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Frenazo en la eurozona

La industria europea pierde fuelle y lastra la lenta recuperación de la economía española

Robots y rentas

Cada mes, desde el año 2008, la empresa Markit Economics realiza una encuesta mensual en los países de la eurozona para radiografiar la marcha de las principales empresas de los sectores manufactureros y de servicios. De la encuesta resulta un índice (Purchasing Managers Index, PMI) que en España utiliza a menudo el ministro de Economía, Luis de Guindos, para explicar que el futuro económico será mejor que el presente. En esta ocasión, sin embargo, el ministro lo tiene más dífícil. El índice PMI de agosto revela que la actividad industrial de las economías centrales, Francia y Alemania principalmente, está congelada. Una mala nueva para el lento -y confuso- proceso de recuperación de la economía española.

En concreto, la actividad manufacturera de la eurozona experimentó en agosto el ritmo de expansión menos fuerte desde julio de 2013. El indicador PMI se situó en 50,7 puntos desde los 51,8 del mes anterior. Una lectura del indicador PMI superior a los 50 puntos básicos indica expansión de la actividad en el sector, mientras que una lectura inferior a este umbral -lo que sucede en Francia e Italia- supone contracción. La eurozona en su conjunto, por tanto, roza la zona de peligro.

En agosto, según el informe de Markit, las empresas registraron unos incrementos más lentos tanto de los nuevos pedidos como de los pedidos para exportaciones. Es un hecho que alimenta aún más el debate sobre la oportunidad de que sean introducidos nuevos estímulos monetarios y fiscales para reactivar el crecimiento.

A duras penas

En España, la actividad manufacturera mantiene el tipo, aunque a duras penas. En agosto, el índice que mide Markit se situó en 52,8 puntos, 1,1 puntos menos que en julio. Supone el dato más flojo desde abril, aunque es mucho mejor que los registrados en Alemania (51,4), Italia (49,8) o Francia (46,9), que suponen mínimos que oscilan entre los 11 meses de Alemania y los 15 de Francia.

Andrew Harker, economista de Markit consultado por Europa Press, destacó que en el caso de España, el indicador PMI contiene aún elementos positivos. Por ejemplo, explicó, el incremento registrado en agosto de los nuevos pedidos fue el más rápido desde abril de 2007, mientras que el empleo en el sector manufacturero acumuló su octavo mes consecutivo en positivo, aunque la creación de puestos de trabajo aumentó sólo ligeramente.

Economistas como José Carlos Díez o Alejandro Inurrieta han cuestionado en sus blogs e intervenciones públicas las contradicciones de los datos registrados en la Contabilidad Nacional del segundo trimestre pese a que el Gobierno los utiliza para justificar el optimismo oficial. En este sentido, ayer mismo, en una entrevista realizada por Onda Cero, la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría rechazó que el Ejecutivo peque por exceso al valorar la recuperación: "Llevamos cuatro trimestres en crecimiento positivo. Se está creando empleo después de 23 trimestres consecutivos de destrucción de empleo. Es un cambio de tendencia que hay que afianzar", señaló.

Las contradicciones

La confusión no ayuda, sin embargo. Inurrieta, por ejemplo, ha destacado en un reciente artículo que mientras el PIB crece un 0,5% hasta junio, las horas trabajadas caen (un 0,8%), lo que supondría un llamativo avance del 3,5% en la productividad de los empleados cuando la mayor parte del trabajo que se crea es en sectores, como la hostelería y el turismo, con bajo valor añadido.

"¿Cómo es posible que concentrando la actividad y la creación de empleo en  sectores de baja productividad, la productividad por hora trabajada en España supere a Corea y a Estados Unidos? Parece más razonable que todo sea un error de medición del PIB real", asegura Díez por su parte.

Sea un error de medición o no, lo cierto es que los indicadores dibujan un proceso de recuperación lento y confuso. Se compran más coches, se consume más cemento o electricidad y los consumidores parecen tener más confianza en el futuro. Pero la compra de coches, sostienen economistas como Díez, apenas aporta al crecimiento del PIB (la mayoría son importados); el cemento se destina a obra pública más que a la construcción de vivienda y la confianza del consumidor, aunque ha mejorado según el CIS, todavía es malo (88,9 puntos en julio).

El consumo eléctrico

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Red Eléctrica de España (REE), por su parte, sostiene que el consumo eléctrico en el último año ha crecido un 3,1%, lo que avala la tesis de la recuperación económica, si bien con sorprendentes descensos en el consumo del sector servicios (2,1% de caída en el año).

La conclusión, tras el repaso de los índices más significativos, es que las exportaciones de bienes están estancadas en 2014 y la única actividad que aguanta el tipo es el turismo. Pero los próximos meses no son los mejores para esta actividad, lo que se reflejará sin duda en la cuenta de ingresos y gastos de una economía con una deuda pública creciente (100% del PIB).

Funcas, la fundación de las cajas de ahorro, resume la situación así: "En definitiva, aunque los datos económicos siguen apuntando a que la recuperación sigue en marcha, existe un riesgo muy importante de debilitamiento e incluso estancamiento si la economía europea –y de los países emergentes- no remonta pronto el vuelo".

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