La
poeta granadina Mariluz Escribano Pueo (Granada, 1935) ha fallecido este sábado en la Clínica de la Inmaculada de Granada, acompañada de familiares y amigos.
En un comunicado recogido por Europa Press, la editorial Valparaíso Ediciones ha recordado que cursó estudios de Filosofía y Letras y se doctoró en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, en la que ha ejercido como Catedrática de Didáctica de Lengua y Literatura en la Facultad de Ciencias de la Educación. Además, desde los años sesenta estuvo vinculada a los movimientos ciudadanos de su ciudad desde
colectivos como Mujeres Universitarias o Mujeres por Granada, colectivo que fundó y lideró durante varios años.
Ha sido
colaboradora habitual de revistas científicas, simultaneando sus estudios teóricos con la creación literaria, tanto en poesía como en prosa poética. Entre sus
poemarios destacan 'Sonetos del alba', (1991 y 2005), 'Desde un mar de silencio' (1993), 'Canciones de la tarde'(1995), y 'Umbrales de otoño' (2013), obra ganadora del Premio Andalucía de la Crítica.
También es autora de
obras en prosa como
Cartas de Praga (prólogo de Luis García Montero, 1999),
Sopas de ajo (2001, 2a ed.),
Memoria de azúcar (2002),
Ventanas al jardín (2002),
El ojo de cristal (2004),
Jardines pájaros (2007),
Los caballos ciegos (2008) y
Escuela en libertad (2009).
En colaboración con Tadea Fuentes ha publicado
Diálogos en Granada (1995) y
Papeles del diario de doña Isabel Muley (2o ed. 2008). Ha sido
columnista habitual del diario Ideal desde 1971 como antes lo fue de
Patria y dirigía desde su fundación, en 2005, la publicación semestral
EntreRíos. Revista de Arte y Letras.
Medalla de Oro al Mérito de la Ciudad de Granada, Escribano fue seleccionada como
una de las 82 poetas más relevantes nacidas entre 1886 y 1960 en el volumen
Poesía soy yo. Poetas en español del siglo XX (1886-1960) (Visor).
En 2016, Visor publica su antología
Azul melancolía, y
su último libro, Geografía de la memoria fue publicado en 2018 por la editorial Calambur, donde recogía su poema
Cuando yo me vaya.
En enero de este año recibió de manos de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, el
Premio Elio Antonio de Nebrija.
Dejaré un silencio en el recuerdo,
sonidos de una voz que fue muy joven,
y un aroma de sándalo y cipreses
para que no me olvides.
Y ahora, cuando el sol desaparece,
y hay promesa de una noche clara,
las estrellas se esconden
y están muertas de tanta nívea luz.
Dejaré abierta la ventana.
Un gorrión divulgará mi huida,
y un frescor de mañana
anunciará mi marcha,
con trémula voz para llamarte.
Cuando me vaya
perderé las praderas,
los bosques encendidos de noviembre,
el verde del jardín en primavera,
la tenue luz de los planetas,
la sonrisa de un niño,
el calor de un amigo,
lágrimas de dolor por los caminos
que transité tan alta,
la caricia de un perro
que dio fuego a mis manos.
Cuando me vaya
habré perdido tantas cosas,
que creceré en trigal
por no morirme.
M. Escribano "Cuando me vaya"
Que la ausencia te sea leve, más que el hueco que nos dejas, como a un lector remoto que te encontró un día entre las piedras yermas del Olimpo.
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