LAS IDEAS DE LA CEOE

Rosell pide que la estadística del paro excluya a jóvenes en formación y prejubilados

Rosell pide que la estadística del paro excluya a prejubilados y jóvenes en formación

El presidente de la CEOE, Juan Rosell, quiere que los prejubilados y quienes tienen contratos de formación salgan de las estadísticas del paro. No es la primera vez que expresa en público sus dudas sobre la fiabilidad de la Encuesta de Población Activa (EPA) y lo ha repetido hoy en un desayuno en Madrid ante los ministros de Hacienda y Empleo, Cristóbal Montoro y Fátima Báñez, y mientras le escuchaban los líderes de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, y de UGT, Cándido Méndez, e incluso el expresidente catalán José Montilla y la diputada socialista Carme Chacón.

“Me fío más del registro de la Seguridad Social”, ha asegurado, “que del INE”, cuya EPA arroja casi un millón más de parados que los inscritos en los servicios públicos de empleo. Rosell defiende que España cambie la técnica de la encuesta –“sin engañar a nadie”– e imite a países como Francia, Italia o Estados Unidos, donde existen “hasta cinco tipos distintos de paro”, según, por ejemplo, el número de horas que se trabaja o si tienen contratos de formación. “Aquí debería hacerse lo mismo: paro 1, paro 2, paro 3…”, sugirió. Su argumento es la imagen exterior de España: “En el extranjero no entienden los números españoles”. “Nos preguntan”, relató, “cómo es posible que no se produzca un estallido social con la cifra de paro que tenemos, y tengo que responderles que dos tercios de ellos están subsidiados y otra parte es economía informal”.

Entonces el presidente de la patronal acudió al ejemplo de las empleadas de hogar, de las que según el INE hay 750.000 y según los registros de la Seguridad Social, sólo 300.000. “Tenemos que hacer un esfuerzo por formalizar la economía española”, ha sido una de sus recomendaciones.

El ejemplo alemán

Pero no la única. Aludió una y otra vez al ejemplo de Alemania, a las reformas emprendidas a partir de 2003 por el canciller Gerhard Schröder, al Kurzarbeit –reducción de jornada con reducción salarial compensada por una prestación del Estado– y a su “rigurosísimo” control del paro. “Allí”, alabó, “se han acostumbrado a aceptar cualquier puesto de trabajo por muy malo que sea”.

Eso sí, defendió sólo como “plan de choque” contra el paro y como “solución pasajera” los llamados minijobs, los trabajos precarios, de menos de 15 horas y por 400 euros, que tienen hasta ocho millones de alemanes. El presidente de la patronal reconoció que, por culpa de los minijobs, el mercado de trabajo alemán se está “dualizando”, precisamente el mayor y más persistente problema que padece el mercado laboral español: el abismo entre contratos temporales precarios –el 91% de los que se firman– y fijos protegidos. “En Alemania”, abundó, “los trabajadores con minijobs cobran de seis a ocho euros la hora, mientras que con un trabajo normal serían 40 euros”.

Rechazo unánime al contrato único

Por el contrario, Juan Rosell no mostró ningún entusiasmo por la propuesta de contrato único que ha hecho el comisario europeo de Empleo, László Ándor: “¿En qué país Europa existe ese contrato? En ninguno”. El dirigente patronal lo considera tan sólo un “planteamiento teórico” que no se ajusta a la realidad de las empresas y la economía, donde son necesarios, dijo, los contratos por obra, a tiempo parcial, o fijos discontinuos. De hecho, hizo una defensa entusiasta del contrato a tiempo parcial como mecanismo para “romper las cifras de paro” a imagen de Holanda o Alemania.

Tampoco apoya el contrato único la ministra de Empleo, Fátima Báñez, quien minutos antes del discurso de Rosell ya lo había tachado de “inconstitucional”. Además, rebajó las declaraciones de Ándor a una mera “reflexión”. “No son una recomendación oficial de la UE”. Más contundentes en su rechazo han sido los secretarios generales de CCOO y UGT, quienes descalifican el contrato único como “una ocurrencia” del comisario europeo. A juicio de Fernández Toxo, “sería una invitación expresa a las empresas para que optaran por el despido de jóvenes; sería el despido sin causa y gratis”. Méndez aseguró que ese tipo de contrato ya existe en la forma del contrato de apoyo a los emprendedores, que permite el despido sin indemnización tras un año de periodo de prueba.

Rosell se distanció igualmente de las presiones de Bruselas para que España rebaje aún más el coste del despido improcedente. “No es un tema prioritario”, apuntó, “y sí la flexibilidad interna en las empresas y la negociación colectiva”. La reforma laboral suprimió las indemnizaciones por despidos con 45 días por año trabajado y dejó el despido improcedente en 33 días. Según reconoce el Ministerio de Empleo, la indemnización media es ahora de 26 días y la tendencia es a que siga bajando.

Sobre la negociación colectiva, el problema inmediato es el fin de la ultraactividad –la prórroga automática de los convenios mientras se negocia su renovación– el 8 de julio. La CEOE y los sindicatos debaten estos días cómo evitar que tres millones de trabajadores se queden sin convenio. Sobre la mesa hay una propuesta de CCOO y UGT que la patronal parece renuente a aceptar. No obstante, Rosell asegura que va a intentar que ningún empresario “se aproveche de esa situación para hacer cosas que no deben hacerse”, aunque tampoco descartó que haya quien deje pasar el tiempo sin desbloquear la negociación para que decaiga el convenio llegado el 8 de julio.

"No hay dinero para todo"

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El responsable de la CEOE, acompañado por el de Cepyme, Jesús Terciado, y los líderes sindicales, se reunirá el jueves en La Moncloa con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a quien propondrá no un gran pacto nacional como el que reclaman CCOO y UGT, pero sí “un compromiso colectivo… con la calculadora en la mano”.

A su juicio, nadie puede estar en contra de la austeridad y todos apoyan el crecimiento. Pero como “dinero no hay para todo”, se mostró partidario de dar “estímulos concretos a sectores concretos, creadores de empleo”. Aunque también reconoció que en estos momentos “es difícil crear puestos de trabajo, la situación no está para eso”. Sí, en cambio, es tiempo de reformas: “Todas y cuanto antes”. “O reformas o declive”, resumió.

A Rosell no le molestaría, por el contrario, una actuación más “imaginativa y arriesgada” del Banco Central Europeo (BCE), al que instó a emular a la Reserva Federal de EEUU o el Banco de Japón. Ambas instituciones acaban de inyectar cantidades billonarias en sus respectivas economías para estimular el crecimiento. A juicio del presidente de la patronal, la inflación está controlada; por tanto, el BCE debería cambiar sus estatutos para “dedicarse a otras cosas”.

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