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La batalla final de Lisbeth Salander

David Lagercrantz (Suecia, 1962) ha escrito sobre hackers peleando contra los hackers. Este escritor y periodista acaba de rematar la sexta entrega de Millennium, protagonizada por la ya legendaria cibercriminal Lisbeth Salander, desde un ordenador sin conexión a Internet y entre grandes medidas de seguridad, al menos, en su editorial. El manuscrito original, del que solo existía una copia impresa, fue custodiado bajo dos llaves y protegido por videovigilancia. Él, sin embargo, recibió la regañina de un especialista en la materia por no cubrir la cámara de su portátil mientras estaba metido en faena. 

“A mi agente le llegaban correos de traductores y editores pidiéndole el manuscrito con antelación, pero en realidad eran hackers que querían echarle mano”, explica Lagercrantz. “Tanto su agente como los editores hemos sufrido múltiples ataques –completa su editoria en España, Míriam Vall-. Nunca había pasado algo así en Planeta”. Pero esa situación tan excepcional ya ha llegado a su fin: La chica que vivió dos veces (Destino, sello integrado en el grupo editorial catalán) acaba de salir a la venta para poner punto final a una de las sagas más exitosas de la última década.

 

Cómo este sueco enjuto e hiperactivo llegó a los mandos de Millennium cuando la saga ya había vendido 80 millones de ejemplares es ya historia de la industria editorial. Su artífice, Stieg Larsson, había muerto en 2004 de un infarto cuando tenía 50 años. Los primeros tres volúmenes aparecieron póstumamente, convirtiéndole en un autor de éxito mundial. No sin cierto reparo, Lagercrantz asumió la tarea de completar las aventuras del periodista de la revista Millennium Mikael Blomkvist y la hacker Lisbeth Salander, invitado por la editorial y los herederos de Larsson. Entre medias, llegaron las adaptaciones cinematográficas y los 100 millones de libros vendidos. También en ese tiempo, se completó la investigación de Larsson sobre el asesinato de Olof Palme, otra de las grandes obsesiones del autor, férreo activista contra la extrema derecha.

Antisemitismo y violencia de género

La chica que vivió dos veces arranca con la misteriosa muerte de un mendigo en pleno centro de Estocolmo y continúa con una trama ya pergeñada en su anterior entrega: las fábricas de noticias falsas, los trolls que envenenan la red y los hackers que dedican su energía a propagar intolerancia urbi et orbi. “Muchos de los problemas que tenemos hoy, como el racismo o los líderes políticos sin escrúpulos, tienen origen en campañas de odio orquestadas digitalmente”, denuncia Lagercrantz. “Estas difamaciones son peligrosísimas, porque abren el camino a la violencia real”. El autor aprovecha esta crítica política –aunque los versados en Millennium consideran que la denuncia social ha disminuido en las últimas entregas- para trazar la evolución del hacking desde la primera novela hasta hoy en día: “Esas campañas digitales ya no se diseñan en sótanos clandestinos por adolescentes, sino que son métodos explotados por Estados y organizaciones con intereses políticos", subraya.

Sus personajes también han cambiado. Blomkvist ya no parece tan enérgico y Salander ha madurado, reflexionado sobre su vida y se ha desprendido de sus numerosos piercings. “Las novelas de Millenium tiene tres ingredientes: un asesinato misterioso al principio; un conflicto, que en este caso coincide con la batalla final entre Lisbeth y su hermana Camilla; y temas de actualidad, de interés social”, resume Lagercrantz. En esta sexta entrega, además de las fake news, el autor aborda la capacidad destructiva de las redes, la vuelta del antisemitismo y la violencia de género, tema casi transversal en toda la saga. “El thriller es la mejor herramienta para plantear temas políticos o sociales”, opina el autor, que encuentra en los momentos de mayor tensión narrativa el mejor gancho para introducir la crítica.

Decir adiós, una "liberación"

Lagercrantz asegura despedirse de la saga con cierta sensación de “liberación”. “En Suecia la gente se volvió loca cuando se anunció que continuaría la trama. En ese momento había una guerra en Siria y una crisis de refugiados, pero en las portadas de los periódicos los titulares más grandes eran para mí. Hubo mucha indignación y tuve la sensación de que los críticos afilaban sus cuchillos para clavármelos en cualquier momento”, rememora. Sin embargo, lo más dramático de todo el murmullo que envolvió este encargo fue el conflicto familiar que generó la herencia de Larsson. Sin testamento, Eva Gabrielsson, quien fuera su pareja durante 32 años, pero con la que nunca se llegó a casar, no vio ni un euro de los beneficios generados por la saga. El padre y hermano de Larsson fueron nombrados únicos herederos tras un proceso judicial. Cuando se anunció la continuación de Millennium con Lagercrantz al frente, Gabrielsson llegó a calificar “de muy mal gusto tratar de hacer más dinero”. "Siempre he soñado con que lo resuelvan”, confiesa el autor con resignación, y añade que el enfrentamiento contribuyó a "un ambiente agresivo" en torno a su cometido.

Por otro lado, cree que su trabajo con la serie de novelas, y los nuevos lectores que se han sumado hasta esta sexta entrega, ha servido también para rescatar la gran actividad política de su creador. “Stieg Larsson escribió unos personajes fantásticos”, concluye Lagercrantz, “y he escrito con gran pasión: se lo merece”.

 

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