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Energía nuclear

Seguridad Nuclear abre la puerta a la reapertura de Garoña por 17 años más

El Gobierno y las eléctricas escenifican el fin del pulso por Garoña

La central nuclear de Santamaría de Garoña, propiedad de las eléctricas Endesa e Iberdrola, no produce electricidad desde diciembre de 2012. Pero que esté parada no significa que no sea útil. La reapertura de la instalación, la más antigua de España (1971), ha servido de moneda de cambio en los pulsos librados entre las empresas y el Gobierno por la reforma eléctrica. Además, la reapertura condicionada de la instalación es un paso más en el plan del Gobierno para ampliar la vida útil de todas las centrales a 60 años. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha abierto la puerta y facilita el plan del Gobierno para que las eléctricas puedan explotar las centrales durante más años.

El Consejo aprobó esta semana un prolijo listado de requisitos que debe cumplir la central antes del 30 de septiembre para seguir tramitando la solicitud de apertura que los propietarios presentaron el 27 de mayo. La solicitud de Nuclenor (propiedad de Endesa e Iberdrola) contemplaba una licencia válida para 17 años. Y esta es la clave. El consejo de administración del CSN rechazó debatir sobre plazos antes de entrar en los requerimientos técnicos, según explican fuentes conocedoras del proceso. El hecho que puede ser interpretado como una aceptación tácita de que la renovación de licencias de las nucleares será por periodos más amplios, de los 10 años habituales a 17. Con la ampliación, la central de Garoña, que comenzó a funcionar en 1971 alcanzaría una vida útil de 60 años. Todo un precedente para el resto de las instalaciones.

Voto en contra

La decisión del CSN no fue unánime. Hubo cuatro votos a favor y uno en contra. La consejera Cristina Narbona, según la información proporcionada por el Consejo, votó en contra y anunció un voto particular. La negativa de Narbona podría estar relacionada, precisamente, con el rechazo del consejo a debatir los límites de la licencia. Ecologistas en Acción, a través de Fracisco Castejón, expresa el convencimiento de que "la clave de la votación en el CSN ha sido precisamente, la ampliación de la vida útil de las nucleares".

Castejón asegura que el proceso de renovación de licencia de Garoña muestra el resultado "de una negociación a cara de perro" entre las compañías eléctricas y el Gobierno que apunta a una solución en los siguientes términos: "las eléctricas mantienen abierta la central de Garoña e invierten en ella, a cambio de que el Gobierno facilite la explotación del conjunto de las centrales a 60 años".

El portavoz oficial del CSN no valoró lo sucedido en el la reunión del consejo y se remitió al comunicado oficial. No obstante, otras fuentes del CSN señalaron que el asunto de los plazos y licencias no formó parte del debate de la reunión.

La postura de Endesa e Iberdrola a través de su participada Nuclenor quedó clara en el momento de solicitar la renovación por 17 años.  El plazo, explicó Nuclenor (la participada que explota Garoña) "es necesario para hacer viable el proyecto y proporcionaría la estabilidad y certidumbre adecuada para acometer las inversiones precisas".

Centrales amortizadas

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"En realidad" asegura Castejón "las eléctricas tratan de asegurar un negocio que consiste en seguir explotando más allá de los 40 años centrales que ya están amortizadas y que tienen costes variables muy bajos". Ese negocio estaría basado en los llamados windfall profits (beneficios caídos del cielo) que cuestionan expertos como los de Economistas Frente a la Crisis. Natalia Fabra, miembro de la asciación estima que las eléctricas ingresan anualmente entre 2.000 y 3.000 millone sde euros de sobrerretribución por las centrales nucleares e hidroeléctricas.

La polémica sobre la vida útil de las centrales nucleares está alimentada por la ausencia de una norma que fije límites. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero llegó a plantearlo en la Ley de Economía Sostenible, pero la iniciativa no prosperó. El límite de 40 años que se consideraba razonable para la mayor parte de las instalaciones se ha superado en EE UU. El argumento es que con inversiones adecuadas, las centrales pueden funcionar muchos más años (hasta 60 en los nuevos planes). En España, desde finales de los 90, las licencias de las instalaciones nucleares se han ido renovando de 10 en 10 años. Ahora, Garoña puede suponer el gran salto. Ibedrola lo llegó a solicitar por carta.

Garoña es una de las seis centrales (con ocho reactores) con que cuenta el parque nuclear, que produce en torno al 19% de la electricidad y supone un 7% del total de la capacidad de generación instalada en el país. Las licencias de las centrales en funcionamiento tendrán que ser renovadas entre el 2021 y el 2028. La primera que vence es Almaraz (Almaraz I en 2021 y Almaraz II en 2023); siguen Ascó I (2023) y Ascó II (2025); Vandellós II (2027); Trillo (2028) y Cofrentes (2034).

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