Cultura

Feria hay más de una

La firma del escritor malagueño Javier Castillo y la presentación de la última obra de Antonio Rodríguez Almodóvar son de los encuentros más esperados de la Feria de Sevilla de 2019.

Lo asumen, dicen, "como un síntoma más del centralismo y no como algo particular de las Ferias": los medios nacionales normalmente sólo se fijan en sus propuestas "de forma residual". Las dos directoras de la Feria del libro de Sevilla, Verónica Durán y Nuria Lupiáñez, tienen claro "que lo de Madrid es otra liga, pero estaría bien, por ejemplo, que los informativos no arrancarán diciendo 'hoy comienza la Feria del Libro', como si fuera la única, y por lo menos añadieran la coletilla 'de Madrid'".

Razón no les falta, porque en este país que lee tan poco, las muestras librescas proliferan como setas tras la lluvia. Y, aunque el común de los mortales no las veamos, libreros, editores y autores saben que son cita obligada.

"Cuando te invitan ―dice Patxi Irurzun― no puedes decir que no. Sabes que probablemente lo que te encuentres al llegar será una jaima desangelada, en la que dejan a los autores solos ante el peligro; o que si te colocan en alguna librería te confundirán con el vendedor, te preguntarán si tienes la última del autor que más odies. Que seguramente lloverá, que nadie te pagará la gasolina, ni el parking, que no tienes ninguna aptitud comercial... Pero, si hay alguna posibilidad de vender algún libro, no puedes decir que no. Porque vender algún libro, para un escritor que no sea Pérez-Reverte o Belén Esteban, es casi como vender un coche. Y porque por tus libros haces lo que sea".

En las últimas semanas, Irurzun ha estado en varias ferias del País Vasco y Navarra presentando su última novela, Diez mil heridasDiez mil heridas. Le quedan otras tantas. "Fuera de bromas, afortunadamente las ferias de libros, las firmas, etc., cada vez son mejores, está mejor organizadas y tienen más importancia y repercusión social, lo que también repercute en el trato al autor, aunque sigue siendo imprescindible acudir a ellas con mucha humildad".

Pequeñas pero matonas

La 54 Fira del Llibre de València se celebró del 25 de abril al 5 de mayo. Organizada por el Gremi de Llibrers de València y la Fundació Fira del Llibre, a su término anunció un incremento del 10 % en las ventas, que sumaron la bonita cantidad de 1.100.000 euros. Siempre según la organización (mayoritariamente femenina: el 94 % son mujeres), más de medio millón de personas visitó el recinto durante los once días del certamen, en el que participaron 66 expositores (librerías, editoriales, instituciones y entidades con fondo propio).

 

Menos tempranera es la Feria del Libro de Zaragoza (31 de mayo al 9 de junio), iniciativa de la Comisión Permanente del Libro de Zaragoza (COPELI). Este año también, las casetas ocuparán la Plaza del Pilar, donde abrirán los fines de semana mañana y tarde, y los días laborables sólo en horario vespertino. Hay que ser realista, las mañanas de lunes a viernes no son muy productivas; además, los libreros pequeños agradecen que les alivien la carga de trabajo: ya el año pasado se les ofreció la posibilidad de participar solo el fin de semana.

 

También se solapa parcialmente la Feria de Madrid la cita de Sevilla (del 23 de mayo al 2 de junio). "Por repercusión, Sevilla está seguramente entre las principales ferias del país y tenemos a nuestro favor el respeto de editoriales y de los autores, que siempre nos tienen muy en cuenta en sus agendas", dicen sus directoras. "Somos una de las citas con atractivo por derecho propio, sin tener que pagar grandes cachés ni hacer demasiadas carambolas. A ello contribuye que Sevilla tiene bastante fuerza en el ámbito literario el resto del año y cuenta con un importante circuito de lectores, libreros e instituciones que trabajan de manera constante en pro del fomento de la lectura. En este sentido, nuestra feria no es una excepción en el calendario de la ciudad".

 

¿Traducido en dinero? El año pasado anunciaron ventas por valor de 400.000 euros, bastante menos de lo que aseguran recaudar en València. En cualquier caso, sus directoras no consideran necesario competir con otras, "ni nos comparamos con ninguna, sino que intentamos hacer la mejor Feria posible teniendo en cuenta nuestras particularidades".

En cuanto al formato de las casetas, que tantos consideran indisolublemente asociado al concepto "Feria del Libro", Durán y Lupiáñez se manifiestan con un "sí, pero": casetas en principio sí, pero casetas diferentes, "tenemos claro que ni estética ni funcionalmente podemos seguir mucho más con los módulos de siempre".

