La crisis de la 'eurozona'

El Eurogrupo pone fin a diez días de chapuza en Chipre y condena al país a la recesión

Una semana de chapuza europea y la condena de Chipre a la recesión

La decisión que deberían haber adoptado hace una semana. Bastaba con cumplir la ley y aplicar el orden de prelación consagrado en las normas concursales de cualquier país en caso de quiebra: primero responden los accionistas, después los titulares de productos híbridos, seguidamente los de bonos y finalmente los de depósitos no garantizados. Es el análisis que hacen algunos analistas financieros como Juan Ignacio Crespo, sobre el acuerdo para el rescate a Chipre alcanzado de madrugada con el Eurogrupo, los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro.

El problema es lo que se le viene encima ahora a los chipriotas. “Lo van a pasar mal por mucho tiempo”, augura un experto financiero que prefiere no ser citado. Para el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla Juan Torres López, Chipre es ya “un país fallido”. “¿Cómo va a funcionar una economía sin banca?”, se pregunta. Porque los tiempos de paraíso fiscal de la isla se han acabado.

Juan Ignacio Crespo culpa al Gobierno chipriota, más que a la gestión de Bruselas, de la semana de incertidumbre y desconfianza que ha precedido al acuerdo sobre el rescate. Según dice, es el tiempo que ha tardado el Ejecutivo de Nicos Anastasiadis en superar la “fase de negación”, aparcar sus intentos para conservar su condición de paraíso fiscal y “darse de bruces con la realidad”. Lo mismo, apunta seguidamente, que ha ocurrido en España: “Sólo que aquí hemos tardado tres años en darnos cuenta, no una semana”.

"Una chapuza"

En todo caso, Crespo considera “comprensible” que Nicosia quisiera preservar su modo de vida financiera. Lo mismo que hizo en su día Irlanda, cuando Bruselas pretendió elevar el mínimo impuesto de sociedades que había hecho posible el espectacular crecimiento del luego renqueante tigre celta. La diferencia estriba en que a Irlanda se le respetó su peculiaridad fiscal y a Chipre se le condena, dicen todos los analistas, a muchos años de empobrecimiento empobrecimiento.

Mucho más crítico con el acuerdo de rescate es José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, quien lo tilda directamente de “chapuza”. “Sólo sirve para tapar agujeros y que no se hunda el barco”, explica. A su juicio, se han salvado los depósitos garantizados, pero a costa de “reventar la deuda pública”. “Habrá una quita de la deuda pública el año que viene”, augura.

Juan Torres coincide con él en que no han terminado ni la confusión ni la desconfianza. Pese a que ve como elemento positivo que sean “quienes más han ganado los que paguen” los platos rotos de la crisis financiera chipriota, reprocha a los responsables de Bruselas que no hayan sido capaces, una vez más, de abordar el problema como el “asunto sistémico” que es. “No hay una solución de conjunto, de sistema, falta simetría y estrategia”, critica, “todo lo contrario: se actúa a golpe de corneta”. Así que, presagia, “en cualquier momento puede saltar una chispa” que vuelva a encender la economía europea. La situación de España e Italia es “muy delicada” y las “fisuras” de la banca de la UE, empezando por la alemana, según destaca, son “grandísimas”.

Ni contagio ni salida del euro

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No lo ve tan grave Juan Ignacio Crespo, para quien “se ha exagerado mucho estos días”. Ve alejarse la salida de Chipre del euro tras el acuerdo con el Eurogrupo y desdeña por “extremadamente improbable” el contagio del mal financiero chipriota a otra economías.

En lo que coinciden todos los analistas consultados es en acusar al presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, de “irresponsabilidad e incompetencia” por sus declaraciones sobre la posible extensión del “modelo” chipriota de rescate. “Mejor se hubiera callado”, ataca Juan Ignacio Crespo. “Se ha perdido la cordura en la UE”, añade Juan Torres. Las afirmaciones del también ministro de Finanzas holandés hundieron las bolsas europeas y forzaron al Eurogrupo a emitir a las pocas horas un comunicado desmintiendo a su propio presidente.

Ahora la pelota está en el tejado de Europa. Hace falta “solidaridad europea, pero de verdad”, exige el primer experto financiero consultado. También el Banco Central Europeo (BCE) “tiene que estar al quite”, pide Juan Ignacio Crespo, para cubrir la huida de depósitos que sin duda seguirá a la apertura hoy de los bancos chipriotas. Juan Torres echa de menos un programa de reestructuración de la economía. Pero teme que todo se reduzca a que las empresas europeas, en lugar de las rusas, se queden con los yacimientos de gas que oculta la plataforma continental chipriota.

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