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Cultura

'Elisa y Marcela': un paso más en la recuperación de la historia LGTB en España

Greta Fernández y Natalia de Molina en 'Elisa y Marcela', de Isabel Coixet.

Este 8 de junio, a las 7.30 de la mañana, se cumplen 118 años del primer matrimonio entre personas del mismo sexo de la historia del que se tiene constancia. A esa hora y ese día se casaron, en 1901, Marcela Gracia Ibeas (Burgos, 1867) y Elisa Sánchez Loriga (A Coruña, 1862) en la iglesia coruñesa de San Jorge. Esta última lo hacía bajo el nombre de Mario, un supuesto primo de Elisa que se habría criado en Inglaterra, de un asombroso parecido con la joven, y que a su llegada a Galicia se había enamorado de Marcela. Esa es la historia que ficciona Isabel Coixet en Elisa y Marcela, estrenada el 24 de mayo en algunos cines y este viernes en la plataforma Netflix, coproductora también del filme. Los diarios de la época cubrieron con interés el suceso: con la edición en la que se abordaba el asunto, el semanario Nuevo Mundo logró vender 19.000 ejemplares solo en Madrid. Vista desde 2019, la historia es algo más que un escándalo

"Lo puedes llamar hito o anécdota. Lo que eso muestra es que la historia del lesbianismo no es algo nuevo nacido con el movimiento LGTB, y muestra también el oscurantismo bajo el que tuvieron que vivir tantas mujeres", dice Jesús Generelo, expresidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB). La fama de Elisa y Marcela ha ido creciendo paulatinamente en la última década, pasando de ser una historia completamente desconocida a integrar la genealogía histórica, digamos, de este colectivo en España. Sirva como ejemplo que hace dos años, la propia federación recogía este matrimonio dentro de la exposición Subversivas, celebrada por motivo del Orgullo, que recorría los avances conquistados por las personas queer en este país desde el siglo XIX a la actualidad. O que hace ahora un año el Ayuntamiento de A Coruña concedió una calle a la pareja, en el barrio de San Roque. 

 

En aquel acto se encontraba Narciso de Gabriel, catedrático de Teoría e Historia de la Educación en la Universidade da Coruña y una de las figuras clave en la recuperación de estas pioneras. Cuenta que conoció la historia por casualidad: en la primavera de 1993, revisaba un archivo de expedientes disciplinarios a maestras, la profesión que ejercían Elisa y Marcela y gracias a la que se conocieron, en la Escuela Normal de Magisterio. Normalmente, los expedientes se abrían por causas profesionales, como el abandono de las obligaciones, o, en menor medida, por "consideraciones de carácter moral", como "vivir amancebados", explica De Gabriel a este periódico. Pero aquel expediente incluía, como anexo, un ejemplar de La Voz de Galicia en el que se leía: "Asunto ruidoso: un matrimonio sin hombre". En primera página, una enorme fotografía de la pareja que Marcela y Elisa/Mario se hicieron tomar tras la boda, como se acostumbraba, por el fotógrafo Sellier. 

"Fue una investigación realizada a lo largo de varios años", dice el profesor. Y no fue sencilla. El grueso de la información sobre la pareja llega a través de la prensa española, portuguesa y argentina —esas fueron las estaciones de su huida—, pero la única información de archivo que parece conservarse es la de los procesos judiciales abiertos contra ellas, tanto en Portugal como en España. No quedan cartas —las de la película son recreaciones— ni ningún otro tipo de documento que permita acercarse a ellas desde su propia voz, y la historiografía solo recoge la visión externa que de ellas se tuvo.

"Las fuentes están concentradas en esos momentos de persecución, cuando estaban asediadas por la prensa, por la justicia, por la universidad y por sus paisanos", dice el investigador. Es decir, cuando tenían que excusarse, que dar explicaciones. Eso nos hurta la posibilidad de conocer la naturaleza de su relación sin el efecto de la presión social, o la concepción que ellas tenían de su sexualidad. Pese a las dificultades, De Gabriel logró publicar en gallego en 2008 el libro Elisa y Marcela. Más allá de los hombres, editado en 2010 en castellano por la hoy desaparecida Libros del Silencio. Este febrero, la editorial Morata recuperaba el texto, en una nueva versión, bajo el título de Elisa y Marcela. Amigas y amantes

