Los trabajadores perdieron un 6,5% de poder adquisitivo en 2012

Los trabajadores españoles han sufrido una pérdida de poder adquisitivo del 6,5% en el último año, según los cálculos realizados por UGT a partir de la Encuesta Trimestral sobre Costes Laborales que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE). En 2011 sólo fue del 1%.

El aumento se produce como consecuencia de la caída del coste salarial, un 3,6%, que se ha reducido cuatro décimas más que el coste laboral. También de la subida de la inflación, un 2,9% en 2012, cinco décimas más que el ejercicio anterior. Este último coste incluye, además de los salarios, las cotizaciones obligatorias y voluntarias, el pago por prestaciones y las subvenciones y bonificaciones de la Seguridad Social.

Así, la eliminación de la paga extra a los funcionarios ha redundado en un descenso del 20,6% en los pagos extraordinarios que integran el coste salarial. En resumen, las empresas pagaron en 2012 una media a cada trabajador de 1.946,91 euros, 73 euros menos que en 2011.

Dentro de los costes laborales, han caído también sustancialmente las cotizaciones por Incapacidad Temporal, un 19,8%, mientras que el coste del desempleo parcial se ha disparado un 79,6%. UGT achaca estas dos tendencias a la reforma laboral.

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Menos contratos

Debido a la menor contratación producto de la crisis, el apartado de subvenciones y bonificaciones de la Seguridad Social a los contratos ha descendido un 40,6%. Finalmente, el coste por despido se ha reducido en un 23,2% tras la reforma laboral, que ha limitado las indemnizaciones por extinciones objetivas a 20 días por año trabajado y eliminado el llamado despido exprés, que establecía compensaciones de 45 días por año trabajado.

A todas estas variaciones, hay que añadirle, según destaca UGT, el aumento de la inflación, que terminó en el 2,9% en 2012 –en el 2,4% en 2011–. De forma que la pérdida de poder adquisitivo se intensificó el año pasado. Por el contrario, el excedente bruto empresarial “ha esquivado el descenso del PIB durante la crisis”. La consecuencia es que el peso de las rentas salariales en el PIB es, por primera vez, menor que el de los excedentes empresariales: un 44,2% las primeras por un 46,1% los segundos.