Cultura

Las creadoras temen que la crisis dé al traste con los logros feministas tras un "año perdido"

La directora Pilar Palomero, la directora de fotografía Daniela Cajías y la productora francesa Valérie Delpierre celebran los 4 premios Goya que ha ganado su película 'Las niñas'.

Hace un año, las creadoras estaban al pie del cañón, preparando su participación en las actividades y protestas del 8M que no tardarían en convertirse en las últimas antes del encierro. En 2018, las trabajadoras de la cultura fueron unas de las más comprometidas con la que sería la primera huelga feminista de España, en una labor de difusión que luego se demostró impagable. Ahora están inquietas: temen que este año pandémico se haya convertido en un “año perdido” para la igualdad de género, y temen que la crisis social y sanitaria ponga una vez más a la espera las reivindicaciones de las mujeres.

En el ámbito laboral, los datos son elocuentes: al cierre de 2020, había un 15% más de mujeres que de hombres en la cola del paro. Y la cosa no mejora, porque el 70% de las personas que perdieron su empleo en febrero son mujeres. Las mujeres son mayoría en sectores como la educación, y también son las que cargan mayoritariamente con las tareas de cuidados y trabajo doméstico, que han aumentado durante la crisis. Estas son las cifras generales, pero ¿qué pasa en el mundo de la cultura? Ahí llega la primera señal de alarma: no hay datos disponibles. Nadie parece haber estudiado aún las consecuencias de la pandemia sobre la igualdad de género en el sector. En un momento de emergencia, dicen las entrevistadas, la brecha de género vuelve a considerarse un tema secundario.

“En la cultura vemos las mismas tendencias que en los demás sectores”, dice Berta Ojea, actriz y responsable de Igualdad en la Unión de Actores y Actrices, el sindicato de los intérpretes. El problema, indica, es que se partía ya de una gran desigualdad de base: un estudio realizado por el sindicato y la entidad de gestión de derechos AISGE revelaba en 2017 que las mujeres ocupan solo el 38% de los papeles del cine y la televisión de España. Las mujeres duplican también la tasa de paro en el sector cultural, como revela un estudio realizado por la SGAE sobre la desigualdad de género en el campo de la autoría, y que se presenta justamente el 8M: hay un 19,5% de mujeres inactivas frente a un 9,3% de hombres. “La intuición que tenemos”, dice Ojea, “es que actrices y actores se han quedado en paro y han perdido proyectos por igual, pero que nosotras ya veníamos de más abajo, y por lo tanto saldremos peor de todo esto”.

Durante este año, las creadoras se han encontrado con los mismos desafíos que las trabajadoras de otros sectores: hacerse cargo del cuidado de niños y mayores, con las guarderías y centros de día clausurados, y compatibilizarlo con el teletrabajo... y con el trabajo de siempre, una vez que se pudieron retomar algunas actividades culturales. La organización CIMA, que reúne a más de 600 mujeres del audiovisual, hizo una encuesta entre sus asociadas durante el confinamiento domiciliario estricto. Más del 60% decía tener a personas a su cargo, ya fueran niños, estudiantes, ancianos, personas con discapacidad o familiares en paro. Algunas manifestaban la dificultad de compaginar ambas labores, por lo que sufrían una “gran presión”, y otras señalaban igualmente que se habían visto obligadas a faltar al trabajo para cuidar de los niños durante el cierre de los colegios, sin que desde las empresas se les diera ningún tipo de solución para salir del paso. “Está clarísimo que todo esto lo llevan las mujeres”, dice Cristina Andreu, presidenta de CIMA. “Lo que nos comentaban las socias es que ya se hacían cargo de antes, pero que todo esto estaba mucho peor y que lo notaban”.

La brecha creativa se ensancha

La escritora Silvia Nanclares está algo desesperanzada. Menciona los proyectos que se han ido cayendo a lo largo de estos meses por falta de financiación, y habla también de las consecuencias de la carga extra de cuidados en las creadoras: “No tenemos las condiciones psicológicas que necesitamos para crear. Yo sé de gente que está sacando adelante obra, pero de las que estamos cuidando... Es que no podemos. Ahora mismo, si tienes gente a tu cargo, es imposible. No se puede sacar el espacio físico y mental necesario”. Coincide con ella la directora Gracia Querejeta: “La pandemia ha puesto más en evidencia que efectivamente quienes se ocupan de los dependientes y familiares son mayoritariamente mujeres. Eso pasa probablemente porque en sus trabajos ganan menos y se está más dispuesta a renunciar a ese sueldo, y esto provoca que eso siga siendo así. Es la pescadilla que se muerde la cola”.

