Desigualdad económica

Las grandes empresas reparten en beneficios tanto como el Estado gasta en desempleo

Los ejecutivos del Ibex sumaron al salario anual 181 millones por pensiones y dividendos en 2013

La crisis arrecia, pero a las grandes empresas les va bien. Caen los salarios pero aumentan los beneficios. La Bolsa sube -está en máximos de los últimos años- y la función continúa. Las empresas cotizadas van a repartir este año casi 30.000 millones de euros en dividendos (efectivo y acciones). La cifra equivale al gasto previsto en los Presupuestos Generales del Estado 2014 para atender el desempleo, 29.727 millones de euros; ronda lo que España paga por intereses de la deuda pública; triplica las devoluciones de Hacienda en la campaña de renta (10.725 millones) y supone el 65% de lo que el país gasta en Educación: 45.684 millones de euros, según datos del Ministerio de Wert. 

Hasta agosto, las empresas cotizadas han repartido 21.492 mllones de euros, según datos de Bolsas y Mercados, y este mismo mes Endesa, propiedad de la italiana Enel (92%), ha anunciado el reparto de los 8.252 millones que ha obtenido con la venta de activos de la compañía. Será un dividendo de 7,8 euros por acción, un récord en la Bolsa española, que supera a los principales mercados de renta variable en rentabilidad por dividendo.

Desde el inicio de la crisis, en el año 2008, las empresas cotizadas, siempre según los datos de Bolsas y Mercados, han repartido entre los accionistas 193.717 millones de euros. La cifra impresiona. Bastaría para pagar más de un año todas las pensiones (el gasto presupuestado para pensiones en 2014 es de 127.483 millones).

Buenos resultados

Este año, los resultados animan a seguir con la tradición de generosidad. Hasta junio, las empresas del índice Ibex  35, la crema de las empresas cotizadas, ganaron en conjunto más de 15.400 millones de euros, un 11,11% más. Las cotizadas, a pesar de la crisis, han preferido el reparto a la reinversión de beneficios. Manda el corto plazo. En plena crisis, pese al coste y la dificultad de acceso a la financiación externa, la mayor parte de las empresas han seguido repartiendo ganancias, en algún caso por encima del 50%. 

La propensión a la "generosidad" y al carpe diem provocó que el Banco de España, empujado por "recomendaciones" del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la OCDE instara a la banca española el pasado año a contener el reparto de dividendos y limitarlos al 25% del beneficio neto consolidado.

Bolsas y Mercados (BME), el operador de todos los mercados de valores y sistemas financieros en España -cotiza en Bolsa-, señala en sus informes que "la rentabilidad por dividendo en España se sitúa consistentemente por encima de otros mercados bursátiles desarrollados como el norteamericano, el alemán o el francés". Pero no sólo en época de bonanza. Ha sucedido, explica BME, "entre los años 1990 y 1997 y de nuevo en la crisis 2007-2013. Desde 2006, un año antes del estallido, las empresas cotizadas han situado su nivel de remuneración total al accionista por encima de los 20.000 millones de euros.

El valor de la acción

El reparto de beneficios en época de dificultades anima un debate ya clásico sobre dónde deben ir los beneficios obtenidos, sobre la cuantía del dividendo y sobre quién y cómo decide su reparto. Los dividendos, explican expertos como María Gutiérrez Urteaga (Universidad Carlos III) y Maria Isabel Sáez Lacave (Universidad Autónoma de Madrid) determinan entre otras cosas el valor de las acciones y el valor de la propia empresa. El porcentaje del beneficio neto que se reinvierta o se reparta un año influirá en el tamaño de la caja en el presente y el futuro.

La tentación de manejar la política de dividendos en beneficio de quienes controlan las empresas es tan evidente como grande. En palabras de las autoras mencionadas, "existe un conflicto inherente de intereses entre los insiders que controlan la sociedad y los inversores externos con respecto a la política de dividendos preferida, y la evidencia empírica muestra que los accionistas mayoritarios están utilizando la política de dividendos para expropiar a los accionistas minoritarios".

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El caso de Endesa

Una operación en marcha, el traspaso a la italiana Enel de los activos en América Latina de su filial Endesa (Enel controla un 92% de la eléctrica ) puede ilustrar la importancia del dividendo para "engrasar "operaciones. En esencia, la operación -previa a una futura oferta de acciones en Bolsa de Endesa-  ha sido así: la matriz italiana Enel ha comprado activos de la filial por 8.252 millones y recuperará prácticamente la inversión con la autorización de un dividendo récord en España de 7,9 euros por título. Al controlar el 92% de las acciones le corresponden 7.600 millones del dividendo. Una operación redonda.

La política de dividendos como herramienta al servicio no tanto de las empresas como de sus dirigentes -explica William Lazonick en la revista Business Harvard Review-, ha perjudicado la inversión. Lazonick destaca que entre 2003 y 2012, 449 empresas de las 500 que componen el índice Standard & Poor's utilizaron el 54% en comprar sus propias acciones y el 37% para pagar dividendos, lo que dejó poco para invertir en nuevas capacidades productivas o elevar salarios.

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