De Gabriel figura también como coguionista de Elisa y MarcelaElisa y Marcela: Coixet se basó en su libro, ha servido como asesor histórico y ha ayudado a localizar algunos de los lugares en donde vivieron las dos mujeres. Pero su labor tiene un límite, porque la historia está plagada de cabos sueltos. Por ejemplo, por qué volvieron a Dumbría, el pueblo en el que ambas habían vivido, en lugar de marcharse lejos tras la boda. "El travestismo resulta convincente", dice el autor, "y solo se trunca cuando regresan a un entorno que las conocía muy bien a ambas. Si en vez de tomar ese camino toman otro, hubieran podido vivir juntas". Huyendo del rechazo de sus vecinos, que insisten es que Elisa/Mario demuestre que es un hombre, la pareja llega hasta Oporto. Allí vivirán un breve tiempo hasta que llega una orden de busca y captura de la justicia española, que hace que ambas ingresen en prisión. En España se les acusaba de falsedad documental y escándalo público, ya que la homosexualidad no estaba expresamente penada por ley, explica; en Portugal se les achacarán los cargos de travestismo y falsificación de la cédula de identidad. Allí, por cierto, Elisa/Marcelo se hacía llamar Pepe. 

Otro de los enigmas es el embarazo de Marcela, que se descubre cuando llegan a Portugal. Según las declaraciones a la prensa de las propias acusadas, ellas defendieron que su boda fue solo una manera de proteger a Marcela del estigma de ser madre soltera, argumento con el que buscaban la exculpación. Pero De Gabriel apuesta por otra interpretación —la misma que elige Coixet— el embarazo de Marcela estaba pensado para disipar dudas sobre la virilidad de Mario, y dar "credibilidad al matrimonio". Tampoco se sabe gran cosa de las mujeres cuando, después de ser liberadas en Portugal, huyen a Argentina. "No sabemos si allí acaban viviendo juntas, no sabemos cuándo murieron...", dice. Y tampoco lo sabe la bisnieta de Marcela, la argentina Norma Gabriela Moure, que se puso en contacto con el investigador en 2018. La prensa española llegó a publicar que Elisa se había suicidado en Veracruz, pero el investigador desconfía de esta noticia, ya que no ha podido encontrar rastro de la muerte en los archivos. 

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De Gabriel es consciente de la reivindicación que el colectivo LGTB ha hecho de esta historia, y recuerda que el colectivo gallego Milhomes reivindicaba a Elisa y Marcela antes incluso de la publicación del libro y la divulgación de la vida del matrimonio. "Su historia, su ejemplo, su capacidad para convertir en realidad sus sueños de casarse han sido repetidamente reivindicados", dice. "¡Hay tantas historias que se nos habrán perdido —retoma Generelo—, tantas mujeres que han tenido que esconderse para disimular...! Es una suerte que esta sí nos haya llegado". El activista defiende siempre la importancia de la cultura y la representación para la construcción del colectivo y de los individuos que lo componen: "Las identidades no se pueden construir sin referentes, todo el mundo necesita espejos. Y también debemos entender lo que ha sucedido y entendernos como individuos y como sociedad. Ha habido muchas personas que han sido disidentes sexuales, y hay que entender qué les hicimos, qué consecuencias tuvo sobre ellos".

La presencia de historias y personajes LGTBI en la cultura española, dice Generelo, ha mejorado mucho en los últimos años, pero dista aún del escenario deseable. Si se considera que hay en torno a un 10% de la población que pertenece a este colectivo, defiende, deberían tener un espacio equivalente al 10%: "No es una cuestión de cuotas, sino de que si no hubiera escollos, esto sería así naturalmente, porque habría un 10% de creadores LGTBI detrás de esas obras". El expresidente de la FELGTB critica también que, a diferencia de otros países, España no cuente con un archivo centralizado sobre cuestiones LGTB. Los documentos históricos sobre el colectivo están, como en el caso del descubrimiento de De Gabriel, diseminados aquí y allá, y los que están en poder de las asociaciones "están poco cuidados por la falta de fondo y corren el riesgo de perderse". La Ley de igualdad LGTBI promovida por la federación recogía, de hecho, la creación de un Centro Nacional de Memoria Histórica LGTBI, pero esta normativa propuesta en el Congreso por el grupo parlamentario de Unidos Podemos-En Comú-En Marea estuvo estancada en la Comisión de Igualdad desde febrero de 2018 hasta marzo de 2019. ¿Su estado actual? Caducada por cambio de legislatura.

 

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