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Energía

EE UU y Rusia declaran la guerra fría del gas

Obama y Putin durante el primer día de la cumbre del G-8.

Rusia y EE UU van a utilizar el gas natural como arma en un nuevo capítulo de "guerra fría" soterrada. La pugna tiene a Ucrania como escenario y el suministro energético de la UE como telón de fondo. Como parte del pulso, la compañía estatal rusa Gazprom ha cerrado el grifo del gas a Ucrania. Para suministrar gas al país, exige el pago por adelantado. Rusia ya cortó el suministro en  2009 y entonces, tembló Europa. Cinco años después hay una circunstancia nueva: el éxito del gas no convencional en EE UU (fracking) está a punto de convertir al país norteamericano en exportador y autosuficiente, lo que cambia muchos equilibrios en la gran partida por los recursos. El corte de gas de Rusia a Ucrania no afecta de forma inmediata a España, muy dependiente del gas de Argelia y cuyas empresas energéticas (Endesa, Iberdrola o Gas Natural) están firmando acuerdos de suministro a largo plazo con EEUU.

Gracias al gas no convencional (fracking), cuyos costes medioambientales aún están por ver, EE UU puede afrontar los conflictos internacionales en los que hay componentes energéticos con un nuevo punto de vista. The New York Times lo definió como la "nueva era de la diplomacia energética estadounidense". Los datos de la Casa Blanca sostienen esa tesis: EE UU alcanzó en 2012 el nivel más alto de producción de petróleo en 15 años y la de gas natural llegó a lo más alto en la historia: En el extremo contrario, la dependencia del petróleo extranjero llegó al punto más bajo en dos décadas.

Suministro garantizado

Con el suministro garantizado, el Departamento de Estado (a través de la Oficina de Recursos Energéticos que dirige un cubano-estadounidense llamado Carlos Pascual) utiliza la energía como una palanca más de la política exterior. Aunque despacio, el Departamento de Energía de EE UU ha comenzado a dar permisos para que las compañías energéticas estadounidenses puedan exportar gas a partir de 2015. La idea de fondo: ayudar a reducir la dependencia de la UE de Rusia y diversificar el aprovisionamiento del Viejo Continente.

Las empresas energéticas españolas han sido de las primeras en acogerse a la nueva estrategia estadounidense. Gas Natural Fenosa, Endesa e Iberdrola han firmado contratos con el grupo texano Cheniere valorados en más de 40.000 millones de euros por los que esta compañía les suministrará gas durante veinte años.

Será una forma de diversificar el aprovisionamiento de gas que, hoy por hoy, en el caso de España, muestra una gran dependencia de los contratos con Argelia. En marzo y abril pasados (datos oficiales de Cores) más de la mitad del gas que llegó a España era argelino cuando el tope legal (Real Decreto 1766/2007) limita a un máximo del 50% el aprovisionamiento de un único país.

Excesiva dependencia

Porque la dependencia excesiva de un único suministrador supone una debilidad peligrosa, según demostraron los cortes de suministro de gas ruso hacia Europa en 2006 y 2009. No está claro si el último cierre de grifo de Rusia a Ucrania afectará a otros países europeos. Pero el riesgo está ahí y la dependencia, también. Países como Lituania,Estonia, Finlandia o Letonia dependen totalmente (100%) de Rusia para su abastecimiento de gas, según datos de Eurogas. Otros como Bulgaria, Eslovaquia, Hungría superan el 89% y dos economías fundamentales como Alemania (37%) e Italia (29%) pueden tener problemas si el gas ruso deja de fluir.

En ese escenario es donde cobra importancia la nueva posición de EE UU y la diplomacia energética que aplica la Oficina de Recursos Energéticos. Esta oficina fue creada en 2011 por la ex secretaria de Estado Hillary Clinton y su función es gestionar lo que el presidente de EE UU, Barack Obama, calificó de "bendición" en un reciente viaje a Bruselas: el gas no convencional procedente del fracking.

En EE UU, el Partido Republicano apura a Obama para que aligere los permisos de exportación hacia Europa y Rusia sienta así que su arma en el nuevo escenario de guerra energética, el gas, pierde fuerza. Pero la administración Obama defiende que incluso sin conceder esos permisos de forma acelerada, ya se notan los efectos de su nueva posición de autosuficiencia. Simplemente, el gas que EE UU deja de importar está disponible para sustituir al gas ruso.

Pulso intenso

El pulso entre Rusia, la UE y EE UU por Ucrania, con el gas como arma destacada, es intenso. El nombramiento del abogado Hunter Biden, hijo del vicepresidente de EE UU, Joe Biden, como consejero de la mayor compañía de petróleo y de gas de Ucrania, Burisma Holdings, es una prueba de ello.

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Analistas del Consejo de las Américas creen que el boom energético de EE UU tiene otros efectos importantes en América Latina ya que la gran potencia participa menos en zonas donde en otras circunstancias no habría dudado en intervenir más directamente, como es el caso de Venezuela. EE UU sigue importando petróleo venezolano, pero las compras no han dejado de caer en los últimos 15 años.

La plena suficiencia energética de EEUU, que la Agencia Internacional de la Energía (IEA por sus siglas en inglés) pronostica en el año 2035, puede alterar profundamente las relaciones internacionales y, por supuesto, las comerciales. La consultora Boston Consulting Group estima que en 2015, EE UU ya tendrá una ventaja en costes de exportación de entre el 5% y el 25% por el abaratamiento de la energía respecto a Alemania, Italia, Francia, Reino Unido o Japón. Una de las consecuencias es que grandes compañías europeas como Royal Dutch Shell, el grupo francés Vallourec o el austriaco Voestalpine están invirtiendo ya en EE UU.

Los cambios en la "diplomacia de la energía" que alienta la técnica del fracking discurren en paralelo a la polémica por las cosecuencias de esa controvertida técnica sobre el medio ambiente. Pero esa es otra historia.

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