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Crisis

Bruselas mantiene la alerta sobre las cuentas de España hasta 2016

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ofrece una rueda de prensa en Bruselas.

La lluvia de porcentajes que se derrama cada día sobre el ciudadano se convierte en una cortina que difumina la realidad. Esa cortina se ha utilizado, sin ir más lejos, esta semana en el Congreso. Por ello, conviene estar atento y separar grano de paja, para examinar, por ejemplo, las últimas previsiones macroeconómicas de la Comisión Europea para España. Esas previsiones mantienen la alerta sobre la evolución de las grandes cifras de España hasta 2016 porque estiman que no se cumplirán los compromisos de reducción del déficit al ritmo pactado. 

Bruselas sostiene que el próximo año, cuando España tiene que rebajar el déficit público del 5,8% del PIB previsto para este año al 4,2%, no sólo no se conseguirá el objetivo sino que el desajuste alcanzará el 6,5% del PIB, el mayor de la eurozona por delante de Chipre (6,1%) e Irlanda (4,3%) y muy lejos de los rescatados Grecia (1%) y Portugal (2,5%).

Es cierto que Bruselas, como la troika, como el Gobierno español y como muchos servicios de estudios privados fallan habitualmente en sus previsiones, pero permanecen cuestiones de base, más allá de las décimas. Por ejemplo, hasta qué punto pueden influir las próximas convocatorias electorales, especialmente las generales y autonómicas de 2015, en la recaudación fiscal, el crecimiento y la creación de empleo.

Mejor que en otoño

En lo inmediato, Bruselas ha mejorado las previsiones económicas respecto a las avanzadas en otoño. Cree que mejorará el crecimiento (1% en 2014, en lugar del 0,5% que adelantó en otoño) y 1,7% en 2015. Ha mejorado incluso la estimación de déficit para 2015, que rebaja una décima, del 6,6% al 6,5%.

Pero mantiene la prevención. En su análisis de los planes presupuestarios y planes nacionales de reforma, Bruselas ha pedido a España reiteradamente más esfuerzos para cuadrar las cuentas y situar el déficit en 2016 por debajo del 3% del PIB, algo que parece imposible y que requeriría ajustes por 36.400 millones en tres años.

Ni siquiera en 2013, año de recortes, de rechinar de dientes y de rescate a la banca ha conseguido el Gobierno cuadrar el sudoku macroeconómico. Bruselas ha estimado que donde el déficit debería estar en el 6,5%, ha alcanzado el 7,2%, un 6,7% si se descuentan las ayudas a la banca en el ejercicio, que no contabilizan en el déficit "oficial".

Pero mandan las elecciones y el Gobierno, como ya hizo en su día el ministro de Economía, Luis de Guindos, y esta misma semana el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cree que Bruselas exagera. Las elecciones obligan a hacer gestos para buscar un buen resultado. Y la reforma fiscal que se anuncia, aunque todavía sin muchos datos, escama a las autoridades comunitarias.

Un problema de ingresos

El más claro ha sido el vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia. En una reciente comparecencia pública, Almunia cuestionó una posible bajada de impuestos en España porque el país tiene un problema de ingresos "muy serio y enquistado", y además esos ingresos "no van a volver" porque desaparecieron cuando pinchó la burbuja inmobiliaria.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, pese a todo, está empeñado en vender la rebaja de impuestos que, según ha afirmado, beneficiará a 12 millones de contribuyentes de los 19 millones censados. No ha dado detalles sobre cómo afectará a los ingresos y a lo que se denomina "déficit estructural", una variable en la que se fija mucho Bruselas y que describe la diferencia entre ingresos y gastos al margen del ciclo económico.

El Banco de España ve riesgos para cumplir el objetivo de déficit público

Economistas como David Lizoain (Economistas Frente a la Crisis) han advertido de que "un retorno a un crecimiento modesto no lo puede corregir (el déficit estructural). O se tienen que subir los impuestos o recortar el gasto de manera significativa. Esto no se puede hacer sin dañar el crecimiento".

Son muchos los expertos que creen que las apariencias de mejora pueden llevar a engaño. El economista José Carlos Díez ha explicado que una recuperación sin empleo (Bruselas prevé una tasa de paro del 24,6% todavía en 2015), sin consumo, con salarios e inflación congelada (en torno al 0,2%), con la inversión estancada y con un gran déficit "sigue haciendo a la economía española muy vulnerable a recaídas".

Las advertencias llegan también al crecimiento de la deuda pública, que a finales de 2013 sumaba 961.555 millones de euros (94% del producto interior bruto), la cifra más elevada de la serie histórica que arranca en 1994, según datos del Banco de España. Pese al crecimiento de la deuda, el Gobierno ha preferido destacar el ahorro en intereses que ha supuesto la caída de la prima de riesgo (por debajo de los 200 puntos básicos) y la mejora de la calificación crediticia de los bonos españoles por parte de agencias de calificación que en otras ocasiones fueron muy criticadas.

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