Cultura

Leer los deseos, y la realidad

Participante alza un cartel de 'Black Trans Lives Matter' en la concentración convocada por la Comunidad Negra, Africana y Afrodescendiente de España frente a la Embajada de EEUU.

1. En vísperas del Orgullo LGTBIQ+ 2020, una polémica: "Trabajadores de Hachette se oponen a la publicación del nuevo libro de J.K. Rowling por su postura sobre la transexualidad", al hilo de unas declaraciones que parecen ponerlo todo en cuestión: "J. K. Rowling: la transfobia y la polémica impulsan la caída de un mito generacional".

2. En medio del vendaval de indignación levantado por el asesinato de George Floyd, una decisión controvertida: "HBO retira de su plataforma Lo que el viento se llevó por las protestas que la consideran racista". Una decisión que evoca otras, en las que los retirados fueron libros hasta ese momento leídos en colegios o bibliotecas.

Pregunto su opinión sobre el primer caso a Valeria Vegas, mujer trans, periodista. "Parece que esta opinión de que sólo son mujeres las que menstrúan, y estos tuits, le pega más a Jesús Gil. ¿A quién le pones esa frase, a la autora de Harry Potter o a Jesús Gil? A Jesús Gil". Las manifestaciones de Rowling, dice, no pertenecen ni a ideologías políticas concretas, ni a países específicos: "la transfobia es transversal y esta mujer ha demostrado que es tránsfoba". Peor le parece que luego, para justificarse, haya dicho que fue víctima de violencia de género: "tú puedes estar a favor de algo, o en contra de algo, pero no lo justifiques de una manera que no tiene ni pies ni cabeza: eres tránsfoba, y punto".

Eso, en cuanto a las declaraciones. ¿Y qué opina de la posibilidad de un veto editorial? "Nunca me metería con el trabajo de esta mujer", si bien… "que sepa lo que es que se te dé la vuelta el sistema no estaría mal. Porque yo creo en la libre opinión, pero es que tu libre opinión está llegando a mucha gente, estás influyendo sobre mucha gente y lo estás haciendo de una manera intolerante, lo que estás promoviendo es la intolerancia". A las personas en situación de privilegio tal vez les venga mal percatarse de lo rápido que pueden perder su preeminencia, mientras que "las personas trans nunca han estado en situación de privilegio".

Me dirijo después a Luis Amavisca, escritor y editor en NubeOcho Ediciones, y a Alejandra Ntutumu, creadora de innovación social con afrocuentos en Potopoto, para conocer su opinión sobre el segundo y sus repercusiones en el mundo editorial. "Los libros con contenido homófobo o racista deberían ser retirados sin lugar a dudas cuando son de reciente publicación ―opina Amavisca―. Es más delicado cuando son libros históricos, libros escritos en épocas en las que el machismo, racismo, o homofobia eran la normalidad. En esos libros creo que se debería añadir una nota, explicando el caso". En la misma línea, Ntutumu: "Eliminar libros de catálogos se me asemeja a una forma nueva de totalitarismo donde en pro a una serie de ideales, en principio muy loables, se hace desaparecer una parte de la historia de la humanidad. Bajo mi punto de vista, lo que hay que hacer con la historia, por cruda que sea, es contextualizarla, no destruirla".

El canon cambiante

Dice Irene Vallejo en El infinito en un junco que, como todas las taxonomías, los cánones revelan mucho de quien los formula y de su época. "Así, en los nombres elegidos afloran prejuicios, aspiraciones, sentimientos, ángulos ciegos, estructuras de poder y autovalidaciones", por eso la historia de las metamorfosis del canon a través de los siglos, "ofrece una fascinante perspectiva de nuestra vida cultural". Y por eso los estudios culturales han atacado un canon que consideran autoritario y opresivo, y se han lanzado a proponer cánones alternativos dando protagonismo a los excluidos, un debate iniciado en la década de los sesenta, que se revitalizó a finales del siglo XX y que ni ha terminado, ni tiene visos de acabar.

¿Qué es aceptable y qué no lo es? ¿Cuándo es aceptable y cuándo no?

"Un libro tránsfobo ahora me parece un canto a la intolerancia ―responde Valeria Vegas―. Antes era normal, a nadie le llamaba la atención, pero ahora sí nos llama la atención. Tránsfobo, racista, hoy en día, publicar eso no nos va a servir para una perspectiva de pasado en el futuro. El presente tiene que ser correcto, el pasado no podemos cambiarlo".

Vegas es autora de Vestidas de azul, que analiza cómo el cine y la prensa retrataron a la mujer transexual durante la Transición española (y de la biografía de La Veneno que Los Javis han convertido en serie). Buscando material para ese ensayo, que nos recuerda cómo éramos hace no tanto, volvió sobre escenas de películas y artículos periodísticos (en nuestra conversación cita varias veces uno de Umbral en los años 80) que en su día pasaron por "normales" y que hoy se nos antojan insoportables. "Las obras que rezuman racismo, transfobia, homofobia, si están ahí nos sirven para ser conscientes de lo que ha ocurrido, si lo borramos de un plumazo, como si no pasara nada, es cuando no tenemos una perspectiva del pasado".