Llueve sobre mojado. En el cine, las mujeres suponen un 30% del personal del audiovisual, según el Informe CIMA 2020. En literatura, los hombres publican el doble que las mujeres en España, según los datos hechos públicos por el Ministerio de Cultura en 2019. En música, el 70% de las mujeres cobra menos del sueldo medio de los hombres, según un estudio de la asociación de Mujeres en la Industria de la Música. ¿Cómo quedará el panorama pospandemia si las mujeres lo tienen más difícil (aún) para crear? ¿Cuánto se ensanchará la brecha?

“Está pasando lo que decía Simone de Beauvoir, eso de que bastará una crisis para que vuelvan a cuestionarse los derechos de las mujeres”, dice Elena Rosillo, periodista cultural, programadora de salas de conciertos y especialista en música underground. “Estamos centrados en la pérdida económica, en la situación de los festivales, en las salas... y el género se ha dejado un poco de lado. Cuando en realidad feminismo y economía son dos cosas que van a la par, porque las mujeres somos las más precarias y las que más sufrimos las crisis, y más en sectores depauperados como es la música”. A ella le preocupa no solo que empeoren las condiciones materiales de las mujeres, sino que la igualdad desaparezca de la agenda, después de los tímidos cambios para incluirla. Señala el avance del cartel del festival Dcode, donde encuentra a tres chicas entre once grupos. Señala el último disco de C Tangana, el mejor debut de un disco español en Spotify, donde solo hay una colaboradora contra una quincena de colaboradores. “Son solo ejemplos”, explica, “lo que me preocupa es que ni siquiera estemos hablando de esto”.

El paro entre las creadoras duplica el de los creadores y ganan casi un 20% menos que ellos

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¿Cómo será el futuro pospandemia?

Unas y otras se preguntan qué ocurrirá cuando volvamos a la normalidad. Porque suceden fenómenos curiosos. Con la retirada de las majors de las salas, esperando a que soplen vientos mejores, el cine independiente de menor presupuesto ha tenido más espacio disponible, y ahí es donde se mueven justamente las obras de mujeres, que cuentan en España con la mitad de presupuesto que las de sus compañeros. Y para muestra, los Goya, que este año encumbran a Las niñas, dirigida por Pilar Palomero, y La boda de Rosa, dirigida por Icíar Bollaín. Pero Gracia Querejeta cree que esto es excepcional: “Efectivamente, se han paralizado los estrenos y hemos visto otro tipo de cine. Pero cuando todo se normalice del todo, la batalla volverá a ser encarnizada. No solamente afectará al cine de mujeres, sino al cine en general”. Elena Rosillo no tiene claro qué pasará en el mundo de la música en directo. Hay dos posibilidades: una, que las promotoras estén obsesionadas con los beneficios y, para atraer a las masas, programen a grandes bandas históricas, normalmente compuestas por hombres; dos, que las promotoras cuenten con bajos presupuestos y contraten a bandas con menor caché... donde suelen encontrarse las de mujeres. “En cualquier caso”, dice, “no creo que salgamos ganando”.

Pero no todo es pesimismo. Cristina Andreu destaca que, durante el confinamiento estricto de la pasada primavera, se multiplicaron las reuniones de CIMA con el Gobierno, incluidos ministerios como los de Economía y Trabajo, con los que no mantenían hasta entonces un contacto frecuente. “Es verdad que con el desconfinamiento esas reuniones fueron a menos, pero, aunque nos dé miedo que pueda haber una involución, si miras las ayudas europeas, ves que están todas atravesadas por el género, que va a ser básico en la reconstrucción”, dice la presidenta. La escritora Silvia Nanclares teme que los enfrentamientos internos del movimiento feminista y la dificultad para militar, debido a las restricciones, debiliten la lucha por la igualdad. Pero Gracia Querejeta se muestra animada: “Yo creo que esto no tiene vuelta atrás. Las conquistas se hacen poco a poco, día a día, y lo que está conquistado no lo va a cambiar la pandemia. Las batallas más densas están ahí en la mesa, no están ocultas, como antes. No vamos a dar marcha atrás, seguiremos en la lucha”. Empezando por el 8M.

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