Libreros y (¿contra?) editores

Uno de los clásicos de la Feria de Madrid, cuya su organización es asumida por la Asociación de Librerías de Madrid, en estrecha colaboración con la Asociación de Editores de Madrid y la Asociación de Distribuidores-FANDE, es el enfrentamiento, a veces soterrado, otras inocultable, entre libreros y editores. En 2018, esa vieja pugna vivió un episodio especialmente intenso.

Me pregunto, y pregunto, si Sevilla vive algo similar. Para empezar, las directoras me explican que la Feria la organiza la Asociación Feria del Libro de Sevilla, que integran representantes de los libreros (Federación Andaluza de Libreros), editores (Asociación de Editores de Andalucía), distribuidores, fundaciones, editoriales, instituciones y librerías a título particular. "Al organizarse teniendo en cuenta la pluralidad del sector, la convivencia es bastante buena y las decisiones consensuadas", aseguran.

Obviamente, hay diversidad de opiniones pero pocos desencuentros graves, aunque… "Sí es verdad que hay libreros que participan en la Feria que están en contra de que las editoriales realicen venta directa en la Feria y que consideran que deberían estar solo para promoción y que sean los libreros los que vendan pero, en general, de momento, no hay una polémica fuerte con eso. También es verdad que la Asociación Feria del Libro tiene muy claro que el canal preferente de venta son las librerías y en este sentido, el reglamento da prioridad a las librerías en, por ejemplo, el acceso a una caseta. En igualdad de condiciones, una librería tiene preferencia. Lo que a veces también genera cierta controversia entre las editoriales".

Eduardo Riestra, editor de Ediciones del Viento, asiduo de las Ferias de Madrid y A Coruña, cree que la presencia de los editores da sentido a las ferias. "Las ferias nos permiten mostrar, que se vean todos juntos, los títulos que sacamos, todo nuestro fondo. Si fuera sólo que los libreros sacan a la calle los libros que se están vendiendo, sería un mal síntoma porque no todos los fondos de todas las editoriales pueden estar en todas las librerías, pero en las ferias sí están".

Decimos que Riestra, cuya editorial vive en A Coruña, es un habitual de la Feria de esa ciudad, que huye de la congestión que se registra en abril y mayo: apuesta por los primeros días de agosto y suele coincidir con otro evento cultural imprescindible, el Salón del Cómic Viñetas desde O Atlántico.

El año pasado, unas 300.000 personas visitaron la feria, aunque según Pilar Rodríguez Álvarez, presidenta de la Federación de Librarías de Galicia, entidad organizadora del evento, "la gente compró menos" que en la edición anterior.

"Es la feria más importante de Galicia, con mucha diferencia de la segunda, que es Vigo", subraya Riestra, cuya editorial es "prácticamente la única en español" que acude a la cita. Destaca también que esos días se desarrollan numerosas actividades culturales, algunas organizadas por la Feria y, "desde hace dos o tres años", otras organizadas por el gobierno municipal de la Marea. "Pero no se entendieron con la Feria del Libro, por lo que fueron organizando de manera paralela. Este año, parece que va a seguir así" (a expensas de los resultados electorales).

Es, sostiene, "una feria muy cómoda, mientras que Madrid es un acontecimiento del mundo mundial, esto es otra cosa. Está muy bien, es muy digna", aunque añade: "se le puede sacar muchísimo provecho".

… y sobre esta columna edificaré mi libro

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De feria en feria

De lo leído se deduce que las Ferias son importantes para libreros y editores; menos claro está por qué tantos escritores aceptan hacer la maleta para, cual feriantes, recorrer el país de caseta en caseta.

"La importancia de esas ferias para el escritor casi siempre deriva de que no sabe con qué va a encontrarse, ni de qué depende que se acerque gente o no", dice Irurzun. Este año, por ejemplo, fue a Donosti donde había sufrido algún pinchazo previo "y en una hora firmé más libros que en todos los años anteriores, a pesar de que iba preparado para un nuevo fracaso". Hay una tarea de siembra, se van poniendo semillas no solo en ferias, también en clubs de lectura, charlas..., "y tal vez las dos o tres personas que te hacen caso un año, si el libro les ha gustado, han reclutado para ti para el año siguiente a unos cuántos lectores más, y eso crece exponencialmente. Yo creo que a la mayoría de los lectores que tengo los he ganado así, y me siento muy orgulloso de ello".

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