Los abusos de la banca

La morosidad récord en la banca desvela la debilidad del sector pese a las ayudas públicas

El beneficio de las empresas cae un 62,3%

Cuando se pregunta en la banca por la cifra de morosidad, disparada hasta el porcentaje récord del 13,61% el pasado año, la respuesta que se obtiene es siempre la misma: la morosidad, explican, evoluciona en paralelo a la economía, aunque con un cierto decalaje. De esta forma, el récord de 197.045 millones de euros en créditos de dudoso cobro registrados a fin de año, según el Banco de España, serían el reflejo de lo peor de una crisis que empieza a ceder. Cuando se consolide la salida de la recesión, sostienen, se verá también la mejora de la morosidad.

La tasa de mora es importante porque la utilizará el Banco Central Europeo (BCE) en las pruebas de solvencia y resistencia de los bancos que se realizarán este año.

Pero la realidad es que los créditos de dudoso cobro revelan una situación de debilidad preocupante en el sector. Aunque los grandes bancos ganaron en 2013 mucho más que en el ejercicio anterior, hasta multiplicar por cuatro los beneficios (8.400 millones de euros), lo hicieron porque realizaron menos provisiones, porque obtuvieron pluvalías con operaciones extraordinarias y porque ganaron más con las operaciones con deuda pública que les proporcionaron pingües ganancias (en torno a 17.300 millones de euros).

Mientras, el negocio tradicional de la banca, que consiste en prestar dinero con un margen de ganancia, siguió de capa caída. El volumen de créditos se contrajo el pasado año en casi 24.000 millones de euros, hasta 1,45 billones. Los datos del Banco de España mostraban caídas del crédito del 6,6% en la segunda mitad del 2013, con especial impacto para las empresas (por encima del 9%).

Vía expeditiva

Hasta el gobernador del Banco de España, Luis Linde, se ha visto obligado a reconocer que el grifo del crédito no se abre porque el desendeudamiento obligado de las familias y empresas se está realizando por la vía más expeditiva, que no es otra que la contracción del crédito.

Aunque los grandes bancos tratan de diferenciar su situación del desastre, que obligó a intervenir y nacionalizar las cajas de ahorro, su situación no es halagüeña. Se beneficiaron de la creación del banco malo (Sareb, 45% público a través del FROB), que asumió activos inmobiliarios dañados por importe de 51.000 millones; se beneficiaron de las instrucciones del Banco de España para retribuir menos por los depósitos y se han beneficiado de los esquemas de protección de activos (Sabadell, CaixaBank) que garantizan las compras de entidades quebradas. Por supuesto, el conjunto del sector, bancos y cajas, se benefició del rescate bancario que el Gobierno definió como "crédito en condiciones favorables".

Sólo en inyecciones públicas de capital, España es el cuarto país de la UE que ha concedido más ayudas para recapitalizar la banca desde el principio de la crisis en 2008, un total de 60.000 millones de euros incluyendo el rescate. Por delante sólo se sitúan Reino Unido (82.000 millones), Alemania (64.000 millones) e Irlanda (63.000 millones). Los cuatro países representan el 50% del total de apoyo europeo a la banca, según un informe publicado  por la Comisión Europea.

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Debilidad

Pero a pesar de todas las ayudas, el sector está débil, lo que no pasa desapercibido en el mercado. Sólo Bankia y Sabadell han recibido recomendaciones favorables de la mayor parte de los analistas. Para otras entidades, la situación es peor. El Banco Popular, por ejemplo, ha sufrido la rebaja de calificación de su deuda a largo plazo por Standard and Poor´s (a B+ desde BB-), lo que indica  una calidad pobre de la deuda y escasa capacidad de reacción a largo plazo. Malas noticias.

El momento es delicado. En diciembre, la Autoridad Bancaria Europea (EBA) que coordinará las próximas pruebas de resistencia de la banca junto al BCE, colocó a la banca española en el penúltimo lugar por solvencia entre los 64 bancos examinados. Y la OCDE ha echado más leña al fuego al advertir que la banca europea pierde en comparación con la de EE UU y precisará más capital.

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