Cultura

"Insuficientes" y "tardías": los sindicatos afean al Gobierno medidas no adecuadas a los trabajadores culturales

Escenario del Teatro de la Comedia, sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, y hoy cerrada por el coronavirus.

Este martes, el Ministerio de Cultura anunciaba, por primera vez desde el inicio de la crisis sanitaria por el coronavirus, "medidas específicas para el sector cultural". Era lo que pedían desde el inicio los empleados del sector, que —con los cines, teatros, museos y librerías cerradas, y los rodajes y conciertos suspendidos— han visto sus ingresos recortados dramáticamente desde la declaración del estado de alarma. Pero el Gobierno no ha estado a la altura de las expectativas: los sindicatos consultados consideran que las medidas no supondrán una mejora sustancial de las condiciones de los trabajadores culturales y que ni siquiera parchean su situación de precariedad. 

"Las nuevas medidas aprobadas no son medidas específicas para las trabajadoras y los trabajadores artísticos", dicen tajantemente desde la Unión de Actores y Actrices, el sindicato mayoritario entre los intérpretes, un colectivo que ha sufrido especialmente los efectos de la crisis sanitaria. "Son medidas genéricas para todos los trabajadores del país que no tengan contratos indefinidos; y parte de unas condiciones en las que nosotros y nosotras difícilmente podemos encontrarnos". Así, la organización cuestiona esas supuestas "medidas específicas" de las que presumía el Ministerio el día anterior, anunciadas después de que el sector diera algunas señales de impaciencia. 

Dentro de este último paquete de medidas anunciado el martes —donde se incluían también el subsidio por desempleo temporal para las empleadas de hogar o la ampliación de la moratoria hipotecaria—, había tres que afectaban especialmente a los trabajadores de la cultura. Primero, una medida que no era específica para la cultura pero que que a priori sonaba a gloria en un sector donde un contrato indefinido es un bien escaso: se creaba una ayuda de desempleo excepcional por fin de contrato temporal, algo que en teoría serviría para que aquellos que no tienen acceso a la prestación por desempleo normal pudieran mantener ciertos ingresos. 

Sí hacían referencias específicas a la cultura con respecto a la prestación extraordinaria de cese de actividad para los autónomos: se ampliaba el período a tener en cuenta para acreditar la reducción de los ingresos de seis meses a un año, atendiendo a la estacionalidad de algunas profesiones creativas. Por último, se sumaba una medida pensada para las compañías más que para los trabajadores: aquellas empresas culturales que hubieran hecho un ERTE no se verían obligadas a mantener los empleos durante seis meses, si finaliza antes la obra o servicio para la que hubieran sido contratados —como un rodaje o una obra de teatro— o si esta no pudiera realizarse de manera inmediata. 

Sin subsidio por contrato temporal

"Las medidas han sido claramente insuficientes", critica Cristina Bermejo, responsable de Medios de Comunicación y Cultura de la Federación de Servicios a la ciudadanía de Comisiones Obreras. "Hay que tener en cuenta que el colectivo artístico está sometido a una gran intermitencia, y lo que ha anunciado el Gobierno no lo contempla". Es lo mismo que critica la Unión de Actores y Actrices: "El Gobierno se refiere a nosotros con distintos calificativos (trabajadores temporales, estacionales, variables, volátiles), pero nunca intermitentes". El Ejecutivo, dicen, no atiende a su "principal especificidad", sino que "evita hablar de ella".

Es muy habitual, explica Bermejo, que los trabajadores de la cultura tengan contratos brevísimos, de algunas semanas, o que incluso se les dé de alta por días, como sucede en los rodajes. Para acceder al subsidio por fin de contrato temporal, sin embargo, se exige que este tuviera al menos dos meses de duración, lo que excluye a "la inmensa mayoría" de los empleados del sector, según CCOO. Lo mismo opinan los representantes de los intérpretes, que aseguran que esta medida solo afectará a "algunos actores o actrices". Una situación similar sufren los técnicos, advierte Javier Figueroa, secretario general de UGT en el Ministerio de Cultura y Deporte: "En el INAEM [Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música] tenemos una tasa de temporalidad muy alta, los contratos por obras y servicios son muy cortos".

Esta intermitencia de la que hablan hace referencia a que habitualmente los trabajadores del sector alternan contratos breves con periodos de inactividad, una dinámica muchas veces marcada también por la estacionalidad. Esta característica del trabajo artístico ya se tiene en cuenta en países como Francia, y la reconoció el propio informe de la Subcomisión de Cultura del Congreso para la realización del Estatuto del Artista, un paquete legislativo que quedó varado. Este término no aparece en el Real Decreto-ley del 31 de marzo. La representante de CCOO asegura que el sector cultural, con acuerdo entre patronal y sindicatos, lanzarán en los próximos días una campaña para que el Gobierno reconozca esta intermitencia. 

