LAS TARAS DEL MERCADO LABORAL

La recuperación y las subvenciones no consiguen que los contratos indefinidos superen el 6,9%

La recuperación y la tarifa plana no cierran la brecha entre contratos temporales e indefinidos

Las cifras del paro registrado de julio confirman lo poco que ha cambiado el mercado de trabajo pese a la “revolución” que, según la ministra de Empleo, Fátima Báñez, ha provocado su reforma laboral. Al menos, en lo que ha determinados vicios estructurales se refiere. Ni el abaratamiento del despido ni la tarifa plana de cotizaciones para los contratos indefinidos consiguen acabar con la llamada dualidad del mercado de trabajo. El pasado mes de julio los contratos indefinidos sólo representaron el 6,93% de los contratos firmados, el porcentaje más bajo del año. En junio era del 7,26%. En abril llegó a su máximo anual, aun así un raquítico 9,46%.

Estos datos repiten una constante que refleja el carácter tozudamente estacional del empleo en España. La contratación sube –y el paro baja– durante la temporada alta del turismo porque aumentan los contratos temporales. En julio se firmaron sólo 114.071 contratos indefinidos, frente a 1,53 millones de temporales. Y los temporales crecieron más del doble que los indefinidos respecto al mes anterior: un 8,70% frente a un 3,46%. Hace un año, en julio de 2013, los indefinidos equivalían al 6,39% de los contratos, tras haber alcanzado un máximo anual del 10,11%.

Es decir, la tendencia apenas se corrige. La tasa de rotación –el número de contratos por trabajador– era de 1,31 en julio de 2013. Un año después es superior: 1,34. La tarifa plana de cotizaciones, pensada para estimular la contratación indefinida, apenas ha conseguido rebajar unas décimas, de un año a otro, la relación entre fijos y temporales. La dinámica no se altera. De los 16,74 millones de afiliados a la Seguridad Social registrados de media en julio, 12,62 millones, el 75,48%, pertenecen al sector servicios. Y de éstos, 3,31 millones trabajan en el comercio y la hostelería. Son los sectores que crean empleo, pero éste es temporal y a tiempo parcial por la concentración de los picos de actividad en los meses de verano. En julio, la hostelería y el comercio sumaron 77.837 nuevos cotizantes a la Seguridad Social, el 85,3% de los nuevos registros; la industria se quedó en 12.158.

Lo mismo puede decirse si la lupa se coloca en las cifras del paro registrado: de las 29.841 personas que se dieron de baja en las listas del antiguo Inem el último mes, 12.518 correspondían a trabajadores del sector servicios, el 42%.

Menos trabajo, más repartido, más subvencionado

A su carácter mayoritariamente temporal, el trabajo en el comercio y la hostelería añade a los contratos otra tara: la precariedad. En julio también crecen más los contratos temporales a tiempo parcial que los de jornada completa. Los primeros crecen un 5,68% y los segundos, los más frágiles y con peores sueldos y condiciones, más del doble, el 14%. Igualmente aumentan más los temporales por horas, un 9,9%, que los de tiempo completo, un 7,69%, si la comparación es anual.

También los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA) corroboran la permanencia –o agravamiento– del modelo: se han perdido 3,87 millones de horas respecto al segundo trimestre de 2013, un 0,7%, casi el mismo porcentaje en que ha crecido el número de ocupados, un 0,8%. Es decir, hay menos trabajo y se está repartiendo entre más personas. Ese aumento de ocupados, confirma la EPA, se ha producido básicamente en los servicios: 206.300 ocupados más en un año. Los demás sectores han perdido empleo en el primer semestre.

Para corregir esta segmentación del mercado de trabajo –contratos temporales y precarios, frente a indefinidos y con garantías–, el Gobierno ha optado por subvencionar a los empresarios, que pagarán sólo 100 euros a la Seguridad Social por contingencias comunes si emplean a una persona a jornada completa. Si la despiden en el primer año, deberán devolver el 100% de la bonificación, si la echan el segundo, la mitad, y si lo hacen el tercero, sólo el 33%.

Al mismo sistema ha recurrido el Gobierno para estimular la contratación indefinida de los jóvenes, precisamente el colectivo que más dificultades tiene para acceder a un trabajo estable. El pasado 4 de julio anunció una bonificación de 1.800 euros durante seis meses por cada joven empleado con carácter indefinido que suponga un aumento de la plantilla. En este caso, el empresario no tiene que devolver la ayuda si a ese joven, en principio indefinido, lo despide a los seis meses. Además, la bonificación puede sumarse a la tarifa plana antes descrita.

La culpa, ¿de la estructura productiva o de las leyes laborales?

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Aun así, la brecha entre temporales e indefinidos se mantiene. Economistas y expertos en el mercado laboral llevan años poniendo en tela de juicio la eficacia de subvencionar contratos. En concreto, aseguran que el contrato indefinido subvencionado dura sólo lo que dura la subvención. “Los contratos indefinidos en España son cada vez menos indefinidos, resultan más bien de duración indeterminada, desde luego no permanentes”, explica Inmaculada Cebrián, una de las autoras de un estudio sobre la bonificación de los contratos que el profesor de la Universidad de Alcalá de Henares Luis Toharia dirigió en 2007.

A su juicio, la causa de la inestabilidad de los contratos se halla en la estructura productiva y sectorial de la economía española, en el mayor peso de los servicios, el turismo, el comercio y la hostelería, que priman el recurso al contrato temporal. Aunque no todos los expertos están de acuerdo.

Por el contrario, los de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) llevan casi una crisis defendiendo el contrato único como la solución perfecta para acabar con la dualidad del mercado de trabajo. Frente a las medidas a corto plazo, de efecto inmediato del Gobierno –la tarifa plana, por ejemplo, tiene fecha de caducidad: diciembre de este año– y que termina pagando el contribuyente, Fedea cree necesario cambiar una legislación laboral que considera obsoleta y rígida. Y crear un contrato indefinido, aunque con una indemnización igual a la que ahora tienen los temporales –12 días por año trabajado–, que aumentaría con la antigüedad. Una opción que apoya la CEOE, rechazan los sindicatos y el Gobierno ha rehusado apoyar hasta el momento.

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