PRESTACIONES DE DESEMPLEO

Las ayudas a los parados han perdido en cuatro años nueve puntos de poder adquisitivo

Una cola de parados a las puertas de una oficina de empleo en la Comunidad de Madrid.

Mucho menos conocido que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y mucho más maltratado. El IPREM (Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples) fue creado en 2004 para desligarlo del SMI y utilizarlo como referencia para calcular la cuantía de subsidios, ayudas y becas. Si el salario mínimo ha sufrido dos años de congelación y subidas mínimas del 0,6% en 2013 y del 0,5% en 2015del 0,5% en 2015, el IPREM lleva congelado desde 2010: 532,51 euros mensuales. Desde entonces la inflación ha subido un 9,3%. Esa pérdida de más de nueve puntos de poder adquisitivo no es insignificante. Porque del IPREM depende la cuantía de la prestación de desempleo contributiva mínima, así como del subsidio y la Renta Activa de Inserción (RAI) en un país con cifra récord de parados. 

Si la comparación con el IPC se retrotrae a 2004, la fecha de creación de este indicador, la pérdida es aún mayor. El IPREM sólo ha aumentado en 72 euros –se fijó inicialmente en 460,5 euros–, un 15,6%, mientras que la inflación ha crecido en estos 11 años un 27,7%. La pérdida equivale, por tanto, a 12,1 puntos.

En comparación, el Salario Mínimo Interprofesional ha subido muy poco, un 2,1%, mientras el IPREM permanecía congelado. Desde 2004, el SMI ha engordado 188,1 euros al mes, un 40,8%, muy por encima de la inflación. Aun así, el salario mínimo español continúa siendo de los más bajos de la Unión Europea. En Francia es de 1.445 euros al mes, en Luxemburgo, el más alto, de 1.921 euros.

El 80% del IPREM, el mínimo para prestaciones y subsidios

Si ese desfase ha afectado a los salarios de los activos, los desempleados también han sufrido la depreciación. La cuantía mínima de la prestación contributiva equivale al 80% del IPREM, aumentado en una sexta parte, si el parado no tiene hijos. Son 497,01 euros. Si tiene un hijo o más, sube al 107% del indicador, por lo que suma 664,75 euros. También sirve el IPREM para calcular las prestaciones máximas: el 175% del indicador si el desempleado no tiene hijos. El 225% si tiene más de dos: 1.397,83 euros.

El subsidio, la ayuda que reciben los parados cuando agotan la prestación contributiva, debe ser el 80% del IPREM, por lo que lleva congelado en 426 euros desde 2010. Otro tanto ocurre con la Renta Activa de Inserción (RAI), la que cobran los desempleados de larga duración mayores de 45 años, de idéntica cuantía.

Aparte se encuentran las ayudas del Plan Prepara –para quienes hayan agotado el resto de los subsidios previstos–, que ascienden a entre 400 y 450 euros al mes, dependiendo de si el parado tiene cargas familiares o no, durante sólo seis meses y a cambio de pasar por un programa de recualificación profesional.

Cada vez menos gasto público en las prestaciones y subsidios

El gasto del Estado en prestaciones y subsidios por el desempleo no ha dejado de caer en los últimos años de crisis, pese al aumento del número de parados. La reducción de la prestación contributiva a partir del séptimo mes de cobro –del 60% al 50% de la base reguladora–, decretada por el Gobierno en julio de 2012, y las restricciones para percibir el subsidio –aumento de la edad desde los 52 a los 55 años, se utilizan los ingresos de toda la familia en lugar de sólo los del beneficiario para hacer el cálculo– han encogido el volumen de las ayudas públicas a los desempleados. Un tercer factor que ha empujado en la misma dirección es un IPREM congelado.

De este modo, el gasto medio por beneficiario de la prestación ha caído un 15,37% desde enero de 2010 hasta noviembre de 2014, último mes del que el Ministerio de Empleo facilita datos. Si entonces el Estado se gastaba 938,3 euros al mes por perceptor de la prestación contributiva, ahora sólo emplea 802,5 euros, 145,8 euros menos.

Si a estos datos se le suma el trasvase de parados con prestación a parados con subsidio, provocado por el alargamiento de la crisis y la imposibilidad de encontrar un nuevo empleo, el abaratamiento de la factura del paro para el Estado ha sido notable. En enero de 2010 el gasto mensual alcanzaba los 2,29 millones de euros. En noviembre de 2014, era de 1,92 millones. También se ha reducido el número el número total de quienes cobran prestaciones y subsidios. De los 3,16 millones de parados a sólo 2,46 millones. De tal forma que el porcentaje de los desempleados que perciben ingresos públicos se ha desplomado del 80,9% hace cinco años al 57,8% el pasado noviembre. También ha caído considerablemente el número de parados que reciben las prestaciones en comparación con quienes ingresan subsidios, congelados además en 426 euros desde 2010: los primeros ascendían a 2,21 millones, el 55,14% de los desempleados; hoy son el 42,10%, 1,25 millones.

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Nueva ayuda, también de 426 euros

El pasado diciembre el Gobierno acordó con UGT, CCOO y la CEOE crear una nueva ayuda para los parados de larga duración. Pese a que los sindicatos habían pedido inicialmente que su cuantía pudiera alcanzar hasta los 480 euros mensuales, al final se ha quedado en 426, idéntica cuantía que el subsidio y la Renta Activa de Inserción. Para cobrar esta nueva ayuda, el beneficiario debe haber agotado seis meses antes el resto de los subsidios existentes, llevar un año en el paro y tener cargas familiares.

En este capítulo el Gobierno prevé gastarse 850 millones de euros este año y 182 millones hasta abril de 2016, la fecha en que se extinguirá la ayuda. Para entonces, la habrán cobrado 403.795 desempleados, según los cálculos de la memoria económica del decreto-ley que creó la ayuda, informa Europa Press.

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