Cultura

He visto cosas que habéis vivido, veo otras que viviréis

Imagen de un soldado imperial tras una ventana.

La ciencia ficción es…

"Un fascinante romance entremezclado con el hecho científico y la visión profética", dijo Hugo Gernsback, padre del término (acuñado en 1926).

"Esa rama de la literatura que pacta con la respuesta de los seres humanos para cambiar la ciencia y la tecnología", aportó Isaac Asimov, uno de los grandes del género.

También conocida como "literatura de anticipación", en estos días trasformados hemos vuelto a ella, en la certeza de que estábamos viviendo situaciones que alguien había escrito y nosotros habíamos leído.

"He comprobado que entre los colectivos que más preparados para los cambios, estamos los lectores de ciencia ficción ―sostiene Antonio Guisado, bibliotecario en Tercera Fundación, página que aspira a catalogar todo lo que se ha publicado de género fantástico―. Cuando en España se aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo, se escandalizaron muy pocos aficionados a este género. Nosotros ya teníamos callos en la mente de leer sobre matrimonios del mismo sexo, matrimonios tripes, quíntuples, matrimonios con fecha de caducidad incorporada, entre distintas razas..." Cosa distinta, añade, "es que lo que hayamos leído sobre una pandemia, después se corresponda con lo que sucede en la realidad".

Indiscutible. La ciencia ficción juega con la anticipación, explica la escritora Felicidad Martínez, "quienes nos dedicamos a ello partimos del presente en el que nos encontramos y especulamos sobre el futuro". Coincide con ella su colega Santiago Eximeno, para quien, no obstante, el valor de la ciencia ficción va más allá de lo predictivo. "Creo que su fuerza está en extrapolar la realidad del presente y forzarnos a replantearnos nuestra sociedad y nuestras vidas. En ese sentido, es más valiosa para mí la ciencia ficción que se estará creando ahora mismo que la que podamos rescatar para justificar su mensaje predictivo".

Carlos Sisí lo ilustra recurriendo a la propia experiencia. Le consta que, estos días, muchos han vuelto a hojear su novela Rojo, donde "la pandemia golpeaba fortísimo Italia y España primero, como en la realidad, pero no eran más que juegos intelectuales o lúdicos, semillas con una alta probabilidad de germinar plantas coincidentes". Lo cual no le impide constatar que la realidad, en este caso, supera a la fantasía. "Tenemos gente que a día de hoy aún niega la existencia del coronavirus y asegura que no pasa nada, que el gobierno, o una conspiración global de primer orden, nos quiere confinados y sumisos. El caos de desinformación, intereses de poder, basura política, héroes y ladrones, en este caso, difícilmente hubiese resultado creíble en un contexto de ficción".

También Gisela Baños (que se define como física nerd, geek y disidente) introduce matices. La posibilidad de vivir en carne propia una pandemia como esta no se encontraba entre las expectativas de la mayoría, fueran o no aficionados a la ciencia ficción, si bien es cierto que "pensadores como Ray Kurzweil o Yuval Noah Harari nos advirtieron hace años de que la posibilidad era más real de lo que pensábamos". Sin embargo, Baños sí podría argumentar que "este tipo de literatura nos prepara, como ninguna otra, para aceptar y gestionar lo imposible, para valorar las consecuencias de hechos que, como esto que acaba de suceder, rompen con todos los esquemas mentales con los que convivíamos hasta el momento. Sí que es probable que un lector habitual de género distópico o ciencia ficción posapocalíptica se esté llevando menos sorpresas respecto al desarrollo de los acontecimientos que la mayoría de la gente porque muchas novelas ya plantearon escenarios con muchas similitudes".

Ficción... o no

Cuando me puse en contacto con ella, Baños comentó lo curioso que le resulta comprobar hasta qué punto la pandemia ha hecho que mucha gente se vuelva hacia la ciencia ficción. Quien esto firma pensó entonces que, a falta de poder exclamar: "¡Yo ya te lo dije!", que es una de las cosas que más gustito da, muchos habrán tenido estos días la tentación de decir "yo ya lo leí". Pues bien, para estar en condiciones de seguir haciéndolo en el futuro, pedí consejo a mis interlocutores: ¿a qué autor con capacidad de anticipación demostrada he de seguir?

"Te puedo aconsejar escritores con los que te lo pases estupendamente ― empieza Guisado―, pero la ciencia ficción busca sobre todo provocar el sentido de la maravilla al lector y su misión principal no es 'acertar' en esa prospección". Es más, incluso los que "aciertan" no lo hacen de forma continua y sistemática, y eso no quiere decir que sus escritos sean malos.

