Cultura

Gracia Querejeta: "Ojalá el coronavirus sirva para que nos demos cuenta de que la cultura es el alimento del alma"

La cineasta Gracia Querejeta, durante el rodaje de 'Invisibles'.

Gracia Querejeta (Madrid, 1962) empezó bien el mes de marzo: Invisibles, su última película, se estrenaba el fin de semana del 6 al 8 con una taquilla de cerca de 138.000 euros y más de 20.000 espectadores. Pero poco después, como para todos, las cosas se torcían: repuntaban los casos de coronavirus, se cerraban los cines y la vida de un proyecto al que había dedicado añoshabía dedicado años se veía interrumpida bruscamente. Con un presupuesto de 1,7 millones de euros, tampoco se podían desdeñar las pérdidas para los productores y distribuidores. Ahora, la cineasta busca nuevas vías para que Invisibles no caiga en el olvido y mira, desde casa, los daños sufridos por el sector. 

Pregunta. ¿Cómo ha afectado a la película que el cierre de los cines por el coronavirus llegara justo tras el estreno de Invisibles?Invisibles

Respuesta. Me lo tomo con deportividad, porque es una faena, pero no una faena dedicada, sino general, y no podemos hacer mucho más. Lo que sí es verdad es que nos ha dado tiempo en una semana a demostrar que la película iba bien, como un tiro, y espero que eso sirva, sea como sea el futuro —sea porque la película continúe en salas cuando se reabra o porque se investiguen otras vías—, para que siga yendo igual de bien. La prueba de fuego la pasamos, porque en una semana que ya fue tremenda conseguimos hacer 200.000 euros, que es mucho dinero para una película de este tipo. Fue una sorpresa.

P. ¿Se baraja, aparte del regreso a salas, un estreno en televisiones o plataformas?

R. Yo no estoy en las negociaciones, pero no queda nada descartado. Ahora, lo que tenemos que hacer es: a grandes males, soluciones creativas. Y hay que tener, sobre todo, muchísima paciencia. 

P. En el caso de que la película volviera a salas, ¿se podría recuperar la inversión, pese a la mayor competencia?

R. Depende de las pantallas en las que consigamos reestrenar. Creo que sí que nos podríamos recuperar si tenemos ese hueco. Pero el problema es que esta situación no se ha dado nunca, no sabemos cómo se va a comportar el público. Sé que los exhibidores estaban muy contentos con la película, pero imagino que cuando se reabran las salas existirá una cierta presión por recuperar el tiempo perdido. Las circunstancias, en todo caso, ya no van a ser normales. 

P. Se han parado también rodajes y proyectos que estaban en preproducción. ¿Cómo afecta esto a los creadores cinematográficos?

R. De hecho, una serie para TVE a la que yo me incorporaba este lunes 16 se ha parado sine die. Los que estamos en producción, ahora mismo estamos totalmente in albis, esperando a ver qué puede pasar. También es lógico, porque no nos movemos de una manera individual salvo que estemos escribiendo en casa. Los equipos de rodaje son grupos de mucha gente donde, de hecho, suele ser un fenómeno habitual que uno se acatarre y acabemos todos con el catarro. Es una faena desde el punto de vista económico para los productores y las cadenas, pero no queda otra. 

Yo confío en que los buenos proyectos, más tarde o más temprano salgan. Yo estos días he aprovechado para darle el último remate a un guion nuevo. ¿Qué pasará con ese guion, cuándo comenzará su andadura para convertirse en una película? Pues no sabemos, en las próximas semanas desde luego que no. Los creadores lo único para lo que podemos aprovechar este tiempo es para escribir, para pensar en proyectos, para ver películas, para leer… Para hacer algo que nos haga sentirnos no arrumbados, sino aún trabajando. 

P. En diez años se han perdido 600 salas de cine, y el crecimiento del cine de los últimos años ha sido frágil. ¿Cómo afecta esta crisis a un sector que está en un equilibrio inestable? se han perdido 600 salas de cineha sido frágil

R. El sector cinematográfico, que habría que hablar ya de sector audiovisual, está transformándose a pasos muy veloces. Estamos cambiando la manera de ver ficción, de ver documentales… Esto ya lo vaticinó mi padre [Elías Querejeta] hace muchísimos años: "Acabaremos estrenando las películas en la tele". A él no le dio tiempo a ver más plataformas, pero se dio cuenta de que esto era el futuro, independientemente de que puedan seguir existiendo los cines. Es verdad que el público se bifurca entre la sala cinematográfica y el salón de su casa, y hay que aprender a vivir con ello, porque no tiene marcha atrás. 

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Lo que está claro es que esta crisis no nos viene bien a nadie. Estos golpes son duros, pero no tenemos que sentirnos ni más ni menos afortunados que los demás, porque es terrible para cualquier sector industrial del país y del mundo. Me temo que las consecuencias de esta crisis van a ser terribles y las vamos a sufrir todos. Esto no tiene ninguna buena pinta.

P. En estos días, vemos cómo se comparten contenidos culturales en redes y el consumo en casa ha crecido muchísimo. Por buscar algo positivo, ¿puede ser este un momento para reivindicar la cultura no como un adorno sino como algo esencial?

R. Ojalá. Que ahora mismo nos consolemos los unos a los otros a base de hacer trueque con distintos contenidos, o que determinadas instituciones pongan a disposición de los usuarios algunas formas de acceder a la cultura gratuitas y desde el ordenador... Podría ser bueno que la población se diera cuenta de que la cultura es el alimento del alma, y también una forma de entretenimiento y de diversión. Ambas cosas son igual de importantes. 

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