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Valeria Vegas: "La Veneno no es única, lo importante es que su discurso es representativo"

Una escena de 'Veneno', serie de Javier Calvo y Javier Ambrossi sobre Cristina Ortiz, conocida como 'la Veneno'.

Cuando Cristina Ortiz, conocida como la Veneno, comenzó a aparecer en Esta noche cruzamos el Mississippi, Valeria Vegas (Valencia, 1985) tenía 11 años. "Después de Médico de familia y Querido maestro, me mandaban a la cama", recuerda la periodista, escritora y activista trans, a la que por entonces todo el mundo creía todavía un niño. "Yo me lavaba los dientes durante 10 minutos por lo menos para ver si arañaba algo del Mississippi y podía verla. Tenía los dientes más limpios de España. Era algo como prohibido". Su admiración y su olfato de reportera la acabarían convirtiendo en biógrafa de la vedette, un trabajo sobre el que se ha construido la serie Veneno, de Javier Calvo y Javier Ambrossi, los Javis, cuyo primer capítulo se estrenó el pasado domingo en Atresmedia Player Premium. 

En ese espisodio piloto —el único terminado, por ahora, de una serie congelada como tantas por la crisis sanitaria— los Javis plantean ya uno de los temas principales de la serie: la representación de las personas trans en los noventa y dos mil, el peso de la visibilidad, el papel de los medios de comunicación en la aceptación de la diversidad. Valeria Vegas sabe mucho de todo eso. Lo sabe desde que intuyó, ya de pequeña, que todo el mundo estaba equivocado, que ella sí era una mujer. Y lo sabe desde que comenzó a formar su propio panteón, protagonizado por artistas que invocaban y cuestionaban al mismo tiempo la idea convencional de feminidad, como Pamela Anderson, como Alaska. Como la Veneno. 

Todo aquello empezó a tomar otra dimensión cuando los Javis, conocidos por su trabajo en la película La llamada (nominada a cinco premios Goya) y la serie Paquita Salas (ganadora de cuatro premios Feroz), le dijeron que estaban pensando en hacer una serie a partir de su biografía de Cristina Ortiz, titulada ¡Digo! Ni puta ni santa. Y todavía más cuando estos le preguntaron si le parecía bien que uno de los personajes estuviera basado en ella. "Yo me preguntaba a quién le iba a interesar la vida de una persona anónima", recuerda ella, en conversación con este periódico. Sin embargo, el personaje de Valeria, interpretado por la actriz Lola Rodríguez (también trans, como buena parte del reparto), ha sido uno de los más celebrados por la crítica. 

Una admiración sanadora

Valeria, el personaje, conoce a la Veneno mientras estudia periodismo. Su amiga Amparo se encuentra con la estrella televisiva por casualidad, en las calles de Valencia, cuando estaba acababa de salir de prisión (masculina) después de cumplir tres años por tratar de estafar al seguro. Juntas, Amparo y Valeria la buscan por los barrios hasta dar con ella, que las recibe en su casa y comienza a contarles su vida. Eso, exactamente eso, le ocurrió a Valeria, la persona. Incluso Amparo, interpretada aquí por Mariona Terés, tiene su reflejo en la vida real. "Aunque la Veneno fue efímera, porque no estuvo mucho tiempo en televisión, me caló mucho", dice, algo compartido por otras personas de su generación, como explicaba hace unos días el periodista y músico Enrique F. Aparicio. "Cuando sale de la cárcel, volvió a las noticias y tuvo un despunte. A mí, no sé, se me volvió a activar todo aquello".

Lola Rodríguez como Valeria, personaje basado en Valeria Vegas, en la serie Veneno, de Javier Calvo y Javier Ambrossi. / ATRESMEDIA

La Cristina Ortiz que la joven periodista se encontró no era como esa mujer atrevida y resuelta que hablaba sin tapujos en televisión. "Me encontré una Veneno muy apagada, era una persona destruida. Se notaba que esos tres años de prisón le influyeron mucho. Y cuando se fueron repitiendo las visitas, ella se iba viniendo arriba, con eso de que le dijeran guapa, que tenía que salir adelante...". Hasta el punto de que la dinámica fan-ídolo se invirtió, de alguna manera. "Yo pensaba en conocerla, irme y no volver. Pero fue ella la que me atrapó a mí. a que me pidió mi teléfono", dice Valeria Vegas. "Ella estaba necesitada de ese tipo de admiración, de alguien que le recordara todo lo que hizo". La atención, el recuerdo de una vida en primera línea y la constatación de que su presencia en la televisión había inspirado a las nuevas generaciones se convirtió en "un bálsamo" para ella.