Medidas tardías

"Las medidas habrían sido más útiles si se hubieran tomado desde el comienzo, pero han sido muy tardías", dice el representante de UGT, "ahora los contratos están ya todos finalizados y es muy difícil incluso organizarnos y contar con los trabajadores". Lo mismo señalan desde CCOO: "Hemos tenido un problema importante por la tardanza en tomar medidas, y ha habido obras teatrales, por ejemplo, que se podrían haber acogido al ERTE pero que ante la sensación de inseguridad de los primeros días optaron por los despidos". Aunque admite que ha habido parte de "dejadez" entre las empresas, Cristina Bermejo también lanza que la cascada de anuncios sucesivos ha acabado perjudicando a los trabajadores, porque sus empleadores habían adoptado ya decisiones drásticas. En el mismo sentido va la Unión de Actores, que se lamenta de que la única "referencia a las artes escénicas y audiovisuales en todo el Real Decreto y tiene que ver con facilitar a las empresas la adopción de ERTES: medida que, además, llega tarde".

"Estas medidas no son ni para los artistas ni para los trabajadores de la cultura, y no van a ayudar en nada. Parece que no tienen ni idea de cómo funciona la cultura en este país". Albert Costa, del sindicato de músicos de Cataluña SMAC! es muy duro con la última normativa del Gobierno. Asegura que casi ningún músico podrá beneficiarse del subsidio por fin de contrato temporal, porque "la mayoría de las empresas no firman contratos de dos meses", ya que se trabaja "día a día". Sí reconoce que la ayuda por cese de actividad para los autónomos puede ser útil para quien funcione de esta forma, pero no le encuentra sentido a la extensión del baremo para la reducción de ingresos. 

En la sección sindical del Sector Musical de CNT Madrid consideran "migajas" estas iniciativas, que achacan a una "respuesta tibia" del Gobierno. "Lo que nosotros llevamos meses diciendo es que necesitamos cerrar el Estatuto del Artista", dice José Sánchez-Sanz, "y si estuviera bien cerrado no nos encontraríamos con esto". Para los representantes de los trabajadores, el mundo de la música es "el paraíso de los falsos autónomos y de los pagos en negro", por lo que estas medidas servirán solo a una pequeña proporción de la profesión. "Son parches, no pueden ser más que parches, y eso demuestra que tenemos que trabajar por una regularización del sector", defiende. 

Las reclamaciones del sector

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Además de la demanda del reconocimiento de intermitencia —que conllevaría formas de acceso al subsidio distintas a la duración del último contrato, como puede ser un mínimo de actuaciones o días cotizados al año—, varios sectores de la cultura han hecho públicas en la última semana peticiones de medidas sociales al Gobierno que, por ahora, no se han cumplido. La Unión de Actores y Actrices reclama, por ejemplo, un mayor control del Estado sobre las posibles irregularidades en suspensión de contratos, despidos y ERTE, pero también "habilitar mecanismos que permitan un acceso rápido a la prestación por desempleo" para un sector cuyo régimen de cotización es, como poco, particular.

Los sindicatos de música han planteado por su parte una batería conjunta de propuestas, entre las que se encuentra también crear una prestación extraordinaria para los trabajadores intermitentes y facilitar el acceso a la ayuda por desempleo, junto a medidas como ampliar la prestación extraordinaria por cese de actividad para autónomos —muchos músicos trabajan como falsos autónomos porque las salas y festivales se niegan a contratarles como trabajadores— o el pago íntegro de las actuaciones contratadas por las administraciones públicas.

Las organizaciones sindicales y profesionales están molestas: aunque han enviado informes y peticiones al Ministerio de Cultura, no creen que este las haya tenido en cuenta. "Ninguna de estas medidas ha sido consensuada ni tan siquiera consultada con los sindicatos del sector", se quejaba la Unión de Actores sobre los anuncios del martes, y lo mismo decía el representante de UGT en el Ministerio. Comisiones Obreras pone sus esperanzas en el paquete de medidas que quieren presentar al Gobierno, contando con la patronal del sector. "Estamos en ello, ha costado mucho aglutinar a la parte empresarial como a la social". ¿Cuándo llegará esta propuesta? "Cuanto antes". 

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