En efecto, me dijo Baños, por cada autor que da en el clavo, hay muchísimos más que yerran, solo que esos quedan en el olvido. No obstante, si ella tuviera que recomendar a uno solo, uno "que tomó el pulso con mucho acierto al momento en el que vivió, y vislumbró los tiempos que estamos viviendo hoy, sería J. G. Ballard". Que es también la opción de Eximeno. "Aprecio más la crítica del presente extrapolada que la presunta anticipación en el género, pero si hay un autor que haya anticipado nuestra realidad una y otra vez para mí sin duda es J.G. Ballard. Sus obras nos muestran con claridad el desapego social que sufre gran parte del mundo occidental debido al capitalismo descontrolado y a las necropolíticas que nos ha tocado vivir".

Carlos Sisí tiene la referencia de gente como Orwell o Bradbury, la ciencia ficción y sus distopías "esconden generalmente sátiras sobre la política y le añaden imaginación 'tecnológica', es decir, hacia dónde llevaría la situación del momento, alimentada con avances tecnológicos previsibles. Desgraciadamente Un mundo feliz y 1984 siguen siendo el futuro más probable". Por eso, se queda con Chomsky, Susan George, Stéphane Hessel o Naomi Klein "que ha desgranado perfectamente los mecanismos del sistema para manipular a las masas con La doctrina de shock. Klein y Chomsky, además, no se limitan a decirte lo mal que están las cosas, sino que desarrollan cómo funciona la manipulación y te dan armas y herramientas para detectar dicha manipulación y llegar a tus propias conclusiones sobre la información que se te suministran".

También Felicidad Martínez se aleja de la ficción en su respuesta, dada la situación actual, prefiere mencionar una película española de 2013: Los últimos días, de Álex Pastor y David Pastor, en la que "una extraña enfermedad se propaga por el mundo y la gente queda confinada en casas y edificios con un pánico atroz a salir. Estos días me he estado acordando mucho de ella".

Neolengua y otros aportes de la realidad

En esta crisis avanzamos a tiento, como señala Antonio Guisado, falta por saber cómo saldremos como sociedad de esta situación, cuáles serán las futuras consecuencias a nivel personal, económicas y legales de esta pandemia. En el camino, la realidad va sembrando imaginación… "Ya hay nuevos términos que se están inventando y acuñando, necrocapitalismo o nueva normalidad son términos potentísimos que seguro provocarán ríos de tinta por parte de los autores de ciencia ficción."

A los convocados para este reportaje no les cabe duda alguna: hay campo de sobra para explorar, porque cualquier cambio, cualquier avance o retroceso es la excusa perfecta para la ciencia ficción. Así lo cree Felicidad Martínez. "Y, con todo lo que está pasando, pueden salir ficciones interesantes. Espero que una de ellas sea mostrar, por fin, verdaderas alternativas al capitalismo. Ahí lo dejo." Alguien lo recogerá.

Porque la ciencia ficción es importantísima para ayudar a definir probabilidades o posibilidades futuras, "el escritor coge premisas existentes y juega a calcular devenires futuros. Pero, además, no pocas veces, la realidad ha imitado a la fantasía". Carlos Sisí cuenta algo que se dice, que cuando James Bond robó un CD de datos en la época en la que sólo se utilizaban para audio, alguien pensó: "¡Eso tiene sentido!" y se puso a trabajar en la creación del primer CD-ROM. "Hay caminos ahí delante que plantearán dilemas y conflictos de todo tipo a la humanidad."

¡Todos a cubierta!

¡Todos a cubierta!

Por su parte, Santiago Eximeno defiende que el sentido de la maravilla de los mundos y las sociedades imaginadas, o el relato pulp que se despreocupa de la crítica social y sirve simplemente como divertimento, siguen vigentes y tienen su espacio. Yo creo que tras la pandemia la ciencia ficción tiene la oportunidad de profundizar en obras más cercanas a la maravilla que a lo distópico, quizá recuperando el espíritu de la ciencia ficción clásica que presentaba una visión positiva de los avances tecnológicos y del futuro cercano.

Al cabo, la ciencia ficción seguirá teniendo infinitos terrenos que explorar mientras los seres humanos sigan haciéndose preguntas. "Se trata de un género profundamente humanista, y sus posibilidades son tan amplias como las características que nos definen como especie ―afirma Gisela Baños― El tópico de que la ciencia ficción solo habla de extraterrestres, viajes espaciales y colonización, inteligencias artificiales asesinas o el colapso de la civilización le ha hecho muchísimo daño, porque la ciencia ficción, aunque se disfrace de eso, no habla de eso."

La ciencia ficción habla de nosotros, y esos anhelos, emociones y sueños humanos seguirán estando ahí tras la pandemia.

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