adelgazamiento fue una cosa light al lado de lo que pasaron él y sus compañeros. Fueron nueve rehenes, aunque la película se centra en tres. A uno de ellos, Henry Engler, lo conocí en Uruguay y tiene un documental sobre su experiencia que se llama El círculo. Hubo una época en la que se llegó a alimentar con leche en polvo y una galleta al día. Mide un metro ochentaytantos y llegó a pesar 40 kilos. Qué verdad es eso de que dios no me mande todas las penas que sea capaz de soportar.

“Gracias en nombre de los compañeros anónimos que se quedaron en el camino”. A Mujica debió de gustarle la película.

Es una frase muy típica de él. Me llamó la atención su carencia absoluta de vanidad. Fue muy gracioso. Cuando le contó Brechner que yo iba a hacer de él, el Pepe me miró y dijo: “Bueno, alguien tiene que hacerlo”.

Igual pensó que usted era tan austero y falto de pompa como él. ¿Le cuadra?

Ni de coña, qué más quisiera yo. Ser coherente es muy difícil. Uno intenta ser mejor persona y enseñar viviendo. En mi corta experiencia como padre así lo creo, se educa viviendo.

Dice el expresidente uruguayo: “De las mayores penas se pueden hacer mieles”. ¿Quién cree que necesita ahora un tarrito de miel?

No sé por dónde empezar. ¿Por los 800 millones de personas que aún pasan hambre en el mundo, por ejemplo? Me gusta la frase de que no solo hay que liberar a los oprimidos, sino también a los opresores. Miel también para ellos. Somos una especie social, una especie que se desarrolla en comunidad. Estoy de acuerdo con el Pepe en que los grandes avances de la historia se han hecho de forma colectiva.

Se licenció en Periodismo, pero trabaja de actor. ¿Es una evolución inevitable?

Pienso que las dos profesiones tienen en común la función de contar un relato. Y en mi caso hay una obsesión casi enfermiza por retratar la realidad. Será una boutade, pero para mí tiene algo de dogma: solo las películas que hablan del mundo en que vivimos merecen ser contadas. El periodista cuenta un relato en tercera persona y el actor lo hace en primera. Brechner, un hombre muy inteligente, reflexiona mucho, como el mismo Pepe Mujica, acerca de que la realidad es muchas veces un punto de vista. Y de hecho, cuando la contamos, la memoria distorsiona ese relato. De las primeras cosas que aprendí en la Facultad, en la Complu, es que la objetividad no existe, que es como el horizonte: algo a lo que intentas tender, pero que nunca vas a conseguir.

Tras interpretar a Mujica y conocer lo que él pasó en esos 12 años bajo la dictadura militar, ¿qué siente cuando oye a algunos decir que en España hay presos políticos?

Lo que sí hay son políticos presos. Pero pienso que la situación con Cataluña tiene que ser política y dialogada; y creo que para dialogar tendrían que estar fuera de la cárcel. Dialogar, y que luego ellos también respetaran los acuerdos, claro.

Si se sigue mimetizando tanto con los personajes, ¿en quién se entrena actualmente?

Tengo un poco apartada una película sobre el fútbol, sobre Juanito, ya fallecido. La primera entrevista que hice en la Facultad fue a él. Un personaje al que se veía muy cariñoso con los niños…

No me diga más: por si la retoma, se pasa día y noche dando patadas a un balón.

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Qué va, qué va. Además, no me gustaría que me pasara como a Michael Caine en Evasión o victoria, que aparece jugando al fútbol, pero juega al fútbol igual que yo he estado en la Luna. _____

Esta entrevista está publicada en el número de octubre de 2018 de tintaLibre. Puedes consultar todos los contenidos de la revista aquí. aquí

 

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