Los abusos de la banca

La falta de crédito obliga al Gobierno a buscar canales alternativos para financiar empresas

Las empresas y familias en quiebra crecen un 27%

En España hay 3,1 millones de pequeñas y medianas empresas, según datos del Ministerio de Industria. De ellas, el 95% tienen menos de 10 empleados. Suponen el 80% del empleo del país y lo están pasando mal. Desde el principio de la crisis han desparecido 300.000. No encuentran financiación porque los bancos mantienen cerrado el grifo. Están más preocupados por apuntalar sus balances y pasar los exámenes de solvencia que por ganar dinero asumiendo riesgos. Lejos de ello, invierten el dinero barato que obtienen del BCE en deuda para obtener beneficios sin apenas riesgo. Forzado por la situación, el Gobierno prepara medidas para buscar canales alternativos de apoyo a las empresas.

La situación es delicada. Estudios del Banco Central Europeo recogidos, entre otros, por especialistas como Joaquín Maudos (Funcas) señalan cómo el 23% de las pymes manifiesta que el acceso a la financiación es el segundo de los problemas a los que se enfrentan, solo superado y por muy poca distancia por el de encontrar clientes (27%).

En 2013, aunque se moderó el hundimiento, las empresas que pusieron en marcha procedimientos concursales (quiebras y suspensiones de pago) crecieron un 10,4%, hasta 8.934. Una mortandad elevada.

El ministro de Economía Luis de Guindos, sabe que si en algún sector la recuperación es "incipiente" es en la pequeña empresa. Las cifras así lo muestran. Las pymes "están encontrando dificultades de financiación" explicó Guindos en un acto público. Y sin actividad en las pymes, el desempleo seguirá en tasas "inaceptables" (26%).

Fondos de inversión

En un intento de parchear la situación, el Ejecutivo prepara un anteproyecto de ley para hacer llegar dinero a las empresas. Transpondrá la directiva europea de gestores de fondos de inversión alternativa y mejorará el sector del capital riesgo como fuente alternativa de financiación a la bancaria para las pymes.

La novedad, según Guindos, será la creación de la figura de la entidad de capital riesgo pyme. Serán  gestoras de capital riesgo que dedicarán al menos el 70 % de su inversión a pymes, a las que también deberán aportar asesoramiento y gestión.

La nueva figura se beneficiará de un régimen financiero más flexible para hacer uso de instrumentos como los préstamos participativos y podrán financiar a las empresas con deuda pública.

Alternativa a la banca

"El objetivo", explicó Guindos, "es favorecer un canal alternativo al bancario desde el punto de vista de las pymes que están encontrando dificultades en la financiación bancaria, que era su fuente de obtención de recursos".

Las empresas, en general, se dan de bruces con un sector bancario ensimismado, cada vez más reducido (50 entidades en 2009 y 14 en la actualidad) y dopado por el dinero barato del BCE. Es un sector que no siente presión. A finales del pasado año, el Parlamento Europeo solicitó al BCE medidas de apoyo a las pymes y la entidad que dirige el italiano Mario Draghi se comprometió a estudiar soluciones, entre ellas, la penalización a los depósitos de la banca inoperantes. Pero no ha habido avances.

El crédito a las empresas cayó un 1% en 2010, un 4,2% en 2011, el 7,8% en 2012 y un 8,5% en 2013 (datos del banco de España de noviembre). Es un deterioro muy importante que tiene un gran impacto sobre la actividad y sobre el empleo. Dos terceras partes del empleo del país depende de la actividad de las pequeñas y medianas empresas, precisamente las más afectadas por los cortacircuitos en el flujo de dinero.

Barra libre

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Que no llegue dinero al tejido empresarial no quiere decir que haya falta de liquidez. El Banco Central Europeo (BCE) mantiene abierta la barra libre del dinero para los bancos,

Hasta el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha instado a la banca a "que haga un esfuerzo" por facilitar que fluya el crédito que canaliza el Instituto de Crédito Oficial (ICO). Y es aquí donde surge el problema. Los bancos se quejan de que el ICO, entidad pública empresarial, no arrima el hombro. Proporciona liquidez a las entidades para que éstas presten el dinero a las empresas, pero los riesgos son todos de la banca. Si el cliente al que el ICO presta a través del banco no paga, el banco asume la pérdida.

Los bancos, menos boyantes de lo que aparentan, se ven apurados. Por un lado, el Banco de España aprieta para acelerar su saneamiento, endureciendo las condiciones de refinanciación de los créditos; por otro, la troika impone una vigilancia extrema para sanear sus balances. Y en medio, el Banco Central Europeo (BCE) que facilita liquidez a las entidades a precio de ganga manteniendo la ficción de que ese dinero barato acabará por llegar a las empresas y consumidores.

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