¿Y qué es "todo lo que hizo"? La Veneno ha sido recordada como carne de telebasura, como esa persona estrafalaria que se prestaba felizmente a ser exhibida en el circo de Pepe Navarro. Una víctima propiciatoria. "Yo siempre he sido muy consciente de la mala imagen que ha tenido la Veneno. Cuando la gente la acusaba de malhablada, era la verdad. Y era ordinaria, totalmente de acuerdo", zanja su biógrafa. "No podemos tapar el sol con un dedo, y ella formó parte de los inicios de la telebasura. Pero ella lo decía así porque no sabía decirlo de otra manera. ¿No tiene derecho una persona ordinaria a contar su historia? Yo creo que sí. Y siempre tuvo sentido para mí todo lo que me contaba". Tanto sentido que fue uno de los factores que la hicieron decidirse por comenzar su transición y ser reconocida al fin como la mujer que era. "Ella me dijo lo que se ve en la serie: 'Ve poco a poco, cuando tengas que hacerlo, lo harás'. Pocos meses después, di ese cambio".

Un oasis en la telebasura

No era la única imagen de la transexualidad que se podía encontrar por entonces en televisión. Estaba El diario de Patricia, estaba la cantante trans Manuela Trasobares reivindicando su identidad en Parlé vosté, calle vosté, de Canal 9 —un vídeo que con la llegada de Internet se convertiría en un mito para los millennial LGTBmillennial—, estaban los programas de debate..."Había multitud de espacios en los que se trataba la transexualidad para denigrarla, obviamente", recuerda Valeria Vegas. Pero esos espacios, defiende la escritora, no iban más allá de unos minutos de escándalo televisivo. "Yo me percataba, y las que son como yo también, pero no dejaba huella". Hasta que llegó la Veneno. 

¿Y qué aportó ella? Valeria Vegas calla durante unos segundos. "Bibiana, por ejemplo, siempre jugó a que no se la etiquetase", dice sobre Bibiana Fernández, una de las personas trans más relevantes en la historia cultural española. "No es que renegase de quién era, es que se la ridiculizó durante 30 años, y cuando una consigue llegar a la meta, ¿por qué tiene que volver a pagar ese peaje?". Frente a ella, Cristina Ortiz, que en 1996 decía en el Mississippi: "En el pueblo de Adra ha habido gente que me ha hecho muchísimo daño (...) Un día iba paseando en la feria por el puerto, y niños, con 15 años, se taparon la cabeza y a mí y a Paco Ceballos nos intentaron matar". Apunta Vegas: "Cristina era la que se dedicaba a hablar de la crudeza de las cosas: la calle, la violencia, los clientes... Y la gente quería mirar a otro lado, pero ella no les dejaba". 

La experiencia trans se abre paso en los escenarios pese a la reacción conservadora

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Isabel Torres como Cristina Ortiz en la serie Veneno, de Javier Calvo y Javier Ambrossi. / ATRESMEDIA

Si la Veneno fue un personaje excepcional en la televisión, su historia es relevante precisamente porque no es excepcional. "La Veneno no es única, ha habido muchas Venenos. Lo importante es que su discurso es representativo", defiende Vegas. El pasado año, acudió a la inauguriación de la placa en homenaje de la vedette, que el Ayuntamiento de Madrid le dedicó en el Parque del Oeste, donde ejercía la prostitución y donde fue descubierta. "La gente me preguntaba qué me parecía", recuerda. "Y me parece muy bien, porque no es una placa a la Veneno, esa placa representa a muchas Venenos que cada noche estaban arriesgando su vida, algunas por elección y otras porque no tenían más remedio". La placa fue sustraida apenas una semana después de su colocación, pero el Consistorio la reemplazó de nuevo. 

Valeria Vegas confía en que la serie Veneno, en la que ha trabajado como asesora de guion, tenga una doble utilidad. Por una parte, devolver a la comunidad trans parte de la historia que le ha sido hurtada. Por otra, concienciar al resto de la población. "No hay nada a veces que llegue tanto como una serie o como una película, mucho más que un libro, aunque yo los escriba", admite. "Aunque esté tratado a veces de una manera edulcorada, deja caer ciertas cosas, y ese padre o madre que la vea va a hacer clic, va a decir 'esto existe, son personas como cualquiera". Quizás alguna niña trans trate de arañar un rato más de televisión mientras se lava los dientes. Quizás el personaje de Valeria sea para ella esa promesa de una vida posible. De una vida mejor. 

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