Ella no está, y lo subraya, a favor de eliminar personajes odiosos de las obras de creación, "tienen que existir porque el racismo, la transfobia, siguen existiendo. Que borremos una obra no va a erradicar la transfobia". Es raro, sí, que cuando defiende su trabajo, un trabajo creativo, el autor tenga que salir a posicionarse, a decir: "Mi personaje es racista, pero yo no lo soy". Pero… "bueno, son los momentos que estamos viviendo". En resumen: no está a favor de las obras que promueven el racismo o la transfobia, pero "que hablen sobre ello es necesario".

Como lo es que el colectivo trans se haga oír, vale decir, leer. Charlie Jane Anders es, como Vegas, escritora y mujer trans, su novela Todos los pájaros del cielo fue elegida entre las diez mejores 2016 por la revista Time y ganó los premios Nebula, Crawford y Locus en 2017. "Si eres miembro de un grupo en particular, se supone que debes escribir sobre tus experiencias", admite. Y, encima, tienes que hacerlo de una manera que las personas del grupo dominante puedan entender. En su caso, tras unos balbuceos literarios muy autobiográficos, encontró en la ciencia ficción la manera adecuada para abordar el tema trans, el sentimiento de alienación y de diferencia. "Mis experiencias como persona trans siempre reaparecen en mi escritura", asegura, en especial "la lucha desesperada por reivindicar tu identidad... una identidad que las personas no entienden, o a la que son hostiles".

Érase una vez...

Nunca es demasiado pronto para aprender, para leer, que el racismo y todos los tipos de descremación son inaceptables, y que hay que hacer algo para desterrarlo. "Ningún lector es demasiado joven para iniciar este viaje", dice la editora y librera Aimée Felone.

La editorial de Alejandra Ntutumu tiene como principal objetivo crear literatura infantil más diversa e inclusiva, sirviéndose como instrumento del cuento infantil africano que se nutre de la tradición oral, patrimonio cultural de la humanidad. "Nuestra mamá nos contaba a mis hermanas y a mí cuentos infantiles africanos. Mi mamá es de Guinea Ecuatorial, así que nos contaba principalmente cuentos de su etnia, Fang. Era una táctica de empoderamiento propiciada por la falta de libros infantiles más diversos en castellano, donde todas las princesas eran europeas, rubias y de largas melenas y ojos azules, al tiempo que se establecían lazos intergeneracionales y culturales. Te hablo de principios de los 80, cuando España todavía estaba superando los 40 años de dictadura franquista y dando los primeros pasos en la transición".

La falta de representación en edades tempranas tiene un efecto muy dañino en la autoestima de las minorías raciales y culturales, menoscaba la percepción que se tiene de uno mismo, invita a considerar feo lo que es diferente o no aparece en ningún lado. "Mucho peor si lo poco que aparece está completamente estereotipado mediante rasgos exagerados o conductas negativas asociadas a determinados fenotipos", asegura.

De ahí la relevancia de estos libros que, como los de NubeOcho Ediciones, fomentan la diversidad y la igualdad. "Los valores transversales pueden estar dentro de una literatura comprometida, y escritores comprometidos hay muchos… Quien piensa que la literatura tiene que ser ajena debería informarse sobre el significado de literatura comprometida".

El compromiso es la clave. Alejandra explica que, cuando se puso a escribir El viaje de Ilombe, su primer relato infantil africano ilustrado, su intención era utilizar cuentos tradicionales de las principales etnias ecuatoguineanas. "Estuve investigando y llegué a leer hasta 300 diferentes. La mayoría de ellos eran 'duros', reflejaban una sociedad machista (como la mayoría de sociedades tradicionales) con atisbos de violencia y a veces crueldad". Los cuentos en África están orientados a los niños, pero también a los adultos, y era imposible plantear una recopilación sin realizar una adaptación que conservara gran parte del acervo cultural y que, al mismo tiempo, atendiera a que el mundo ha cambiado, "porque los mundos, a mi parecer, no desaparecen, simplemente se transforman. Y eso ha pasado de alguna manera con los cuentos tradicionales europeos, donde la versión tradicional de Caperucita roja resultaría abominable a día de hoy para un educador o una mamá o papá".

De "tildistas" y otras especies ortográficas

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3. Dijo Toni Morrison: "Si hay un libro que quieres leer, pero aún no ha sido escrito, entonces debes escribirlo tú".

4. Dijo Angela Davis: "Hemos aprendido de los estudios feministas que el mundo no es homogéneo, que todas las mujeres no son blancas, que todos los negros no son hombres".

5. Dijo Ángela Ponce: "Hay chicas con pene y chicos con vulva y sólo quieren que se les respete".

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